«Nos gusta estar en los pueblos y ciudades, pero sobre todo volcados con el cliente»

De nuevo el Consejo presenta a la Asamblea un balance de gestión favorable, algo que parece fácil a tenor de lo visto en los años anteriores, pero imagino que tendrá sus dificultades...

Si fuera sencillo lo haría cualquiera, pero la realidad es que fácil no resulta, y menos en un entorno complejo a nivel de tipos de interés históricamente bajos, en negativo, lo cual complica mucho la generación de ingresos en el sector financiero. Nosotros apostamos en un determinado momento por la presencia, por las personas, por elcliente, pero no de boquilla, sino en realidad. Y optamos por ser omnicanal, por tener sucursales, que es lo que cada vez menos tienen las entidades financieras. Tenemos una estrategia clara, que es el cliente, al que hay que dar el mejor servicio. No he escuchado a nadie que se alegre de que le cierren una sucursal. Por eso lo que nosotros hemos hecho es abrir muchas oficinas en estos años, de forma prudente,empleando los recursos con los que contábamos de la forma más eficiente posible. Al final, el resultado es lo que tenemos encima de la mesa: un ejercicio muy bueno en un entorno normativo y de regulación muy duro, con una cantidad de cambios enormes a los que hay que adaptarse, y eso supone además ingentes inversiones para ajustarnos a los nuevos requerimientos.

¿Y todas esas normas son necesarias realmente?

Doctores tiene la Iglesia, y en este caso profesionales tienen las autoridades de regulación del sector financiero que actúan para lograr una mayor transparencia de las entidades financieras y también una mayor tranquilidad para el cliente. Muchas entidades han sufrido el riesgo reputacional por sus actuaciones, y el sector financiero en general siempre parece en los últimos años que tenemos encima una espada de Damocles. Pero siempre tengo que partir una lanza porque hay entidades que no hemos recibido ni un solo euro de ayudas públicas de nadie, sino al contrario: hemos contribuido mucho a través del Fondo de Garantía de Depósitos y otros instrumentos para salvaguardar el sector financiero. Por tanto, nosotros hemos hecho bien nuestro trabajo.

¿Cuáles son las líneas rojas que Eurocaja Rural no puede traspasar en su gestión para dar estos resultados?

Las de hipotecar el futuro para vivir el presente...

¿Y eso es lo que ha pasado en otras entidades?

Creo que sí. El problema es que la sociedad en el único número en el que se fija es en el de los beneficios, y yo creo que el que tengas gasolina hoy no implica que el día de mañana no te quedes sin ella y no llegues al siguiente pueblo o ciudad. Es importante el futuro, por eso hay que guardar en las épocas de bonanza y cuando te va bien, para pasar los momentos de dificultad o crisis, ya que no estamos exentos de que puedan ocurrir en el futuro. A nosotros lo que nos gusta ser es prudentes. E insisto en ello: la prudencia es una estrategia que no brilla, pero que haciéndola perdurar en el tiempo es poderosísima. Esto se ha visto en nuestra entidad, y eso es lo que no vamos a traicionar. Nos gusta estar en los pueblos y ciudades y estar volcados en el cliente. Uno de los datos que presentamos, y que a lo mejor no tiene tanta importancia como el beneficio, es el que apunta que somos la única entidad financiera que existe en 45 localidades. Eso lo que significa es que la gente tiene y quiere un servicio humano. El problema es traicionar esa humanidad a cambio de beneficios, cerrar oficinas o despedir gente en pos de una cuenta de resultados mucho más brillante. Por desgracia, eso es lo que se ha producido en el sector financiero en estos años pasados. Pero en Eurocaja Rural tenemos muy claro que no vamos a traicionar al cliente ni a nuestra misión, que es servir de soporte financiero al mundo rural.

De todos los datos del balance del ejercicio 2018, ¿a su juicio cuáles son los más relevantes?

Los clientes. Una empresa o entidad que crece en clientes es una entidad viva y sana. Por eso en un ejercicio complejo, crecer en 28.000 clientes es un buen dato, el mejor. Se ha crecido en balance, en inversión, en operaciones concedidas, en recursos gestionados; ha bajado nuestra morosidad y subido nuestra cobertura; nuestros recursos propios cada vez son más solventes y hemos crecido en 23 oficinas nuevas... Pero lo importante es que 28.000 nuevas personas han pisado una oficina de Eurocaja Rural, y ya forman parte de esta gran familia. Y además se sienten queridos porque se sienten cuidados, después de haberse sentido abandonados en otros sitios en los que se les prometió algo que no se cumplió. Muchas empresas están en el cementerio porque traicionaron esos principios y no tuvieron alma. Aquí debemos cumplir con nuestra propuesta de dar valor al cliente.

¿Cómo definiría el director general al ahorrador medio de Eurocaja Rural?

Nosotros somos una banca de muchos pocos. Muy pegada al territorio e implicada social e institucionalmente en los pueblos y ciudades donde estamos. Y es ahí, en los pequeños y medianos ahorradores, donde una cooperativa de crédito como es Eurocaja Rural tiene su fuerza.

Es llamativo el crecimiento en la concesión de hipotecas. ¿Significa eso que la construcción repunta?

Se está empezando a mover algo, y lo que sí es cierto es que hemos dado muchas operaciones hipotecarias batiendo el récord histórico de la entidad. Lo mismo que la inversión crediticia, con más de mil millones de euros concedidos en operaciones. Eso también significa que Eurocaja Rural ha llegado a territorios donde hay un gran dinamismo económico, con más presencia en la Comunidad de Madrid o en la Comunidad Valenciana, al igual que en nuestros territorios de origen.

¿No se echa en falta dentro de Castilla-La Mancha algún proyecto económico o industrial importante?

Siempre se echa de menos en todas las regiones. En esta tiene mucha fuerza el sector primario y además tiene cada vez más futuro. Esa agricultura y ganadería que se transforma en una industria agroalimentaria en nuestra región, acompañada de un sector servicios también muy fuerte, además del sector industrial, se debe ir reforzando. ¿Todos deseamos tener más industria en nuestros territorios? Evidentemente. Pero una cosa es el deseo y otra la realidad. Creo que sí hay iniciativas para mejorar nuestro sector secundario, y en las que podamos apoyar como financiador, allí estaremos.

¿Hasta dónde va a llegar esa especie de conquista de la Comunidad Valenciana?

Hablar de conquista no me gusta. Nuestra obligación es tener presencia y llevar un modelo financiero diferente a lugares que han sido abandonados por la banca. A día de hoy tenemos una presencia de 27 oficinas entre sucursales y agencias, y pretendemos seguir expandiéndonos por aquellas tierras, ya nuestras. Pero siempre con la prudencia y el saber hacer que nos caracteriza.

¿Qué diferencias han percibido entre Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana?

En esta última hay más dinamismo a nivel de inversión crediticia, más solicitudes de operaciones de financiación. También hay un tejido empresarial muy poderoso. Por eso queremos tener presencia en nuevos territorios con un servicio financiero absolutamente diferente.

¿Es un servicio más urbano o rural?

Hay de todo. Hay un sector primario muy fuerte en zonas de interior como Alicante, pero también en Valencia y Castellón. Asimismo, hay un tejido empresarial muy reconocido y con ganas de invertir, mejorar y progresar, cosa que también existe en nuestra región. Y en Madrid ya ni le cuento.

Estos días se ha conocido que el 50 por ciento de los pueblos de la región no tiene ningún banco, y por otro lado desde el ámbito político en comunidades como esta se habla mucho de la despoblación. En el caso de Eurocaja Rural parece que tienen claro el apoyo para evitarlo ¿no?

Precisamente tener sucursales financieras como única entidad de referencia en un montón de pequeños pueblos vertebra el territorio y fija población. Eso es ruralismo. Ahora a determinadas personas se les llena la boca hablando de abandono del mundo rural, y se acuerdan ahora... Pues que se hubieran acordado antes, porque los pueblos llevan ahí olvidados mucho tiempo y nosotros llevamos defendiendo y apostando por ellos desde siempre, porque nuestras raíces están ahí. Hay servicios que se tienen que llevar a estos pueblos pequeños y medianos, mejorar las infraestructuras de comunicaciones y telecomunicaciones, de servicios sanitarios... eso es importante en general en España. Hay que cuidar del mundo rural porque la despoblación nos preocupa mucho.

¿Está Eurocaja Rural internamente en estos momentos en un periodo de calma en su estructura, o puede haber algún nombramiento o cambio próximamente?

Como se sabe, Eurocaja Rural ha tenido la renovación de parte de su Consejo Rector, que los socios aprobaron en noviembre de 2018, y eso significa que los consejeros vienen a servir a la Caja y no a servirse. Lo que podemos hacer es agradecer sus servicios a todos los que han pasado por el Consejo Rector. y motivar a los nuevos para que aporten lo máximo. Luego a nivel ejecutivo la Caja evoluciona constantemente. La gente ya sabe que soy inquieto y que me gusta cambiar cosas. Que la entidad está en un periodo de estabilidad no implica que no se hagan cosas, pero teniendo siempre presentes premisas como la seguridad y la solvencia. Aquí estamos cambiando permanentemente. Esa evolución que a mí me gusta la practicamos a nivel de organigramas, organización interna, de distribución geográfica... creo que eso es magnífico y por eso nadie puede estar dormido. La autocomplacencia está prohibida en Eurocaja Rural.

La función social que tiene también la entidad, ¿va creciendo? ¿Hay cada vez más personas o entidades que llaman a la puerta?

Somos una entidad de economía social y retornamos parte del beneficio a la sociedad. Hoy en el mundo financiero quedan pocos así. Hemos llegado a unos 8.400 beneficiarios en nuestros programas del “brazo armado social” que es la Fundación, y nuestro Fondo de Educación y Promoción (FEP) ha aportado una dotación de 2,6 millones de euros. Esa parte social no la podemos perder. Es nuestro ADN. Nos debemos a nuestros socios de cooperativas, porque nacimos de ellos, y eso no lo olvidamos. Tenemos muy buena memoria. Pero también hay colectivos de personas con capacidades diferentes o en situación de exclusión social, y la Caja intenta echar una mano a todos, sabiendo que los recursos son limitados y que cada vez viene más gente a llamar a nuestra puerta solicitando ayuda, sean ayuntamientos, instituciones u organizaciones. Hay que intentar atender a todos siempre dentro de las posibilidades que hay.

A su juicio, ¿cuál es el actual momento del cooperativismo?

Ha estado vigente y lo seguirá estando durante mucho tiempo, porque es una magnífica fórmula para gestionar en común cosas buenas. El cooperativismo hay que defenderlo a ultranza, y estaré el primero en eso. Creo en el modelo cooperativo, que está triunfando. En las épocas de crisis es el que mejor resiste, y en las de bonanza hace una magnífica gestión, en general prudente. Las cooperativas agroalimentarias, las más numerosas en nuestro territorio, están funcionando en general muy bien. Aquí tienen su casa para ayudarlas en lo que podamos.

Es consciente de que la Asamblea se celebra dos días antes de las elecciones generales, y un mes antes de las municipales y autonómicas… ¿menudo ambiente, no?

El ambiente en nuestra Asamblea siempre es bueno...

¿Pero no cree que eso le va a dar una vertiente política con más expectación en la cena habitual con la intervención de los políticos?

Creo que los representantes institucionales que forman parte de partidos políticos siempre han sido tremendamente correctos en nuestra Asamblea, y no van a dejar de serlo porque a dos días se celebren elecciones generales. Siempre ha habido mucho respeto y se lo agradecemos. Igual que la lealtad institucional que ha tenido la entidad con los gobiernos, fueran cuales fueren. Ese respeto y esa colaboración siempre ha existido y existirá. Nosotros estamos encantados y todo el mundo está invitado a la Asamblea, que siempre será profesional, y procuramos además que sea lo más espectacular posible, porque siempre nos gusta hacer una gran fiesta, ya que hay mucho que celebrar. Nuestros socios se sienten orgullosos de su Caja, y seguros en ella. Saben que hay una entidad para rato. Aquí necesitamos construir a largo plazo, porque este mundo vive demasiado rápido, y parece que todo tiene que ser para mañana. El presente tienes que vivirlo, pero me apasiona el futuro, y ese futuro en Eurocaja Rural es absolutamente motivador. Esto no se acaba nunca, porque siempre hay un nuevo proyecto y algo que mejorar, ya que no somos perfectos. Vamos creciendo a una velocidad brutal, pero velocidad con control.