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Día de la Guardia Civil 2018

Alguien en quien confiar

Pese a su juventud, Raquel Ciudad González entró en la Academia de Guardias y Suboficiales de Baeza en 2007, con tan sólo 22 años. Ahora su sitio está en Valmojado (Toledo)

Raquel Ciudad González, agente en Valmojado (Toledo) A. Pérez Herrera
Mariano Cebrián

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Pese a su juventud, Raquel Ciudad González (Madrid, 1985) entró en la Academia de Guardias y Suboficiales de Baeza en 2007 , con tan sólo 22 años. Su primer destino fue Valmojado (Toledo). Aunque pasó durante un tiempo por Buitrago de Lozoya (Madrid), decidió volver de nuevo a la localidad toledana, donde hoy trabaja en el departamento de Seguridad Ciudadana. «Volví porque me gusta mucho la zona y mi marido es de este pueblo, aunque por aquel entonces no había nada entre nosotros», se sincera.

«Decidí ingresar en la Guardia Civil porque tenía vocación, y la tradición familiar también hizo lo suyo, ya que mi abuelo y mis tíos fueron agentes de la Benemérita. A mi madre no le hizo mucha gracia que yo entrara en el cuerpo, porque durante esos años ETA todavía estaba activa. Por lo demás, no me pusieron ninguna pega», afirma Raquel.

«Los inicios no fueron fáciles —relata— pero como en todos los trabajos, por los nervios de los primeros momentos, no por el hecho de ser mujer». De hecho, según cuenta, «jamás» ha tenido ningún problema dentro de la Guardia Civil y tampoco en el desempeño de su trabajo.

Por los puestos que ha pasado Raquel, el papel que ha tenido ha sido el mismo que el del resto de sus compañeros masculinos. Pero durante un tiempo, hasta hace poco, sí que ha realizado un trabajo más específico, como es el seguimiento de las víctimas de la violencia de género , para lo cual siempre es más recomendable que sea una mujer la que desempeñe esa labor. «Las mujeres se abren más a la hora de contar una experiencia de este tipo, si es una agente de la Guardia Civil la que les está escuchando», asegura.

La conciliación de la vida laboral y familiar, en el caso de Raquel, es bastante fácil, ya que su marido es agente de la Guardia Civil también el cuartel de Valmojado, por lo que van turnándose para poder cuidar de su hija y realizar las labores domésticas. «Tener a tu pareja de compañero de trabajo algunas veces puede ser complicado, pero en nuestro caso lo llevamos bastante bien, porque no nos vemos mucho en el trabajo, por fortuna», comenta socarrona mientras se le escapa una carcajada.

«La integración de la mujer en la Guardia Civil cada vez está más normalizada» , opina Raquel, que cree que «las cosas no son como eran antes». Aun así, está de acuerdo con que haya cada vez más mujeres al frente de más puestos de relevancia dentro del instituto armado, al igual que en otros ámbitos.

Aconseja a las chicas jóvenes a que se decanten por este trabajo, «porque es muy bonito poder ayudar a la gente en determinados momentos que lo necesiten». De hecho, Raquel es la causante, entre otros factores, de que su hermana de 28 años haya entrado en la Academia de Guardias Suboficiales de Baeza para desarrollar su carrera dentro de la Guardia Civil. Toda una saga de beneméritos agentes.

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