Estafó 3.500 euros y fue contratada en una empresa familiar de la víctima haciéndose pasar por una enferma de cáncer

Pero esta delincuente con antecedentes policiales por hechos similares llegó un poco más lejos: con su mentira, logró ser contratada en una empresa familiar de la víctima, aunque la descubrieron a tiempo, en el periodo de prácticas.

En una reunión de amigos fue donde se conocieron la timadora y su objetivo, una mujer que atravesaba una delicada situación emocional porque se estaba divorciando. De esta situación vulnerable se aprovechó la estafadora, que ideó un plan y entabló una supuesta relación de afecto durante meses. Logró hacerse amiga íntima de su víctima, entrar en su casa y conocer a su familiar con varias mentiras: le contó una historia familiar y laboral inventada, además de decirle que tenía un cáncer grave y necesitaba un costoso tratamiento médico urgente.

De repente, la apremió para que le prestase dinero porque tenía que pagar la medicación, pero que se lo devolvería cuando se lo reintegrasen desde la Seguridad Social. Convencida de lo que estaba pasando su supuesta amiga debido al cáncer fingido, le hizo varias transferencias por un importe total de 3.500 euros.

La mentira continuó y hubo un giro de rosca, muy usado por los estafadores. La supuesta enferma le comunicó que le había realizado el reintegro del dinero, pero le dijo que se había equivocado y que le había devuelto una cantidad mayor. Para eso, la estafadora falsificó documentos -el justificante de la operación- y le pidió que le restituyese la diferencia.

En este tiempo, la delincuente logró también que una empresa familiar de la víctima la contratase, desconociéndose con qué intenciones: ¿Quería trabajar o también estafar? Falsificó completamente su currículum, pero no coló. En el periodo de prácticas se dieron cuenta y verificaron que había mentido, con lo que no cumplía ninguno de los requisitos para el puesto de trabajo.

A partir de aquí, la víctima se percató y descubrió a la timadora, con la que trató de manera amistosa solucionarlo y que le devolviese los 3.500 euros. Pero, finalmente, se ve obligada a denunciar ante la Policía Nacional.