Susana Martín Gijón: «Quienes defienden los derechos de los animales son, para mí, más humanos»

Esta es la reseña de ' Especie ' (Alfaguara), la última novela policíaca de una autora ya referente del género, como es Susana Martín Gijón (Sevilla, 1981), y la segunda entrega de la serie que tiene a la inspectora Camino Vargas como protagonista. Con ella llegará bajo el brazo este sábado al festival de género negro ' Mancha Negra ', que se va a celebrar en Ciudad Real del jueves a ese día. En esta nueva historia se refleja la dramática situación a la que son sometidos los animales por parte del hombre para usos alimentarios, lúdicos o seudocientíficos.

Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Después del éxito de 'Progenie', ¿teme no estar a la altura con 'Especie' o está tranquila con la acogida de la segunda novela de la serie de la inspectora Camino Vargas?

Estoy tranquila. Creo que la crítica ha valorado de forma unánime que 'Especie' es una obra más redonda, y yo también lo siento así. No siempre se da, pero en algunas novelas es como si todo hubiera estado esperando ahí para encajar. Los modus operandi del asesino, el mapa del crimen de la ciudad... todo existía ya, digamos que solo faltaba darle forma. Así me he sentido con 'Especie'.

En esta ocasión, nos invita a reflexionar sobre el consumo desmesurado de productos cárnicos y el tratamiento de los animales en la industria de la alimentación. Buen sitio Sevilla, con sus tapas, para pensar en ello, ¿no cree?

Ja, ja, sí. Casi como otro cualquiera, en realidad. El consumo que hacemos de productos de origen animal afecta a cada área de nuestra vida y en cualquier lugar. Pero es verdad que con lo glotona que es Camino, se lo pongo especialmente difícil.

¿Cómo llegó a este tema para convertirlo en el trasfondo de su nueva novela?

Me interesan los temas que aún no se han tratado en la novela negra. Al igual que con las maternidades, suponía un giro de tuerca el acercarse a ello a través de este género. Es una forma de entretener que a la vez te sumerge en un mundo que sabes que está ahí, pero con una mirada desacostumbrada. Además, siempre he tenido sensibilidad por los animales y yo misma quería informarme mejor.

La novela incluye también un guiño metaliterario a uno de los grandes defensores de los derechos de los animales, el premio Nobel J. M. Coetzee. ¿No teme las críticas en una ciudad como Sevilla tan aficionada a las corridas de toros?

Vivimos en un mundo especista, eso está fuera de toda duda, y tampoco trato de convencer a nadie para que piense de otra forma. Simplemente muestro un punto de vista distinto, acerco al lector al trato que estamos dando a los animales desde muchos espacios y muchas miradas. En la obra dejo fuera mi opinión, me parece que eso es imprescindible, pero si me preguntan a mí como Susana, diré que quienes defienden los derechos de los animales son, para mí, «más humanos».

La denuncia social está muy presente en su obra. ¿Cree que la novela negra es una buena herramienta, sino la mejor, para concienciar sobre determinados aspectos?

No sé si la mejor, pero no tengo ninguna duda de que es un vehículo estupendo para abordar temáticas de injusticia social. De hecho, a través de la ficción llega donde a veces al periodismo se lo ponen más difícil.

Lo que vuelve a quedar claro en 'Especie' es que Camino Vargas no pasa por su mejor momento personal. ¿Remontará algún día o es algo intrínseco al personaje?

Yo creo que se ve una evolución muy clara. Ha madurado con respecto a su relación con Paco, por fin tiene claro lo que quiere, aunque conserve sus miedos, como todos... También con su equipo, aun con sus torpezas, se va haciendo a eso de ser la jefa. Pero claro, yo tenía que ponerle obstáculos, llevarla al límite. Ese es mi papel, y el suyo, sobreponerse como buenamente pueda.

En esta nueva entrega, para resolver una serie de asesinatos de hombres que aparecen en lugares emblemáticos de Sevilla, recibe la inestimable ayuda de una joven agente que acaba de llegar a su equipo, Evita Gallego. Usted, que fue además directora general del Instituto de la Juventud de Extremadura, ¿no cree que hay que reivindicar las virtudes de la juventud en una época que está tan denostada por algunos?

Por supuesto, ¿qué seríamos sin, entre otras muchas cosas, la frescura y el idealismo de la juventud? Luego uno crece y se hace cínico, la vida le vence, esas cosas. Evita tiene muchas de esas cualidades: es altruismo, nobleza, fuerza pura.

Hace un año que la entrevisté preguntando por el estado de salud de la novela negra y me dijo que era muy buena, a pesar del coronavirus. ¿Se reafirma en esa apreciación?

Sí, y no solo eso, sino que además veo que se está apostando cada vez más por autores patrios, y eso me parece que está muy bien. Creo que los lectores quieren seguir leyendo a los autores extranjeros, pero también conocer a los de aquí que están haciendo las cosas bien. Además, los datos de lectura aumentaron durante la pandemia. Muchos han redescubierto los libros y estos han hecho una función esencial en la época dura que hemos vivido.

Ha dicho en alguna entrevista que era muy emocionante ver durante el coronavirus las fotos que le enviaban algunos de sus lectores leyendo 'Progenie' desde los hospitales. Ahora, que se está recuperando la presencialidad en la presentación de libros y pueden mirarse a los ojos desde un poco más cerca, ¿cuál es su sensación?

Muy gratificante y muy esperada. Las redes nos salvaron de la desconexión con los lectores, pero nunca podrán sustituir el cara a cara. Poder charlar tranquilamente es algo que no se cambia por nada, no digamos ya cuando nos quitemos las mascarillas.