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ARTE

Los retratos de Pepe Castro: Ángel Felpeto

Los retratos de Pepe Castro: Ángel Felpeto

POR MARÍA JOSÉ MUÑOZ

Ángel Felpeto (San Juan de Alba, Villalba, provincia de Lugo). 63 años. Profesor jubilado. Vicealcalde y concejal de Cultura de Toledo. Posa en el estudio del fotógrafo con los mismos ojos ávidos de saber de cuando era un niño que escuchaba atento a la maestra en su aldea natal, los brazos cruzados sobre el tosco pupitre de madera. Y bien que siguió los consejos de doña Mercedes cuando ésta batallaba con los alumnos más traviesos, estudiad, formaos, no os quedéis aquí arando, como vuestros padres.

De eso hace más de medio siglo. Ahora, su correcto atuendo es el uniforme cotidiano de un hombre que ha dedicado una década de su vida a la cosa pública, primero en la administración educativa, más tarde en la política municipal.

Pero no es un político al uso. Si Aristóteles le hubiera conocido, nunca habría generalizado con que «el hombre, por naturaleza, es un animal cívico...». Él sí parece serlo, llevar grabado en el código genético el sentido de lo bueno y lo malo, de lo justo y lo injusto. Seguro que lo heredó de su abuelo Ángel, aquel hombre analfabeto que —asegura—, «me lo enseñó todo» cuando lo acompañaba de rapaz a los pastos con el ganado; a respetar a los maestros, a los mayores, a no perderse ni un solo día de escuela, a ser responsable en el trabajo, a saludar siempre con un amable buenos días...Aunque él puso mucho de su parte, como ese contar ¡solo hasta tres! y enfadarse «para adentro» en aras de la paz y la concordia.

Ahora que deja de ser concejal, para pena del alcalde y de muchos toledanos, recuperará todas las horas para ver crecer a su nuevo nieto, el cuarto, y será un abuelo —lo es ya— como deben ser los buenos; si hasta recuerda su imagen al Gepetto amoroso del Pinocho de madera sobre el regazo. Eso sí, echará mucho de menos a esos otros nietos suyos, los niños de los colegios de la ciudad que visitan el Ayuntamiento y son recibidos por un hombre que trata de adiestrarles en el recto comportamiento ciudadano.

Como cuando les pide que miren hacia los famosos versos de don Diego Gómez Manrique, colgados en el zaguán: «Nobles discretos varones que gobernáis Toledo...», y les conmina a no olvidarlos, a llevárselos al colegio, y a que cuando oigan hablar mal de los políticos sepan que la mayoría trabaja por el bien de todos. «Por los comunes provechos, dexad los particulares».

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