Tres nuevos registradores de la propiedad para combatir la despoblación

Su trabajo consistirá en «prestar un servicio cercano a nuestros vecinos, que les ayude en la gestión de sus propiedades y facilite y dé tranquilidad y confianza, a la postre, en un tema vital en las familias y empresas como es la seguridad jurídica de su patrimonio», explica Alba Marqués en una nota difundida por el Decanato de Registradores.

Marqués quería ser registradora «desde los seis o siete años. No sabía el porqué, pues en mi familia ni siquiera había un abogado, pero yo lo tenía claro». Ahora, en Alcaraz, quiere «contribuir a que esa España vaciada, donde se tienen más dificultades para acceder a numerosos trámites, yo pase a ser una más de sus vecinos y a través de la oficina de su registro, y el equipo que la conformamos, les sea fácil agilizar adquisiciones de bienes, registros de actividades empresariales, etc. para fomentar el desarrollo rural, la economía».

Mientras, Cristina Ibáñez, de 26 años, es la nueva registradora del registro de Cogolludo, un municipio de apenas 500 habitantes. «He encontrado una sensación de familia, de hermandad muy bonita. Sé que me van a cuidar y estoy deseando prestar ese servicio público a mis vecinos, darles confianza y seguridad jurídica en la gestión de su patrimonio», afirma.

Por último, Borja Bustillo, añade que Piedrabuena «era de mis primeras opciones». «Mi idea es dar seguridad jurídica. Ayudar. Muchos de estos pueblos no tienen muchas fincas inscritas. Yo busco potenciar y acercar las funciones del registro y ayudar al ciudadano a resolver todas las dudas».