Según añade, los ganaderos se encuentran en una situación límite, tras meses de dificultades por la sequía, el encarecimiento de los costes de producción y ahora, la amenaza de esta enfermedad que puede provocar importantes pérdidas en las cabañas ganaderas.
«No podemos permitir que las administraciones públicas se encuentren de vacaciones sin ofrecer soluciones a esta grave situación. Echamos en falta su compromiso a la hora de dar la suficiente información para que el ganadero pueda tomar las medidas correctas«, detalla Barato.
Asaja reclama una intervención «urgente y coordinada», que incluya la distribución inmediata de vacunas en las zonas afectadas. «Se necesitan medicamentos y medidas de choque a la máxima brevedad posible», exige Pedro Barato.
También, la puesta en marcha de ayudas directas para las explotaciones que hayan sufrido bajas o pérdidas productivas, la agilización de los trámites administrativos para declarar oficialmente las zonas afectadas y permitir la movilidad del ganado con garantías; y una campaña informativa para orientar a los ganaderos sobre las medidas de prevención y contención del brote.
La lengua azul es una enfermedad vírica que afecta principalmente a rumiantes como ovejas, cabras y vacas. No se transmite a los humanos. El ganado puede sufrir fiebres altas, inflamación de las mucosas, dificultad respiratoria, abortos y, en los casos más graves, la muerte. El virus se transmite a través de un mosquito del género Culicoides y la vacunación preventiva es la principal herramienta para frenar su propagación.
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