«Nosotros no quemamos los montes; al revés, los cazadores prevenimos los incendios», dice el presidente de Aproca

En declaraciones a ABC, Villanueva quiere dejar claro que «es todo lo contrario, absolutamente», ya que esta actividad es un importantísimo factor de prevención y «el sector privado que más invierte en ello frente a los incendios forestales». Villanueva es también director de la Fundación Artemisan, una organización privada sin ánimo de lucro cuyo objetivo es promover la gestión y conservación de especies de fauna y flora a través de la investigación, la comunicación y la defensa jurídica, y que presta especial atención al aprovechamiento sostenible de especies cinegéticas para el beneficio de los ecosistemas y del mundo rural.

Noticia Relacionada

Los cortafuegos realizados por cazadores ayudan a extinguir un incendio forestal en Macharaviaya

ABC Andalucía

La Sociedad de Caza de Macharaviaya invierte cada año 3.000 euros procedentes de las cuotas de sus socios para realizar cortafuegos de entre 15 y 25 metros en las 624 hectáreas de sus acotados

Argumenta que «la inversión que realiza la propiedad privada, los cotos de caza, las sociedades de cazadores en puntos de agua, en cortaderos, en cortafuegos o podas; es decir, todo lo que no hace la administración en prevención, lo hace el sector privado del mundo de la caza».

Estas declaraciones del presidente de Aproca se producen tras la polémica originada con el reciente incendio de Jarilla (Cáceres), cuyo presunto autor es un cazador, lo que ha originado la culpabilización social del sector cinegético en los incendios de montes. «Ese incendio se produjo como venganza porque le habían echado del coto, pero, de ahí, a elevar a todo el sector las culpas es como decir que la apicultura es la que causa los incendios».

Añade al respecto Villanueva que «este hombre es un delincuente que tiene que estar en la cárcel, pero de ahí a echarle a la caza las culpas cuando es la que está invirtiendo decenas de millones de euros cada año en labores de prevención, me parece absolutamente injusto. Nosotros no somos delincuentes ni quemamos los montes: todo lo contrario: prevenimos los incendios». Asimismo, sitúa la pérdida progresiva de la ganadería extensiva como otra de las causas de los incendios forestales. «El abandono del mundo rural, de los pueblos, hace que aquellos pastizales que se cuidaban en el entorno de la alta montaña para la ganadería extensiva, o para hacer de cortafuegos naturales, está haciendo que cada año estamos hablando de decenas de miles de hectáreas que se van repoblando solas; un monte que no se gestiona es un combustible ideal para estos incendios, que son muy difíciles de poder extinguir».

A su juicio, a ello se suma el escaso dinero que invierten las administraciones públicas en prevención, comparado con lo invertido en extinción: 600 millones de euros, «una barbaridad, y ni siquiera un 20% de esa cantidad se invierte en lo que es prevención. La suma de todos esos factores son los que están poniendo encima de la mesa una situación de extrema gravedad. Cada año se está quemando una media de 150.000 hectáreas».

La situación en Castilla-La Mancha, quitando Cuenca y Guadalajara -que son montes con numerosos pinares que actúan como combustible- el riesgo de incendios en Toledo, Ciudad Real y Albacete es menor. «Vas a verlo lleno de cortafuegos, que es verdad que facilita la acción cinegética, pero ayuda muchísimo en el tema de los incendios forestales porque es muy difícil que se quemen decenas y decenas de miles de hectáreas juntas», explica.

Como reivindicaciones del sector, Villanueva pide que se incrementen las ayudas para las ordenaciones forestales -que permiten planificar actuaciones en materia de prevención durante 10 años, ya que «es un porcentaje muy pequeño de nuestros montes los que están realmente ordenados; que se flexibilicen las normativas ambientales, los planes de gestión, «que en muchos casos la burocracia para pedir un permiso para una poda, para un resalveo, es infinita, y hay que facilitar la vida a los propietarios privados que invierten dinero de su bolsillo, y la necesidad de contar con los guardas de las fincas, y otra gente relacionada con el mundo de la caza, que son numerosísimos y están en el campo todos los días».

Cuenta el presidente de Aproca que «hace tres días cayó un rayo en el Valle de Alcudia y gracias a que el guarda estaba allí, y que avisó, en 10 minutos el fuego se apagó. Lo que fueron 2.000 metros cuadrados se podría haber convertido en el incendio de miles de hectáreas en un espacio protegido increíble». Por ello, pide a las administraciones que se coordine un protocolo de colaboración entre los gestores de la extinción de incedios, y la gente que está en el campo día a día, especialmente los relacionados con el sector de la caza».