Hallan cuatro cadáveres en una vivienda del Casco Histórico de Toledo

El hallazgo fue consecuencia de una llamada de alerta de uno de los allegados de los fallecidos, que desde el pasado viernes no tenía noticias de él.

La voz de alarma se dio sobre las ocho de la tarde. A esa hora Manuel, el dueño del piso, recibió una llamada telefónica del presidente de la comunidad de propietarios, informándole de lo que sucedía. Manuel se encontraba en Madrid y llegó a Toledo bien entrada la noche. La Policía Nacional le comentó que no había signos externos de una muerte violenta, aunque no le aventuraron la posible causa del fallecimiento múltiple.

Los bomberos municipales habían sido los encargados de abrir la puerta de la vivienda. Sus 70 metros cuadrados se distribuyen entre un baño, una cocina, un salón y tres dormitorios, donde la Policía local se encontró con una macabra escena: los cuatro cuerpos en descomposición. La mujer y un hombre ocupaban una habitación y los otros varones, los dos dormitorios restantes. Pero el piso no estaba desordenado.

Las patrullas policiales acordonaron la estrecha calle, al inicio y en lo alto de la cuesta, junto a la escalinata de entrada a la iglesia de Santa Leocadia. Dos médicos forenses y cuatro empleados de la Funeraria San Román, con dos furgones para el traslado de los cadáveres, trabajaron codo con codo con agentes de Científica y de la brigada de Judicial de la Policía Nacional. También se personó el alcalde, Carlos Velázquez. Consternado, pidió dejar investigar a los profesionales para esclarecer los hechos antes de sacar conclusiones.

El contrato de arrendamiento, firmado hace un lustro, está a nombre de Ana María, una española de unos 60 años, aunque es un hijo quien vivía habitualmente, según el dueño del piso. Estaban al corriente de pago y nunca había habido quejas.

En la vivienda hay instalados aparatos de aire acondicionado con el sistema Inverter para el verano y el invierno. Sin embargo, el propietario del inmueble desconoce si pudieron haber utilizado otra fuente para calentar el piso. Tampoco le informaron de que una fuga de monóxido de carbono por alguna estufa defectuosa pudiera ser la causa de una 'muerte dulce', denominada así porque la víctima no sufre.

A las 23:25, los empleados funerarios y los médicos forenses, vestidos con epis (equipos de protección individual) para evitar contagios, comenzaron a sacar los dos primeros cadáveres. El traqueteo de las camillas rompió el silencio de curiosos y periodistas, concentrados delante del cordón policial en lo más alto de la cuesta, junto a los vehículos mortuorios. El último cuerpo fue introducido una hora después. Las autopsias comenzarán este miércoles.