CASTILLA-LA MANCHA
Parador de Cuenca: 30 años de historia conventual y de referente turístico
El parador está de celebración por su trigésimo aniversario siendo una referencia. En sus 53 habitaciones han pernoctado personalidades como los Reyes de España, Pierce Brosnan y José Luis Perales
Page y Dolz inauguran una placa conmemorativa del 25 aniversario de Cuenca como Ciudad Patrimonio
Cuenca
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Iniciar sesiónEl parador de Cuenca abrió sus puertas el 1 de abril de 1993, tras haber sido sometido a numerosas reformas, convirtiendo el imponente edificio del convento de San Pablo, en un lugar único que se ha convertido con los años en un atractivo ... turístico para la ciudad. A la par que su historia, la ciudad de Cuenca fue declarada seis años después -en 1999- Patrimonio de la Humanidad.
La historia de este edificio, con unas vistas privilegiadas de las Casas Colgadas y del Casco histórico, le ha convertido en un testigo mudo del devenir de la ciudad. Hasta este edificio han llegado numerosas personalidades como los actuales Reyes de España, que pasaron su primera noche de luna de miel en la habitación 305, una estancia «con muy buenas vistas, en la planta superior, al ser la única que quedaba disponible cuando ellos reservaron», precisan responsables del hotel.
Con una ocupación media anual cercana al 80%, y unas buenas críticas por parte de los clientes -que proceden principalmente de ciudades como Madrid, Valencia, Barcelona y Alicante-, por el parador también han pasado personajes como Julio Iglesias, José Luis Perales o Pierce Brosnan, que grabó escenas para uno de sus 007. Destacan estancias como la sacristía convertida en la cafetería; la Sala Capitular, el Salón Vicenciano, y el comedor y el Refectorio que ocuparon los monjes.
La importancia y prestigio del parador de Cuenca ha conseguido atraer viajeros procedentes de países como Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania y Bélgica, entre otros.
Reclamo turístico
El parador, ubicado en un convento del siglo XVI, fue construido para la orden de los dominicos y es hoy uno de los monumentos más representativos de Cuenca. Se encuentra en uno de los lugares más especiales de la ciudad, junto al puente de San Pablo y frente a las Casas Colgadas.
Los 120 años de un puente colgado sobre el río Huécar de Cuenca
Francisca RamírezEl monumento, que cruza el río Huécar, es de hierro y se construyó a principios del siglo XX tras derribarse años antes el antiguo puente de piedra
El convento de San Pablo tiene un precioso claustro acristalado con arcos de medio punto y un patio central en el que se puede tomar algo en las noches de verano. Otros de los lugares más espectaculares del Parador son la cafetería, situada en lo que fue la capilla del convento, y la piscina, con una espectacular panorámica.
El Parador ha conjugado la arquitectura religiosa con una decoración moderna y vanguardista. Con capacidad para 126 huéspedes, en las 63 habitaciones, tiene un patio central y un precioso claustro acristalado con arcos de medio punto consagrado al arte contemporáneo. Otro reclamo es su gastronomía, que le consolidan como uno de los grandes baluartes de la cocina conquense tradicional actualizada.
Menú conquense
Para estas celebraciones el equipo de cocina del Parador (con el chef Miguel Ángel Martínez al frente), ha diseñado un menú especial inspirado en los productos de cercanía de temporada. Como primeros, crema fría de crema fría de tomate y mango con AOVE texturizado, gelatina de verduras con zamburiña y langostino, y puerros confitados a la parrilla con pistachos manchegos. Unos aperitivos para los que se ha seleccionado el Tinácula White 2021 , un blanco elaborado con uva Pardilla con tres meses de crianza sobre lías en tinaja de barro.
Como segundo, la tradicional trucha marinada con encurtidos, sus huevas y algas acompañada con la misma referencia enológica de una añada anterior. Un vino fresco, salino y mineral que marina muy bien con este sabroso pescado azul de agua dulce. A continuación, un lomo de ciervo de la Serranía conquense con puré de boniato asado, maridado con el tinto Tinácula Red 2020, un monovarietal de bobal con crianza de seis meses en tinaja de barro antigua de 500 litros.
Y para terminar se ofrece como postre un helado de queso artesano con chocolate de la Abadía de Jábaga, para que el que se reserva el Tinácula X 2019, un coupage de bobal y cencibel con una crianza de 10 meses en tinajas antiguas de 1.200 litros y medio año de redondeo en botella.
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