La placa en Argamasilla de Alba que recuerda a Rodolfo, el perro devoto de la Virgen de Peñarroya
Está colocada donde dormía en verano, debajo de unos árboles y al pie de una escultura a Azorín. Se han cumplido siete años de su muerte
Animales 'inmortales' que custodian el secreto de la eterna juventud
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEn el lugar de la Mancha donde descansaba en verano, debajo de unos árboles y al pie de la escultura dedicada a Azorín, una placa con su fotografía recuerda a Rodolfo, un pastor alemán muy querido en Argamasilla de Alba, la localidad ciudadrealeña de ... unos 7.000 habitantes donde murió hace siete años.
«El perrete era de todo el pueblo», asegura Carmen Sánchez Moreno, guía de turismo y cultura en una población famosa por la cueva-prisión de Medrano. Este habitáculo está ligado a Miguel de Cervantes y a la tradición que afirma que el escritor estuvo preso y donde concibió su obra universal, 'Don Quijote de la Mancha'.
Argamasilla también es conocida por la Botica de los Académicos, que siguen existiendo hoy en día como asociación cultural dedicada al estudio y a la defensa de la tradición cervantina. Y no hay que olvidarse de la iglesia de san Juan Bautista y de su cuadro exvoto de don Rodrigo de Pacheco.
Solo a unas decenas de metros del templo, cruzando la plaza de España, se encuentra desde el 1 de diciembre de 2017 la placa dedicada a Rodolfo, cuya historia emociona a medida que Carmen Sánchez va relatándola. «El perro lo cogió de pequeñito una familia, que lo abandonó y entonces Vicenta se hizo cargo de Rodolfo».
Esta mujer era la presidenta de la protectora local de animales, Apayma, y tenía un estanco frente al edificio del Ayuntamiento. Empezó a ponerle comida, agua y él se acostumbró a estar en la plaza de España. «Se iba con todas las personas que pasaban y, al final, el perrete era de todo el pueblo. Había gente que le compraba en verano un collar antiparasitario o daba una ayuda para su alimentación o para el veterinario». Él lo agradecía dando todo el cariño del mundo a todos los que se acercaban a acariciarlo, jugaba con los niños y «era feliz con todos en la calle».
Rodolfo dormía en verano justo donde está la placa que lo recuerda. «Por la noche, cuando cerraba el estanco, Vicenta se lo llevaba a casa, pero parece que él no quería entrar. A la mañana siguiente, se iba tranquilamente con ella al estanco y pasaba todo el día en la calle».
«Estuvo años haciendo esta peregrinación, tanto para ir como para volver del castillo con la imagen»
Carmen Sánchez Moreno
Guía de turismo y cultura
El animal creció en un pueblo manchego donde tienen como patrona a la Virgen de Peñarroya, una imagen que se encuentra en la iglesia de san Juan Bautista y que se comparte con La Solana, a 30 kilómetros. Además, tiene dos romerías: en abril, los feligreses van al castillo de Peñarroya, donde se encontró la talla, para traerla a Argamasilla; y en septiembre la imagen vuelve al castillo para que los solaneros se la lleven y la veneren durante cuatro meses.
Carmen cuenta que el «perrillo debió de observar que la gente iba andando de romería», y llegó un momento en que él acompañaba a los peregrinos hasta el castillo de Peñarroya en septiembre. Llevaban la imagen por la mañana y el pastor alemán «volvía tranquilamente al pueblo». Luego, en abril, «él debía de saber cuándo había movimiento; iba hasta el castillo y volvía acompañando a la imagen».
Fue entonces cuando a Rodolfo se le empezó a conocer como 'el perro de la Virgen', y por eso tiene tanta fama. «Estuvo años haciendo esta peregrinación, tanto para ir como para volver del castillo con la imagen», rememora Carmen. «Era muy devoto de la Virgen, a la que acompañaba a la misma puerta de la ermita del castillo», afirma Vicenta.
Ella siguió encargándose de Rodolfo, que pasaba periódicamente por el veterinario. Pero se hizo muy mayor y Carlos, otro vecino y panadero, propuso a Vicenta llevárselo a casa para cuidarlo hasta que muriera. «Rodolfo estaba tan acostumbrado a estar en la calle que por las mañanas, cuando no podía bajar ni subir escaleras, Carlos lo sacaba en brazos al poyete de la calle y Rodolfo se pasaba las mañanas allí, observando a la gente». Así pasó sus días hasta que, por «lo malito que estaba», Carlos tuvo que llevarlo al veterinario para sedar y sacrificar a Rodolfo. Era el 19 de abril de 2017. En un principio, pretendieron erigir una escultura, pero al final se descartó.
Descubren cómo se saludan los elefantes: cambian el ritual según les miren o no
Judith de JorgeLos paquidermos muestran distintas combinaciones de gestos y vocalizaciones para decirse 'hola' que incluyen desde toques con la trompa y aleteos con las orejas a hacerse pis
Un paisano llamado Manuel Sánchez escribió: «Rodolfo era un imponente pastor alemán que vivió muchos años en la plaza de Argamasilla de Alba. No se le conocía casa, pero se ganó el corazón de su gente y nunca le faltó comida, atenciones y cariño. Recuerdo su lozana figura sesteando. Este domingo me enteré de su pérdida. Conmovedor homenaje del pueblo y del Ayuntamiento de Argamasilla de Alba a uno de sus vecinos más singulares y buenos. He de reconocer que me ha llegado al corazón. Hay que agradecer este gesto de sensibilidad y cultura». Se refería a la placa con la fotografía de Rodolfo, 'el perro de la Virgen', que ilustra este artículo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete