En un acto celebrado este jueves en Toledo, el presidente regional, Emiliano García-Page, ha lamentado que nunca se haya utilizado la máxima capacidad de producción de agua desalada en el Levante. «Si todas las desaladoras que hemos pagado todos los españoles, millonariamente, estuvieran al cien por cien de funcionamiento, ¿cuánta agua sería necesaria para satisfacer la demanda actual?: cero«, se ha contestado él mismo, y ha añadido que si en el Levante se recurre al trasvase es «porque resulta más barato», a la vez que ha pedido el apoyo de todas las instituciones para «finiquitar» esta situación.
En el documento técnico de Castilla-La Mancha se argumenta que, excepto en el año hidrológico 2016 y 2017, de gran sequía, desde 2003, primer año en que entraron en funcionamiento las estructuras de salinización, «se ha producido agua suficiente como para compensar todos los déficits de las aportaciones del trasvase».
La razón de potenciar las desaladoras es satifacer las demandas hídricas de las zonas costeras del Levante y a la vez relajar el «estrés hídrico» de las zona de interior que no tienen fuentes alternativas de abastecimiento, dice asimismo el documento técnico.
La fijación de esta postura por parte de Castilla-La Mancha se produce en un momento en que las regiones del Levante han vuelto a reivindicar el trasvase Tajo-Segura tras llenarse los embalses de la cabecera del Tajo, en la provincia de Guadalajara. «El Gobierno no puede volver a recortar el trasvase al Segura porque los embalses del Tajo tienen agua suficiente», ha dicho recientemente el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón.
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