Los productos estrella de Castilla-La Mancha, bajo la amenaza de los aranceles de Trump

Todo ello lo comenzó a cumplir el martes pasado, un día después de jurar su cargo, en un acto ante los medios de comunicación en el Despacho Oval de la Casa Blanca, donde al ser preguntado por el corresponsal en Washington de ABC, David Alandete, respondió tajante: «España es una nación BRICS y pueden caerle aranceles del 100%». Más allá del error -pues esas siglas hacen mención a la alianza económica compuesta por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- y del desconocimiento que demuestra el mandatario estadounidense sobre la situación de nuestro país, esas declaraciones erizaron la piel a más de uno, ya sea español o ciudadano de otra parte del mundo, algo que repitió el jueves al intervenir por videoconferencia en el Foro de Davos, celebrado en Suiza.

Sin ir más lejos, en Castilla-La Mancha, aunque es pronto para poder medir las posibles consecuencias de esa medida arancelaria anunciada por Trump, de llevarse a cabo, hay algunos sectores económicos que muestran su preocupación por el futuro de sus negocios en Estados Unidos. Y no hay que pensar, en muchos casos, en tecnologías sofisticadas o industria, sino en productos tradicionales de esta tierra que, incluso, ya El Quijote lleva siglos 'exportando' a lo largo y ancho del planeta.

Un buen ejemplo de ello es el queso manchego, un rico manjar no sólo para los autóctonos, sino también para los estadounidenses, que llevan desde hace tiempo apreciando las bondades de este producto y que supone casi un cuarto del total de las exportaciones de Castilla-La Mancha al país del tío Sam. Bien sabe de esta situación el presidente de la Denominación de Origen (DO) Queso Manchego, Antonio Martínez Blasco, que se muestra preocupado por las palabras de Donald Trump: «Cualquier medida que limite el libre comercio tan instaurado en el siglo XXI, con restricciones más propias de épocas anteriores, creo que es un error».

En cualquier caso, cree que «no hay ponerse la venda antes de la herida porque no sabemos el nivel del arancel que va a ser, pero si finalmente llegará a un 100%, sería una auténtica barbaridad». Aun así, es optimista, ya que recuerda que, tras la imposición anterior de aranceles, hace cuatro años, gracias al trabajo previo de la DO Queso Manchego, se consiguió la implantación de la marca en Estados Unidos, aumentando incluso las ventas, pese a tener en contra un arancel del 25%.

Martínez Blasco destaca que el mercado estadounidense supone para ellos entre el 25 y el 30% de la producción que exportan a todo el mundo, es decir, casi 1/3 de los quesos manchegos que elaboran cruzan el Atlántico en dirección a Estados Unidos. Ese porcentaje se materializa en unos 5 o 6 millones de kilogramos y en torno a unos 80 millones de euros en ventas, según los últimos datos que tienen registrados, que son de 2023, aunque dice que los del pasado año serán similares. En este sentido, confía en que esa dinámica se mantenga porque asegura que «el cliente estadounidense es fijo y fiel a la marca, que además está sirviendo de tirón para otros quesos elaborados en Castilla-La Mancha no amparados por la DO».

Y es que el sector de los lácteos y el del queso, en particular, puede ser el más perjudicado por las posibles decisiones arancelarias del nuevo Gobierno de Estados Unidos, ya que del total de los 340 millones de euros ingresados por Castilla-La Mancha en exportaciones a ese país, casi 1/4 lo representa ese producto, con unos 75 millones de euros. Unas cifras ofrecidas a este diario por el director territorial de Comercio del ICEX en esta comunidad autónoma, Pedro Antonio Morejón, que resalta el crecimiento de un 10% del mercado norteamericano, también de Canadá, en el último año aproximadamente, por lo que reconoce que «sería una pena que se truncara esa dinámica».

Sin embargo, el queso manchego no es el único producto agroalimentario que puede verse afectado por los elevados aranceles anunciados por Donald Trump. El aceite oliva, que es otra de las estrellas del sector agroalimentario castellanomanchego, también puede sufrir los estragos si el mandatario estadounidense cumple sus amenazas, pues un 80% de la producción se exporta y 1/4 del total tiene como destino Estados Unidos, con unos 27/28 millones de euros. Estos son los datos que aporta Rafael Pico, director general de la Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceites de Oliva y Aceites del Orujo (Asoliva), que desconoce todavía el alcance de las medidas.

Lo que sí tiene claro es que Estados Unidos tiene una producción muy baja de aceite de oliva, de en torno a 10/12.000 toneladas anuales e importa unas 430.000 toneladas, de las cuales 175.000 proceden de España. «Al final -a su juicio- el principal perjudicado sería el consumidor estadounidense y, por el contrario, los más beneficiados serían los productores del norte de África y de Oriente Próximo y Medio, donde también hay gran presencia de olivar».

En este mismo sentido se expresa el portavoz de la Sectorial del Aceite de Oliva de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, Gregorio Gómez, que subraya que «Estados Unidos es uno de los principales consumidores de este producto, sino el que más», pero dice que hay que esperar para saber la realidad de esos anuncios y el alcance de los aranceles.

Otro de esos productos estrella del imaginario quijotesco que más predicamento tiene fuera de nuestras fronteras es el vino, aunque su peso en cuanto a las exportaciones a Estados Unidos es mucho menor, de en torno a los 20 millones de euros. Una situación que conoce bien Carlos David Bonilla, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen La Mancha, la mayor región vitivinícola del mundo en cuanto a extensión y producción.

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«Nuestra presencia allí supone tan sólo un 5% del total», informa Bonilla, que reconoce que les ha costado mucho entrar en el mercado estadounidense, donde compran más vino francés y de Sudamérica, por lo que apunta que para la DO La Mancha es peor la bajada de las ventas en otros destinos más afianzados como en Alemania, China o Rusia por el conflicto con Ucrania. Aun así, siguen apostando por otros mercados, como el asiático, donde tienen puestas las miras desde hace unos años.

Con todo este panorama, el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Gobierno de Castilla-La Mancha, Julián Martínez Lizán, mostrándose también preocupado, quiere hacer un llamamiento a la tranquilidad de los productores y representantes del sector agroalimentario. Así, recuerda que «no es la primera vez que nuestra región sufre los aranceles de la Administración Trump, pues durante su mandato anterior hubo miedo a las consecuencias, sobre todo para el queso manchego, que, sin embargo, se mantuvo e incluso creció por la venta en cuñas».

Por eso, cree que hay que ser cauto y esperar a que se concreten las medidas anunciadas, al igual que se manifiesta el responsable del ICEX en Castilla-La Mancha, que apunta a que su postura responde más a una «demostración del poder hegemónico que ha tenido siempre Estados Unidos tanto en relaciones internacionales como en las negociaciones económicas cuando alguien comienza su mandato» y cree que «la racionalidad y la cordura se acabarán imponiendo al final».

El consejero de Agricultura recuerda también las alternativas que hay si las cosas fueran mal, como el recién acuerdo firmado por la Unión Europea con los países americanos del Mercosur, aún pendiente de ser ratificado. Según él, «puede ser beneficioso para España y Castilla-La Mancha como salida de nuestros productos a unos 268 millones de productores potenciales, como se demostró con el acuerdo con Canadá, que ha multiplicado por ocho las ventas de aceite de oliva a ese país».

De la misma opinión es Morejón, quien afirma que «Castilla-La Mancha lleva muchos años haciendo las cosas bien y saliendo en busca de otros mercados cada vez más distintos y alejados para buscar alternativas y tener las espaldas cubiertas». De este modo, pone como ejemplo el auge que tuvieron las exportaciones del sector cárnico del cerdo hacia China, que es el gran consumidor de porcino del mundo. «La peste porcina que afectó a ese país, que les obligó a sacrificar a 130 millones de animales, hizo que tuvieran que comprar esa carne en otros lugares, de lo que Castilla-La Mancha se benefició, aunque ahora ya no tanto», explica Morejón, quien informa de que ahora todas esas ventas van dirigidas a otros destinos en Asia, América y Europa.