Cristina Iglesias: «Mucha gente ya ha hecho suyo el proyecto Tres Aguas»

Durante la presentación de estas jornadas de puertas abiertas, Cristina Iglesias reconoció que cada persona reacciona de una manera ante el arte y que, ahora, está siguiendo con interés cómo está creciendo la relación entre los espectadores y su obra. «Ha habido gente que lo miraba con escepticismo, pero creo que hay mucha gente que lo ha hecho suyo, que ha entendido lo que yo quería decir y lo ha interpretado a su manera» , afirmó.

En cuanto a las críticas por la suciedad de los espacios, la escultora explicó que la ciudad tiene un programa de lugares que tiene que mantener, una labor «que no es fácil, pero creo que con el tiempo va a fluir mejor». De hecho, explicó que «Artangel Internacional circles», una fundación sin animo de lucro de Londres, ha pagado los próximos dos años de mantenimiento y el alquiler del espacio de Santa Clara.

Cristina Iglesias recordó que «Tres Aguas» nació con la intención de volvernos a recordar que las tres culturas convivieron en paz y la obra referencia «la memoria de la ciudad, la geología del lugar, la estratificación de la cultura y del terreno con esos bajorrelieves que aparecen debajo de lo que pisamos». «Con un juego con el tiempo que marca el ritmo del mirar», añadió Cristina Iglesias, siendo más sosegado y contemplativo en espacios como el de Santa Clara y más activo y agitado en sus otras dos creación.

La concejal de Turismo, Rosana Rodríguez , agradeció a Cristina Iglesias que escogiera Toledo y no otra ciudad para su proyecto, «una de las piezas más grandes del arte contemporáneo realizadas por esta escultora de prestigio internacional».

La obra de Iglesias, concebida como un viaje al corazón de la ciudad, ofrece una secuencia de perspectivas dinámicas y experiencias de reflexión. Los visitantes inician el recorrido en una Torre del Agua de estilo mudéjar situada junto a la Fábrica de Armas , en la ribera del río, y avanzan hasta llegar a uno de los espacios públicos principales de la ciudad, la plaza del Ayuntamiento, junto a la Catedral y, posteriormente, hasta una serie de habitáculos ocultos del convento de Santa Clara , habitualmente cerrado.

Esta intervención escultórica integra los materiales más perdurables de la arquitectura y la escultura -la piedra y el metal- con un elemento que fluye y cambia constantemente: el agua. El agua discurre a través de canales y desaparece en el suelo como absorbida en un torbellino, como si se tratase del lecho de un antiguo río.