Las mujeres sufren más accidentes laborales en el campo, sanidad, educación o asistencia a residencias

Según ha detallado la técnica de la Secretaría de Igualdad y Salud Laboral de CCOO, Valle Cervantes, «es necesario hacer una segregación de los datos para ver cómo se enferma y daña la salud de las mujeres trabajadoras«. Y para ello ha utilizado el período comprendido entre los años 2021 y 2024.

En principio son los hombres quienes sufren más accidentes laborales (el 72 por ciento), pero «la realidad es más compleja», ha apuntado Cervantes. Si se analizan algunos sectores se puede comprobar como hay más hombres que mujeres trabajando, pero ellas sufren más accidentes laborales. Por ejemplo en el sector agrícola, mayoritario de hombres, el 75% de los accidentes los sufren las mujeres.

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Y en otros sectores más feminizados también. Siete de cada diez en educación, el 71% en sanidad, nueve de cada diez en asistencia a residencias y el 54% en servicio de comidas y bebidas, según ha explicado la técnica de CCOO. Y en la industria química, un sector que emplea a más hombres que mujeres, son estas últimas las que registran mayor índice de incidencia de siniestralidad.

«Las condiciones de riesgo nos dicen que tenemos condiciones distintas», ha añadido Cervantes, que ha pedido a todas las empresas que realicen evaluciones de riesgo por género.

También ha hablado de los accidentes in itinere (los sufren las personas trabajadoras en el trayecto entre su domicilio y el lugar de trabajo o viceversa). En este caso son más las mujeres, porque no solo son accidentes de tráfico en los desplazamientos, ha informado Cervantes, sino «caídas, choques o sobrecargas de ir corriendo de un lado para otro».

En conclusión, un mismo riesgo laboral en el trabajo impacta de manera diferente en la salud de mujeres y hombres debido a las diferencias biológicas, la organización social del trabajo, los roles de género, la segregación ocupacional y unas condiciones de trabajo y preventivas diseñadas en la mayoría de las ocasiones teniendo en cuenta los parámetros masculinos, lo que hace que ciertos riesgos laborales causen daños más severos en la salud de las mujeres trabajadoras.