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«El festival de Almagro no hay que contarlo, hay que vivirlo»

Entrevista a la periodista Ángeles Sánchez-Infantes Torres, autora del documental «Almagro, puro teatro», que trata de recoger en una hora los cuarenta años de historia de un certamen internacional

MANUEL MORENO

A sus 44 años, la periodista toledana Ángeles Sánchez-Infantes Torres se describe como una «activista» del teatro clásico. «Como dijo una vez la gran Julia Gutiérrez Caba, ‘la cultura es lo único que puede hacernos más libres’. Y en el teatro clásico está la esencia de todo (el amor, los celos, la envidia, el dolor, la ignorancia)», remarca. Redactora de CMM (la televisión de Castilla-La Mancha), la primera vez que Ángeles cubrió profesionalmente el Festival de Teatro Clásico de Almagro (Ciudad Real) fue en 1996. «Y me enamoré apasionadamente de Almagro, del teatro clásico y del festival», afirma. Desde entonces, al menos ha estado presente en doce o trece ediciones -«Ya ni lo sé»-. Este año, cuando el certamen cumple 40 primaveras, va a ver cumplido uno de sus sueños profesionales: este lunes (22,45 horas, en la plaza Mayor) estrenará el documental «Almagro, puro teatro».

—¿Cómo nació este documental?

—La idea surgió en la edición del pasado año, cuando tuve la suerte de realizar la cobertura del festival y pensé en la opción de hacer algo especial para el aniversario de este año. Cuarenta años no es cualquier cosa en el mundo del teatro y, como televisión pública que somos, Castilla la Mancha Media (CMM) tiene un compromiso con la cultura, y más con un evento tan importante como este. Así que, desde la idea inicial, ha sido un año completo de trabajo.

—¿Fue muy complicado condensar una historia de 40 años en una hora?

—Ha sido un trabajo muy extenso y muy minucioso. La búsqueda de testimonios -casi 30 aparecen en «Almagro, puro teatro»-, la investigación para conseguir el material gráfico , desde las fotografías más antiguas y las primeras obras hasta la actualidad... ha habido que rebuscar mucho. Por tanto, tarea ardua aunque lo cierto es que todo han sido facilidades por parte de todos los que han colaborado: la propia dirección del festival, los protagonistas que hemos buscado, las instituciones públicas y las personas que tenían material que aportar... Para mí, personalmente, ha sido un placer.

—¿Qué personajes le han impactado más?

—Todos los testimonios han sido muy interesantes porque el documental es muy polifacético. Buscábamos hablar con todo tipo de personas, no solamente los que han ocupado cargos relevantes en el festival, como los directores, sino también hablar con las personas del pueblo que han vivido y visto cómo, a ritmo de teatro, Almagro ha ido cambiando. Para mí, ha sido un lujo entrevistar al creador de las primeras jornadas de teatro clásico, Rafael Pérez Sierra; reencontrarme con un director como Luciano García-Lorenzo, hablar largo y tendido con la actual directora, Natalia Menéndez, o con actores a los que admiro, como Joaquín Notario o Pepa Pedroche. También ha sido increíble tratar con personas tan entrañables como Manolita Espinosa, que nació y vivió al lado del corral de comedias; con las camareras de pisos del parador de turismo, con Domingo, del bar el Gordo. En definitiva, ha sido una experiencia única a nivel personal y creo que a nivel laboral ha quedado un documental muy cuidado, muy emocionante.

—¿Alguna sorpresa para el público en general?

—Creo que sí porque, aunque mucha gente habla del festival, incluso va a ver obras de teatro durante el mes de julio y disfruta de este maravilloso pueblo, hay muchas cosas que desconocemos de los orígenes del certamen. Vamos a descubrir cómo era el corral de comedias antes de ser redescubierto, cómo surgen las primeras jornadas de teatro, cómo se fragua en Almagro la Compañía Nacional de Teatro Clásico; también que el festival no siempre se ha celebrado en julio y otras muchas anécdotas y curiosidades.

—Después de haber conocido las tripas del certamen, ¿cómo definiría el Festival de Teatro de Almagro?

—Tenemos un tesoro en nuestra tierra, tenemos un lugar único, el corral de comedias, frente al que hay actores que incluso se arrodillan porque es un templo. Tenemos un festival que llena de vida este pueblo maravilloso que es Almagro. Yo creo que más que definir el festival hay que invitar a todo el mundo a que vaya allí, a que lo conozca, porque es imposible definir con palabras lo que se siente viendo una obra de teatro en sus escenarios, el ambiente que se respira en la plaza, la conexión que hay entre los actores y el público... Es tan especial que no hay que contarlo, hay que vivirlo.

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