Rubén Martínez, empresario: «Me llaman friki pero un día decidí que mis gallinas debían estar en libertad»

—Dicen que en San Lorenzo de la Parrilla tienen casi paro cero.

—Le puedo decir que tenemos muy serias dificultades para encontrar personas para trabajar en San Lorenzo de la Parrilla y que muchos de mis trabajadores se están yendo a los pueblos de al lado porque no encuentran vivienda en el pueblo. Ahora mismo vas a alquilar una vivienda en San Lorenzo de la Parrilla y no hay, no existen.

—¿Cree que es debido al trabajo que genera su empresa?

—Hay otras empresas, pero Rujamar es la más grande, y la que está generando entre 70 y 80 puestos de trabajo aquí somos nosotros.

—En cierta forma, que no haya vivienda en San Lorenzo de la Parrilla da una idea de que se ha ganado en la lucha contra la despoblación.

—Le le puedo decir que si hay 500 viviendas en el pueblo, todas están ocupadas.

—¿Es un problema para usted la dificultad de encontrar trabajadores para su empresa?

—Es un problema porque tenemos que subcontratar muchas cosas. Por ejemplo, todos los procesos de vacunación, de limpieza, de centros de clasificación de naves, trabajos de fontanería, de electricidad...es complicado encontrar gente cualificada y sin cualificar a la que se le dé formación. Es difícil captar puestos de trabajo en las zonas rurales, muy difícil.

—Veo que ustedes tratan a las gallinas con un cariño especial porque están en libertad y no metidas en jaulas. ¿Esto contribuye a que aumente la calidad del producto, hay diferencia entre los huevos de Rujamar y cualquier otros?

—La calidad pura y dura viene determinada por lo que come la gallina, y no hay diferencias en la alimentación entre una gallina campera y de suelo frente a una de jaula. Lo único es que el huevo es más rico en energía y en proteína porque el animal necesita más calorías y proteínas para la actividad física que realiza. Lo que sí es diferente es la ecológica porque la alimentación ecológica se nota en la salubridad del ave. Una gallina que vive siempre enjaulada no se desarrolla motrizmente igual que otra que está libre, que interactúa con otras, que tiene mucho más espacio para moverse. Sus niveles lipídicos en sangre son distintos al de un animal que está todo el día encerrado moviéndose en un metro cuadrado. Aquí tienen una superficie para moverse de entre 7.000 y 8.000 metros cuadrados.

—¿Esto se debe a que usted tiene una conciencia ecológica desde siempre o que en un momento dado decidió hacer todo este proceso de esta forma?

—Yo dentro del sector estoy considerado como un pequeño friki porque siempre he pensado que al animal que nos da de comer y con el que tenemos el deber y la obligación de cuidar, tenemos que darle el mejor bienestar posible. Yo he defendido siempre que cómo se le puede dar bienestar a un animal que vive toda su vida enjaulado. Gente de mi sector discrepa conmigo. Creo que una gallina que vive toda su vida pisando alambre y encerrada, nunca va a estar igual que otra que se mueve libremente. Dista muchísimo.

—¿Y esto lo valora el consumidor?

—Hay consumidores a los que les da igual, que dice «un huevo es un huevo así que dame el más barato y ya está», y hay otros consumidores -gracias a Dios cada día más numerosos- que llegan a las grandes superficies y dicen «no, no, a mí dame un huevo de una gallina libre de jaulas, porque yo me preocupo de su procedencia». Su precio es un poquito más caro. Y ahí es donde somos los más fuertes de España, en este aspecto.

—Tiene 200 trabajadores directos y 500 indirectos. Es una de las empresas del ramo más importante a nivel nacional e internacional.

—En lo que es alimentación libre de jaulas somos los número uno de España. Luego, en número de gallinas hay empresas en España mayores que nosotros, pero tienen mucha jaula. Y en Europa estamos de los primeros con las gallinas libres de jaula. Choca muchísimo que haya un español que sea líder en España con tanta producción, casi dos millones de gallinas libres de jaulas. Y no porque se lo hayan impuesto sus clientes sino porque realmente tiene una conciencia: una gallina no debe vivir enjaulada. En Alemania, en Noruega, en Suecia choca menos, pero en España mucho.

—¿Cuándo decidió que las gallinas deberían estar en libertad?

—En unas charlas que di en Panamá en 2016, yo ya estaba con el 'runrun' porque me gusta mucho pasar tiempo con las gallinas y aprender de los veterinarios, y aunque en 2002 hubo una transformación de jaula enriquecida, me di cuenta de que esto no era suficiente para el bienestar animal, qu una gallina debería salir de su habitáculo para desplegar sus alas, para volar, para planear, para interactuar con otras, saltar, moverse libremente, hacer sus baños de arena...y en 2016 emprendí una carrera propia en Rujamar para eliminar las jaulas cuanto antes. Había hecho una inversión importante en 2012, pero consideré que a pesar de la inversión había que eliminar las jaulas, algo que hice en 2018.

—Es usted un pionero.

—Fíjese lo avanzados que fuimos para la época que hoy, cinco años después, todos los grandes productores de España están iniciando el proceso de transformación (en el mejor de los casos tienen el 50% transformado). Me podrán calificar de muchas cosas, de friki, de que soy un ecologista, pero soy el primero en eliminar las jaulas en España y precursor del movimiento wellfair, eso sí que se lo garantizo.

—Ese amor por las gallinas imagino que vendrá de su infancia.

—La empresa empezó en 1984 con actividad y yo desde pequeñito iba con mi padre a ayudarle en vacaciones. En 2002 la empresa empezó a crecer y crecer hasta estar donde estamos ahora: casi dos millones de gallinas y 200 empleados.

—Otra característica de su empresa es que han apostado fuerte por las energías renovables.

—Rujamar no entiende un crecimiento en número de aves o de facturación sin que sea de una manera sostenible respetando el medio ambiente y el bienestar animal. Todos nuestros núcleos tienen energía solar, compromiso de reducción de huella de carbono cada año -que muy poquitas empresas lo tienen en el sector agroalimentario-, tenemos toda las gallinas libres de jaula en todos los núcleos, apostamos también por algo que es muy novedoso: la tecnología blockchain, que permite conocer la trazabilidad del huevo a través del código QR de manera inmediata inalterable de todos nuestros productos.

—Creo que incluso hacen ecografías a los huevos.

—Las clasificadoras que tenemos tienen cuatro virtudes. Se hacen ecografías a los huevos para ver si tienen carne o sangre en el interior; se hace un escáner externo para ver si el huevo tiene cualquier imperfección; otro detecta las microfisuras y otro que mata con ultravioleta la posible salmonela u otras bacterias que pueda llevar el huevo. Los huevos de Rujamar, con las vacunas, estos cuatro extras y una alimentación idónea, son huevos top en todos los sentidos.

—¿Top también en el precio?

—En el precio intentamos ser lo más competitivos posibles y muchas veces me crea mucha frustración porque el consumidor no sabe diferenciar lo que es Rujamar, y nos comparan con otros productores que no invierten ni en tecnología ni en sostenibilidad ni en bienestar animal. Y muy pocas veces este coste se ve repercutido en el precio de la docena final.

—¿Qué margen de precio superior puede tener sobre el resto?

—Entre un 18 y un 20% de coste de producción más elevado que puede tener un consumidor que no apueste por nuestras tecnologías. Pero lo llevamos a la práctica en muy pocas ocasiones, lo que significa que mi margen de beneficio es inferior al de otras compañías que no hacen estas cosas. Aunque confío en que el día de mañana la gente lo podrá valorar y comprenda por qué somos distintos a los demás.