José Antonio Cebrián, el camionero que dedica las noches a escribir novelas

Este vecino de Quintanar del Rey, casado y con dos hijos, recorre Europa desde 2015 repartiendo azulejos, puertas, accesorios de cuartos de baño o botellas de cristal rellenas de vino. Cuando aparca el camión, de la empresa Transportes Casanova, enciende el ordenador portátil y le da rienda suelta a la imaginación. Antes de dormir teclea una, dos o tres páginas, las que surjan. Así construyó 'El nombre', poco a poco, casi sin creérselo, su primera novela, ambientada en la Guerra de Secesión de Estados Unidos, que va por su segunda edición.

«Mi faceta de escritor la descubrió un locutor de radio de una emisora local de Peñas de San Pedro que se llama Alonso Martínez. Me comentó que me expresaba con facilidad y me propuso hacer un poema para el Día de la Madre. Todavía hoy, 22 años después, soy incapaz de leerlo. Me emociono mucho y no puedo», explica. Lo que escribía «gustaba a la gente».

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Una tarde, en su casa, estaba viendo 'El color púrpura', la película de Steven Spielberg, y una idea empezó a rondar su cabeza. La iría madurando porque «no quería hacer el ridículo». Al final se convenció de que había que intentarlo. Sumó montones de folios y no se los enseñó a un amigo hasta que llevaba 130 ó 140. «Me ha encantado, pero no me dejes a medias», le contestó. Y José Antonio ya no pudo parar. El borrador se lo envió a una única editorial y, al comunicarle que 'El nombre' sería una realidad a la venta, pegó «un grito igual que un crío». «Jamás pensé que iba a tener esa relevancia», reconoce.

Aquella afición hace tiempo que se convirtió en rutina. En algún lugar de Europa, el camionero conquense se sienta delante del ordenador al caer la noche y se pone los cascos inalámbricos para inspirarse con bandas sonoras como las de 'El código Da Vinci', 'Gladiator', 'Transformers' o 'Forrest Gump'. Lo próximo que verá la luz será una historia real de la II Guerra Mundial. Y después, claro, la segunda parte de 'El nombre'.