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Andrés Martínez - Opinión

Más líderes y menos superhéroes

«Nos enfrentamos a grades retos que están por encima de ideologías y que, sin lugar a dudas, el no darles respuesta amenazan nuestra forma de vivir, nuestro estado de bienestar, nuestros valores como sociedad, y por qué no decirlo, nuestra supervivencia como especie»

Andrés MARTÍNEZ

Un buen amigo, me contó en una ocasión una anécdota que cambió completamente mi visión sobre cómo afrontar los problemas y los grandes retos a los que nos enfrentamos en la actualidad. Resulta, que un viejo estudiante de universidad, volvió algunos años después a la facultad donde se formó. Sin dilación, buscó a su profesor más carismático, encontrándole como siempre en su pequeño despacho. Llamó, y tras escuchar una voz tenue que le invitaba a pasar, abrió la puerta y entró nuevamente en aquel lugar. Nada había cambiado , todo seguía exactamente igual que en aquellos años de estudiante. Los muebles de antaño, la misma foto de las lagunas de Ruidera en la pared, y el montón de papeles en el borde de su mesa. Después de los saludos pertinentes, un apretón de manos y las preguntas de rigor sobre la salud y el trabajo, el alumno cogió uno de los exámenes que estaban entre el montón de papeles. Se dispuso a ojearlo y, no pudo evitar la pregunta, «profesor, ¿sigue usted haciendo las mismas preguntas de siempre?». El profesor levantó la mirada y contestó, «querido amigo, las preguntas son las mismas, pero ahora hay diferentes respuestas».

Sin lugar a dudas, esta anécdota debe invitarnos a hacer una reflexión del cómo estamos afrontando los grandes retos de nuestro tiempo. Teníamos una gran oportunidad, en este momento, para poder demostrar que estábamos a la altura de poder ofrecer respuestas distintas, a las mismas preguntas, como decía el profesor. Un tiempo marcado por una pandemia, que, sin duda, ha sacado a relucir las grandes carencias de nuestro sistema y, tengo que decir con decepción, que también nos ha retratado, demostrando que seguimos en las mismas fórmulas y replicando los mismos modelos de antaño, lo cual, ya sabemos que solo nos ofrecerá un resultado, mire por donde se mire……el fracaso.

En general, estamos cansados de izquierdas y derechas, centro y extremos, círculos y cuadrados. Al final, creo que de tanto ir de un lado para otro, nos hemos mareado. Además, los que hemos jugado al juego de la cuerda en nuestra niñez, sabemos que si se tira demasiado se termina rompiendo. No sé, quizás es ingenuo pensar que podemos abordar estos retos con un toque de creatividad, innovación, colaboración, cooperación, compromiso, pensando en el bien común, y dejando de pensar por un momento que mi razón es la que debe de primar. El bueno de Harari, ya lo comentaba en su gran libro «Sapiens». Lo que nos hizo avanzar como especie, fueron estos ingredientes que acabamos de comentar.

Pienso sinceramente que, la Covid-19 no ha sido solamente un gran problema. Cada vez que pienso en lo que ha sucedido, me doy más cuenta, que ha sido también una gran prueba. Es como si algo o alguien, haya querido medirnos, saber de qué estamos hechos, o que estamos dispuestos a hacer. Si realmente estamos preparados para afrontar los grandes retos que están por venir. No sé cuál es tu opinión, pero si hay un comité de evaluación de esta gran prueba, no quiero ni pensar en la nota que nos han puesto.

Como comentaba en líneas anteriores, nos enfrentamos a grades retos que están por encima de ideologías y que, sin lugar a dudas, el no darles respuesta amenazan nuestra forma de vivir, nuestro estado de bienestar, nuestros valores como sociedad, y por qué no decirlo, nuestra supervivencia como especie. Aspectos tales como el medio ambiente, la inclusión social, la biotecnología, la pobreza o el hambre, entre otros, no pueden ser afrontados desde una visión reduccionista, y necesitan de una macro cooperación entre todos aquellos que están llamados a marcar el camino a seguir. La ideología marca nuestra forma de entender, interpretar y analizar las cosas, pero puede ser arriesgado pensar que recoge la verdad absoluta.

Necesitamos líderes y no superhéroes. Hay una gran diferencia. Mientras que el superhéroe es aquel que todo lo puede, que nunca desfallece y que salva a la humanidad de forma individual, recogiendo todos los halagos y méritos, el líder es quien es capaz de generar alianzas entre aquellos que parecen estar en mundos opuestos, capaz de ser un referente gracias al ejemplo de sus actos y su búsqueda permanente de lo correcto. Siempre el primero en el esfuerzo y el último en el reconocimiento, ejerce su influencia de forma positiva, teniendo claro el objetivo a conseguir e involucrando a todos por igual en una misión, que tanto él o ella, como los demás, entienden que está por encima de siglas e ideologías. El superhéroe solo tiene un súper poder, digamos que solo tiene una forma de resolver el problema. Sin embargo, el líder es aquel que busca soluciones creativas, innovadoras, atrevidas, mostrando distintos registros.

Este momento nos exige el ser líderes, encontrando distintas respuestas a las preguntas de siempre, tal y como ya nos aventuró aquel profesor de la anécdota. Solo de esta forma, podremos avanzar y encontrar nuevos caminos, que, sin lugar a dudas, nos llevarán a nuevos retos. Podremos decir entonces, que al menos superamos la prueba e hicimos realmente algo que solucionara los grandes problemas. Si no logramos hacer esto como especie, no será la Covid-19 quien acabe con nosotros, serán otras cosas que parecen estar en el olvido.

Seguramente, el lector haya podido pensar que cuando hablo de líderes solo me refiero a nuestros representantes políticos. No es así. Me refiero a cada uno de nosotros, los cuales también estamos llamados a dar la mejor versión de nosotros mismos en tiempos, donde no podemos divagar o titubear. Mi buen amigo Víctor Messeguer , siempre cuenta esta fábula para poder explicar esta idea. Uno de los bosques más grandes del mundo estaba siendo arrasado por el fuego. Todos los animales huyeron, excepto uno. Un pequeño colibrí, cogía una gota de agua con su pico del gran embalse, y volaba rápidamente hacía el fuego. Una y otra vez, depositaba la poca agua que cabía en su pico, sobre el rabioso fuego. De pronto, el lobo se acercó al embalse y le gritó, «colibrí, ¿qué haces?, ¿no creerás que vas a apagar el fuego tu solo?». El colibrí le respondió, «Sé que no lo apagaré, pero al menos habré hecho mi parte».

Presidente del grupo de entidades sociales CECAP

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