Ana Alcaide: «Las calles de Toledo han sido mi escuela, donde empecé a tocar la nyckelharpa»

'Ritual' es un ambicioso trabajo que reúne a músicos de España, Irán y Estados Unidos y que recorrerá en los próximos meses algunos de los principales festivales de España y Europa . Un proyecto imprescindible en el actual contexto en el que vivimos, una invitación a tender puentes entre culturas y una llamada a la tolerancia a través de la fusión musical. Para ella, la música es su vehículo «para llegar a la belleza, al diálogo y al encuentro».

Hace un mes que salió a la luz su nuevo disco. ¿Qué tal está funcionando?

Muy bien, la verdad. Simplemente el hecho de poder seguir publicando discos en esta época, con todo lo que ha cambiado la música y teniendo en cuenta de donde venimos, ya para mí es un éxito. Ahora estamos en la fase de ir compartiéndolo en la medida que puedo y dentro de mis posibilidades. Está totalmente autoproducido, lo cual significa que está hecho por mí y por mi equipo, por lo que es un trabajo más artesanal, aunque muchas veces nuestros niveles de acción son más limitados.

Este sábado será su estreno absoluto en el concierto que inicia la gira en el Teatro de Rojas de Toledo. Aunque se lo habrán preguntado muchas veces, ¿por qué eligió esta ciudad y que encontró en ella que tanto la atrapó para quedarse?

Fue algo que yo digo una casualidad entre comillas porque yo soy de Madrid, me crié allí y estudié allí, pero Toledo me acogió y me abrió sus brazos, y me sentía siempre muy inspirada cuando venía. La vida me puso aquí y me siento muy a gusto, y ahora mismo no concebiría vivir en otro sitio. Por eso, aunque he ido cambiando de temáticas y de inspiración, puesto que empecé con el mundo sefardí, luego me pasé a las leyendas y ahora estoy con la música persa y mística, Toledo siempre es como mi ancla, el lugar donde yo tengo mis raíces. La gente me ubica con esta ciudad porque me ha visto muchas veces tocando en sus calles. ¡Qué menos que presentar mi nuevo disco en mi ciudad! Además, en el Teatro de Rojas, que es el espacio más adecuado para lo que queremos hacer y estamos muy ilusionados.

De hecho, muchos fines de semana y días festivos se la puede ver tocando su famosa nyckelharpa al lado de la catedral de Toledo. ¿Por qué lo sigue haciendo y qué es lo que siente?

Las calles de Toledo han sido mi escuela, donde empecé a tocar la nyckelharpa de forma autodidacta, estudiando y con mis partituras, buscando los rincones que me inspiraban, que es donde me he construido y me he forjado como artista. Además, el contacto con la gente me ha dado siempre un 'input' o un 'feedback' muy necesario. Muchas veces los artistas pensamos en el arte o en la música de una forma y luego te das cuenta de que, a lo mejor, mucha gente no lo vive así. Por eso, la calle es como una dosis de realidad, aparte de que lo hago porque me gusta y lo disfruto al buscar un entorno que me inspire. Y el lugar donde me ubico no es una casualidad, puesto que es como si, con mi música, reviviera las memorias que hay ahí guardadas. Y, por otro lado, lo siento como un servicio que yo hago. Si un fin de semana no tengo conciertos y estoy en casa, me sale salir a tocar. Si no tengo un escenario en el que actuar, yo me busco el escenario. Además, a nivel personal, tengo tres hijos y, a veces, salir a tocar es una forma de reencontrarme conmigo misma.

Volviendo a 'Ritual', ¿qué se va a encontrar el público en su nuevo trabajo y en el concierto del sábado?

'Ritual' tiene dos niveles o dos lecturas muy claras. En primer lugar, el escenario en el que transcurre, que es el externo y más visible, nació de mi encuentro con el cantante iraní Reza Shayestech y todo el mundo de la poesía y de la cultura persa. Este es el hilo conductor de todo el disco, la unión de mi voz con la suya, yo buscando puentes en común, lugares de encuentro a través de la música. Y, en segundo lugar, la parte más interna, que es como yo he vivido el proceso creativo, tiene mucho que ver con el encuentro personal, siendo un trabajo muy espiritual. De hecho, el título de 'Ritual' es una invitación al encuentro con uno mismo a través de acciones que te hagan sentir transformación en tu vida. Todos, en nuestro día a día, tenemos la capacidad de elegir cómo podemos posicionarnos ante las cosas. Con pequeños actos podemos decidir cómo ver las cosas, con qué gafas observar la realidad. De hecho, el mensaje de la poesía persa tiene que ver con ello, con el buscar la iluminación por uno mismo, no fuera, sino dentro.

Para su realización, como dice, se ha acompañado del músico iraní Reza Shayestech, que ya colaboró con usted en la canción 'Mikdash' de su anterior disco 'La Cantiga del Fuego' (2012). ¿Qué cuota de responsabilidad tiene él en este trabajo?

Él es como el artista invitado protagonista y las canciones, aunque las he compuesto yo y es música mía, están hechas pensando siempre en su voz. El proceso creativo fue con él o pensando en él. El proyecto surgió porque hace ya diez años nos juntamos, aunque nos conocemos desde hace quince años, cuando gracias a la nyckelharpa llegué a Suecia, donde hay muchos exiliados de Irak y de Irán, por lo que la cultura persa está bastante presente en Escandinavia. Ahí es donde se sembró la semilla de este trabajo y ahora ha florecido en forma de disco. Por eso, aunque considero que es un trabajo mío, que yo he gestado, Reza tiene una presencia muy importante y es algo así como el sacerdote que viene a mi templo de música para oficiar la ceremonia.

Hablando de sacerdotes y ceremonias, una de las canciones de 'Ritual', 'Sya', es un cuento de Rumi sobre las religiones y su impacto en el hombre en el que se dice: «Cuantas más religiones han surgido, más conflictos han aparecido». De hecho, en él se defiende la razón y la amistad sobre la religión. ¿Lo suscribe?

No es que lo suscriba, sino que es una idea que quiero que quede clara. En estos tiempos que estamos viviendo, en los que cada vez nos sentimos más separados los unos de los otros, con tantas barreras geográficas, políticas o culturales, es necesario lanzar mensajes que hagan entender que son más las cosas que nos conectan que las que nos separan, algo que intento plasmar en este trabajo, el hecho de intentar tender puentes a través del arte y de la música. Entre esos temas, está el de la religión, que crea muchas polémicas, al igual que las ideologías llevadas al extremo, que nos separan de una manera brutal y absurda, y dejamos de ver las cosas más importantes, que son las que nos unen. Además, ese mensaje, que ya se dijo hace 800 años, lo cual tiene ya de por sí su interés, sigue vigente. Pasado el tiempo, seguimos necesitando estas reflexiones porque parece que, cada vez, estamos más enemistados, y más en los tiempos que corren.

No sé si esta reflexión tiene que ver con la mala experiencia que vivió en el viaje que realizó a Irán en 2016, cuando le prohibieron cantar en un concierto.

Allí está prohibido que las mujeres canten. Yo pensaba que, al ser extranjera, me iban a permitir seguir cantando, pero me cortaron inmediatamente. Lo absurdo en Irán es que las mujeres pueden cantar si hay un hombre con ellas, pero solas, no. Para mí, fue una experiencia muy impactante y es una más de las contradicciones que existen en nuestra sociedad porque al final, cuando tú prohíbes algo, el efecto que consigues es precisamente el contrario. Allí, la población tiene muchos secretos y está muy reprimida, por lo que hace las cosas a escondidas y con miedo, con una doble moral y política para todo, por un lado lo oficial y por otro, lo privado. Así está el mundo, aunque nosotros somos unos privilegiados en esta parte del planeta y, pese a ello, tenemos muchas contradicciones también.

A lo largo de su carrera, ha llegado a colaborar con artistas de la talla de Luis Cobos, Paco Ibáñez o Loreena McKennitt. No sé si para usted el summum fue hacerlo con esta última, símbolo de la música celta y folclórica.

Lo de Loreena McKennitt fue algo bastante impactante porque ya desde antes mucha gente me decía que mi música le recordaba a la de ella. La sorpresa fue cuando ella me llamó directamente para colaborar en su último disco. En primer lugar, porque yo la admiro mucho como artista, como mujer y, obviamente, como músico. Para mí, es todo un referente y admirable en todos los sentidos, y la colaboración con ella fue una experiencia única, tanto en el disco como en el concierto que ofreció en el Royal Albert Hall de Londres hace dos años, que se grabó, y luego estuve actuando con ella por España cuando estuvo de gira. Entre ambas hay un hermanamiento bonito y ojalá me vuelva a llamar para tocar otra vez.

Ha sido directora del Festival Músicas del Mundo de Toledo desde 2016 a 2021. No sé si seguirá.

No voy a seguir porque este festival es un concurso público en el que no hay ningún tipo de adjudicación de dirección artística y este año se lo han adjudicado a otra empresa. Lamento no poder hacerlo porque es algo que me gustaba, pero tampoco le doy tanta importancia porque priorizo mi carrera artística y dirigirlo era como un plus para mí, aportando mis conocimientos y mi criterio para su organización.