Hallan restos óseos en un estrecho y profundo pozo de sondeo de Manzanares donde se busca al empresario desaparecido en 2019
sucesos
La Guardia Civil no ha confirmado por el momento si son de Jesús María González Borrajo, cuando el próximo 19 de junio se cumplirán cuatro años de su ausencia
Antonio Caba, el tratante embaucador que escondía un cadáver en el pozo
Las deudas y la ludopatía, móviles del crimen del empresario Juan Miguel Isla
La Guardia Civil ha encontrado restos óseos en un estrecho y profundo pozo de sondeo en una finca agrícola de Manzanares (Ciudad Real), aunque por el momento no puede confirmar si son del empresario Jesús María González Borrajo, desaparecido el 19 de junio de 2019, miércoles, a los 57 años ... .
Cuando se van a cumplir cuatro años de su ausencia, el hallazgo durante la Operación Desgombo ha sido posible gracias a una nueva maquinaria que se ha empleado en las últimas horas. Esto ha permitido avanzar, sacar varias piedras de grandes dimensiones y dar con los huesos dentro de un pozo por donde, debido a su reducido diámetro, difícilmente habría entrado el cadáver completo de Jesús María. Este hombre medía 1,80 metros de altura y pesaba 75 kilos.
La prolija investigación, desarrollada por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) y de la Comandancia de Ciudad Real, está dirigida por el Juzgado de Instrucción número 2 de Manzanares. En la operación participan otros especialistas de la Guardia Civil, como Criminalística, el Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (Greim) o el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS).
Hasta esa finca llegaron los agentes tras una declaración voluntaria de Gaspar Rivera, al que atribuyen el homicidio/asesinato de otro empresario, Juan Miguel Isla Fernández, de 58 años y cuyos restos aparecieron en un pozo en marzo. Además de Rivera, un anciano ludópata con deudas, está acusado también Antonio Caba, el tratante embaucador que vio con vida por última vez a los dos desaparecidos, según la investigación.
Jesús María González Borrajo
Dedicado a las máquinas tragaperras y vecino de esta localidad manchega de unos 18.000 habitantes, Jesús María tenía varios automóviles a la venta y el día de su desaparición, a las 14:40, terminó la conversación telefónica con su pareja, Claudia, porque llegaba el comprador del segundo coche. Pero al empresario ya no se le volvió a ver.
Jesús María, que había tomado café ese día en el bar que frecuentaba, era una persona con costumbres fijas. Tenía problemas de salud, tomaba medicación y había decidido plantearse una jubilación anticipada.
Antes de desaparecer, había organizado un viaje a Alicante para entrevistarse con unos agentes inmobiliarios para comprar un piso donde vivir con Claudia.
La denuncia fue interpuesta por parte de un hermano de Jesús María el día 24, lunes, cinco días después de verlo por última vez. Ahora los numerosos agentes que participan en esta investigación podrían haber encontrado huesos del empresario.
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