Page: «Salgo decepcionado en materia de financiación autonómica; el país es un puzle roto con muchas piezas averiadas»

«Salgo del problema de la financiación enormemente decepcionado», afirmó. «No he venido buscando ningún tipo de acuerdo formal, ninguna votación. A estas alturas ya tengo algo de experiencia, pero al menos esperaba alguna conclusión, algún compromiso. Y tengo que decir que no hay ninguno». «No hay ni fechas ni propuesta», sentenció.

El presidente de Castilla-La Mancha subrayó que la financiación autonómica no puede ser tratada como un punto más del orden del día y recordó que el sistema de financiación actual lleva caducado once años y denunció que ni siquiera se ha cumplido el compromiso adquirido en Santander de presentar un calendario de trabajo. «No solo no ha pasado, sino que aquí ni siquiera se ha revalidado», reprochó.

Pese a esta falta de contenido, el líder castellanomanchego reconoció el valor simbólico del lugar de celebración. «Tiene de positivo mucho el hecho en sí de que se haya celebrado en Barcelona, que el presidente de la Generalitat no solo asista con regularidad, sino que además haya aceptado que se celebre aquí. Eso antes era un problema evidente», señaló.

Con todo, su balance fue contundente: «Cualquier español que hubiera podido seguir de cerca lo que ha pasado dentro de la reunión hubiera visto que el país es un puzle roto. Un puzle con muchas piezas averiadas y prisionero de un ambiente de frentismo verdaderamente asfixiante que hace estéril cualquier intento».

En esa línea, criticó la falta de voluntad para alcanzar acuerdos: «Lo malo no es no conseguir acuerdos, es que desde el minuto uno no se nota la voluntad de conseguirlos».

Según García-Page, al Estado le viene muy bien no plantear un modelo de financiación autonómica. «Le pasó al Partido Popular con mayoría absoluta y le está pasando ahora a este Gobierno. De manera que sí, los paganinis terminamos siendo las comunidades autónomas».

Y volvió a insistir en que el modo en el que se desarrolló la cumbre de Presidentes de Barcelona le causa preocupación. «Me duele sinceramente. Casi les digo que me voy más triste que decepcionado. Decepcionado porque esperaba algunas conclusiones y compromisos. Y triste sinceramente porque certifico una vez más que el ambiente político en este país se ha convertido en un frentismo populista barato», confesó.

En su opinión, todo ello es «muy duro» porque normalmente la tensión política y el deterioro de un gobierno va relacionado con la crisis económica, «pero yendo la economía razonablemente bien, desde luego mucho mejor que el resto de las economías occidentales, es bastante incomprensible el nivel de tensión y de odio social que se ha instalado en la política nacional y en particular para quien la dirige. Los españoles tienen claro que el 90% del ruido es artificial, lo crea la clase política para seguir conservando su nicho electoral, esa es la realidad», precisó el presidente regional.