El sector olivarero, a la espera de las lluvias y de la próxima cosecha para acabar con la «psicosis» del aceite de oliva

Una situación que afecta de lleno a Castilla-La Mancha pues, después de Andalucía, es la segunda comunidad autónoma de España con más superficie de olivar, con unas 450.000 hectáreas, superando incluso al que llaman «el mayor viñedo del mundo». Además, la región cuenta actualmente con 80.000 olivicultores y 250 almazaras repartidas entre las cuatro denominaciones de origen de aceite de oliva virgen extra: DOP Montes de Toledo, DOP Aceite de La Alcarria, DOP Campo de Montiel y DOP Campo de Calatrava.

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«Es la ley de la oferta y la demanda», afirma a ABC Pedro Hermida, el gerente de Aceites Hermida, en Esquivias(Toledo), que apunta además a que «las dos últimas cosechas han sido bastante bajas, por debajo de la media». Según informa, en el último año la producción fue finalmente de tan sólo unas 600.000 toneladas de aceite, cuando una cosecha normal puede ascender a 1,5 millones de toneladas, lo que significa un descenso del 35-40% con respecto a la media.

Sin embargo, el también vicepresidente de la Federación Empresarial Toledana (Fedeto) asegura que «el consumo no ha bajado, sino que se ha mantenido hasta ahora, cuando el precio ha aumentado tanto, hasta llegar a los 9 euros/litro, por no haber aceite suficiente para abastecer la elevada demanda que hay en el mercado». De hecho, recuerda que todos los años tanto las almazaras como los envasadores reservan un colchón de entre 300.000 y 400.000 toneladas, «pero este año ha sido imposible, lo que ha encarecido el producto», manifiesta.

Una situación que los envasadores están intentando paliar saliendo al mercado a comprar aceite de las cooperativas o de los fabricantes industriales, que tienen algo de producto almacenado. Aun así, desde el sector esperan que la próxima campaña sea mejor y haya más aceituna en la provincia de Toledo, llegando a ser tres veces superior a la anterior en la comarca toledana de La Sagra. Pero, a priori, la zona más beneficiada de Castilla-La Mancha será la provincia de Ciudad Real, donde tienen una producción más alta porque en los últimos años han plantado mucho olivar de regadío.

En cualquier caso, habrá que esperar a las próximas semanas de septiembre, cuando se conozca el primer aforo del olivar elaborado por la Consejería de Agricultura de Andalucía, con unas previsiones que marcarán la pauta de la producción del resto de España, teniendo en cuenta especialmente los datos de la provincia de Jaén, donde parece que no habrá una buena cosecha tampoco este año.

«Por este motivo, la gente está un poco asustada, sobre todo los envasadores, que están intentando hacer acopio de aceite para cubrir las ventas que puedan tener cerradas con las grandes cadenas de distribución», señala el vicepresidente de Fedeto, que califica la situación actual de «psicosis». En este sentido, está de acuerdo con el ministro de Agricultura, Luis Planas, pues cree que «si llueve bastante, la cosa cambiará porque el fruto ya está en el árbol y engordará, lo cual hará aumentar la producción y, como consecuencia, los precios bajarán».

De momento, los clientes se mantienen fieles al aceite de oliva, en contra de otro tipo de aceites, pese al incremento en el coste, algo de lo que incluso los fabricantes, como es el caso de Pedro Hermida, se muestran sorprendidos. «Esto -indica- no pasaba hace unos 15 o 20 años, pero gracias a la creación de la Interprofesional del Aceite de Oliva y a las políticas encaminadas a fomentar la concienciación de la calidad del producto, al igual que se ha hecho en Italia, el consumidor nacional sigue siendo fiel».

Una cosa bien distinta es lo que está sucediendo con la exportación, que sí se ha resentido, pues ha pasado de 120.000 a unas 70.000 toneladas vendidas al extranjero, algo que no afecta a todo el sector, pero sí a un buen número de empresas con gran presencia en otros territorios. Destaca sobre todo el caso de Estados Unidos, país en el que ha disminuido bastante y donde, tal y como explica el empresario olivarero, se ha pasado de encontrar más de una decena de marcas de aceite de oliva en los supermercados a tan sólo dos o tres por el ascenso de los precios.

De igual modo, como ha sucedido en otras ocasiones, las empresas de embotellado han acudido al mercado para importar aceite de oliva de otras potencias productoras, cosa que se ha repetido más en los últimos años debido al descenso de las cosechas. De este modo, Hermida subraya que «los envasadores que tenían firmado un contrato con las grandes cadenas de distribución han tenido que conseguir aceite de donde sea. Sin embargo, uno de los países que nos vendía era Turquía y ahora el gobierno turco ha cerrado el grifo de las exportaciones de aceite de oliva a granel, lo cual dice mucho de la escasez del producto en los almacenes de todos los países de nuestro entorno, especialmente de la zona del Mediterráneo».

Es por ello que todo el sector olivarero está esperando que llueva ya y de forma prolongada para que la aceituna crezca y la cosecha sea fructífera tanto en calidad como en cantidad, que es lo que más interesa a los productores. «25 o 30 litros de agua por metro cuadrado le vendrían de maravilla al olivo», expresa el gerente de Aceites Hermida, que, aun así, teme que las deseadas lluvias caigan en forma de gota fría o DANA -como se la conoce ahora-, lo cual perjudicaría a algunas zonas de olivar.

En todo caso, el representante del sector hace un llamamiento a la calma y pide «no caer en la psicosis, ya que en próximas fechas, de aquí a cuarenta días o dos meses, cuando vaya desarrollándose la cosecha, el aceite comenzará a entrar en las almazaras, por lo que el miedo al desabastecimiento en los lineales de los supermercados es injustificado. Con ello, además, comenzarán a bajar los precios», vaticina Pedro Hermida casi con los dedos cruzados y con la mirada puesta en el cielo, a la espera de las ansiadas lluvias que hagan brotar de nuevo el famoso oro líquido.