Antonio Caba, el tratante embaucador que escondía un cadáver en el pozo

Hablan del principal sospechoso de la muerte de un empresario, Juan Miguel Isla Fernández, quien desapareció el pasado 22 de julio, después de citarse con Antonio para cobrar 50.000 euros de la venta de una finca familiar. La Guardia Civil está a la espera de recibir los primeros resultados de los exámenes forenses para confirmar si los huesos y los jirones de ropa hallados en el pozo de una finca de Valdepeñas, a 40 kilómetros de Manzanares, son los de este empresario de 58 años.

«A Isla lo conocía hacía poco tiempo, pero consiguió embaucarlo, hacerse amigo suyo, le vendió la finca en unos términos que nadie se la habría vendido y al final...», especula un hombre que dice conocer muy bien al sospechoso, de 49 años y detenido el martes por la Guardia Civil.

Pero no es el único arrestado en la Operación Mancanti -desaparecido, en italiano-. Gaspar, de 73 años, también está implicado como un presunto colaborador en este caso, cuyas diligencias están declaradas secretas por el juzgado instructor, el de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Manzanares. Precisamente este miércoles por la noche ha enviado a prisión -provisional, comunicada y sin fianza- al mayor de los detenidos. Gaspar está acusado de un delito de homicidio/asesinato. 

«Cuando Antonio esté en la cárcel, la gente se atreverá a hablar más», apunta un conocido. Éste hace hincapié también en las buenas relaciones que el detenido, administrador único y apoderado de varias empresas, ha tenido siempre con todos los estamentos sociales de Manzanares, un municipio manchego con 18.000 habitantes: «Por algunos lugares andaba como Pedro por su casa».

Cazador, coleccionista de armas y simpatizante de la División Azul, Antonio viste ropa de marca, «siempre va de punta en blanco», y ha conducido vehículos de alta gama, como el que lleva ahora. «Ha tenido relación con el mundo del vino, con bodegas importantes; últimamente se dedicaba a la compraventa de tierras y, sobre todo, engañaba a mucha gente (...) Te vendía desde muebles valiosos a fincas, casas o coches, con negocios en Valdepeñas y Manzanares».

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Relatan en Manzanares que el nivel económico de Antonio comenzó a subir hace una década aproximadamente: pasó de una vida sin ostentaciones a conducir coches de clase alta. «Fue después de la muerte de su socio, Miguel, que era el complemento de Antonio. Miguel apareció muerto en un pozo, ahogado, y en el pueblo todos asumimos que fue un suicidio porque tenía una depresión, pero ahora...», duda un vecino, quien recuerda el paso de Antonio por la política. En 2017 fue elegido miembro de la ejecutiva local del PP, partido en el que no milita actualmente.

Este miércoles se drenó el pozo donde fueron hallados los huesos, pero ningún objeto personal (documentación, teléfono móvil o cartera), aparte de trozos de ropa. Tampoco huesos de un segundo cadáver. Los registros de dos domicilios, uno en Manzanares y otro en Valdepeñas, fueron suspendidos pasadas las dos de la tarde y se reanudarán este jueves, al igual que el que se llevará a cabo en otra finca.

De momento, los investigadores están centrados en poner nombre y apellidos a los restos encontrados en la parcela situada junto a la A-4 (autovía del Sur), a la altura de la salida 204 dirección Córdoba, en el término municipal de Valdepeñas. El interés prioritario es saber de qué murió esa persona y dejan en un segundo lugar la posible vinculación de Antonio Caba con la desaparición, en junio de 2019, de Jesús María González Borrajo.

Este empresario de 55 años también mantuvo una relación comercial con el detenido en la compraventa de dos vehículos. Sus familiares han investigado por su cuenta y se han puesto a disposición de la Guardia Civil porque están convencidos de que Antonio, el tratante embaucador, sabe mucho del destino de Jesús María.