Oído en el mostrador de una farmacia: «A mi hijo le doy un Lexatin para el examen»

Estos fármacos llegan a manos de los jóvenes de una forma muy fácil, ya que los encuentran en su propia casa. Dispensados con receta a sus padres, no tienen más que cogerlos del botiquín familiar para consumirlos sin ningún tipo de control. En algunas ocasiones, son los propios progenitores los que facilitan a sus hijos las pastillas si se encuentran estresados o nerviosos.

Noticia Relacionada

La receta de una psiquiatra para que padres e hijos no medicalicen sus problemas

Carlota Fominaya

El rápido deterioro de la salud mental de los hogares españoles, a examen por los expertos de The Family Watch

«Hemos oído en el mostrador de las farmacias frases como esta: 'yo a mi hijo le doy un Lexatin cuando tiene examen». Quien alerta de ello es la presidenta del Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Castilla-La Mancha (Cofcam), Concepción Sánchez Montero.

El Consejo, junto a la Consejería de Sanidad, acaba de poner en marcha una campaña dirigida a los adultos para concienciar sobre el uso de hipnofármacos entre menores. «Los tratamientos de cada uno son personalizados, valorados por un médico que nos ha pautado una posología para nuestras circunstancias concretas. ¿Qué pasa? Que nosotros, en nuestras casas los dejamos en nuestros botiquines y es fácil acceder a ellos. Le puedo contar que nosotros ya hemos detectado en los mostradores, y no es la primera ni la segunda vez, que oímos cosas como 'no te preocupes, que para el examen le doy un Lexatin'. Entonces, los adultos estamos normalizando una situación que a futuro va a tener unas consecuencias importantes en salud: consumo de hipnosedantes sin prescripción médica. Son medicamentos que si tú los consumes habitualmente, cada vez necesitas más y llegas a hacerte adicto. ¡Y estamos hablando de niños! Esto es grave». Tan grave, que el 46,7% de los adolescentes considera que conseguir fármacos hipnosedantes es fácil.

Las benzodiacepinas son fármacos de tipo hipnosedante; es decir, tienen un efecto calmante, relajante, generan adormecimiento y reducción de la ansiedad. Entre algunos adultos, el consumo de este y otros medicamentos similares carecen del estigma que caracteriza a otras sustancias, como el alcohol o las drogas. Por ello, no dan importancia darle al hijo una pastilla para que se tranquilice, por ejemplo, ante el examen que se le avecina.

Para alertar y evitar situaciones como esta, ya está en vigor la citada campaña. Su objetivo es frenar el consumo inadecuado de hipnosedantes entre adolescentes. «Hay que concienciar a las personas que tienen pautado este tipo de medicamentos dentro de su tratamiento de la importancia de no compartirlos con nadie, especialmente con menores de edad», explica Concepción Sánchez. La campaña nace a raíz de la creciente preocupación por el alarmante aumento del número de menores de edad que consumen estos medicamentos sin receta, ya que se ha pasado de un 3,4% en 2016 al 7,1% en 2020.

Desde hace unos días, las farmacias de Castilla-La Mancha pegan en los envases de este tipo de medicamentos unas tarjetas informativas con varios mensajes para alertar a la población adulta, tales como 'no compartas con nadie tu medicación, especialmente con los más jóvenes'.

Entre los efectos adversos más frecuentes de estos fármacos están: sedación, alteraciones psicomotoras (que afectan a la coordinación, al equilibrio...) y trastornos cognitivos relacionados con el lenguaje, desorientación o dificultad de concentración, de manera que con su consumo puede verse alterada la capacidad para realizar ciertas tareas como, por ejemplo, conducir vehículos o...hacer un examen, en el caso del joven cuya madre le facilita un Lexatin.

Los mensajes de la campaña puesta en marcha por los colegios de farmacéuticos se refuerzan con un vídeo informativo que ya se difunde en las redes sociales y en medios de comunicación, y con charlas informativas dirigidas a la población general. Previamente se han realizado sesiones formativas a los profesionales farmacéuticos de Castilla-La Mancha en las que se han revisado aspectos farmacológicos y se han dado claves de atención farmacéutica.

Hay hipnosedantes con efectos ansiolíticos como Lorazepam, Bromazepam o Alprazolam; con efectos hipnóticos como Lormetazepam y Zolpidem, y efectos sedantes, relajantes musculares o anticonvulsivantes como Diazapan y Clonazepam.

El psicólogo Alejandro Blanco, director del centro de Proyecto Hombre en Toledo, dice que del consumo de hipnosedantes «se habla con relativa normalidad» entre los jóvenes que acuden a terapia por otras adicciones, y subraya que existe una «normalización» en su uso porque son «legales», sin ser conscientes del peligro. A Blanco le parece muy positiva la campaña que realizan las farmacias. «Los adolescentes saben que es algo que toma su madre o su padre y lo ven como algo menos malo porque lo receta un médico». El terapeuta insta a los jóvenes a gestionar su estado emocional, como las frustraciones o la ansiedad, por sí mismos, sin ayuda de sustancias. «Ante un examen tienes que aprender como persona a gestionar estos estados; si no, estás dejando de trabajar y de gestionar tu vida de una forma sana. Y los padres, dándoselos, están incapacitando a su hijo para hacerse persona de forma libre y natural».