Page se define como «un costalero más» dentro del PSOE, no se ve 'papable' y reivindica el reencuentro con la socialdemocracia

A lo largo de su intervención, el presidente castellanomanchego profundizó en el momento que vive su partido y en la necesidad, a su juicio, de reconectar con los valores fundacionales de la socialdemocracia. «Noto en la gente un ansia inmensa de reencontrarse con el PSOE conocido, en versión claramente socialdemócrata», señaló, tras subrayar que esta demanda no proviene únicamente de votantes tradicionales, sino también «de mucha gente joven».

En este sentido, defendió que el PSOE es un partido con una fuerza estructural que lo convierte en una pieza esencial del sistema político español. «Es el único partido que, con todos los vaivenes, no ha tenido que refundarse ni cambiarse de nombre», apuntó.

Además, García-Page considera que el PSOE sigue siendo percibido como un factor de estabilidad institucional en un escenario de creciente fragmentación. «El PSOE es visto hoy en España como un bien de Estado», aseguró. Una afirmación que, según explicó, también puede extenderse al Partido Popular, con quien comparte ese papel estructural dentro de la arquitectura democrática.

Durante su intervención, también lanzó una crítica directa al funcionamiento del sistema político actual, que a su juicio penaliza de forma desproporcionada a los partidos mayoritarios. «Este país es tan dual que tiene dos varas de medir. A los grandes partidos se les exige todo y a otros no se les exige nada», denunció, aludiendo directamente a los casos de Podemos y Vox. «A algunos se les vota solo para que den patadas», afirmó.

Por último, García-Page reivindicó la importancia de las organización mas allá de los liderazgos personalistas. «Hasta la idea más brillante, como pudiera ser la de Cristo, necesita una Iglesia. Porque es muy complicado mantener incluso el mejor proyecto sin organización», sentenció.