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Page: «Con el trasvase nadie se plantea una barbaridad, pero hay que buscar alternativas»

Tras décadas inmersos en la llamada «guerra del agua», algo parece que se mueve y se avecinan cambios en el trasvase Tajo-Segura

El presidente Emiliano García-Page en la entrevista en el Palacio de Fuensalida Fotografías: H. Fraile

Manuel Buitrago

Esta semana, el diaro La Verdad de Murcia ha realizado una extensa entrevista al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page , sobre el momento actual del trasvase Tajo-Segura . ABC Castilla-La Mancha recoge una parte de ella por su interés y actualidad.

Esto no es una guerra del agua, sino un conflicto de intereses», dice Emiliano García-Page , en plena vorágine por los cambios que se avecinan sobre el trasvase Tajo-Segura. No dice abiertamente que haya que cerrar el trasvase, pero indica que tiene claros sus planteamientos sobre el agua. En tono conciliador, propone que las comunidades implicadas y el Gobierno de España lleguen a un acuerdo «antes de que lo haga el clima», y apuesta por la desalación como alternativa. La decisión está en manos del Ministerio.

¿Estaría dispuesto a reunirse con Fernando López Miras, Ximo Puig y Juan Manuel Moreno para afrontar el problema del agua y buscar una solución?

No es que esté dispuesto, es que lo estoy deseando. No hay ningún modelo cerrado con el agua; hemos tenido muchos vaivenes, y para que pueda haber un consenso es casi más fácil plantearlo de abajo hacia arriba, entre las comunidades de la España seca, que esperar a que el consenso político en Madrid se abra paso.

¿Y ve posibilidad de acuerdo para que el Tajo-Segura siga funcionando para el regadío?

Nuestra opción es llegar a un acuerdo de futuro. No me voy a regodear en lo que ha sido la controversia política del agua hasta ahora; hay que mirar las cosas con perspectiva. Si yo fuera el presidente de Murcia, de la Comunidad Valenciana o de Andalucía, tendría un interés extraordinario en ver las hipótesis de trabajo de la próxima generación. Y en eso hay que tener en cuenta los recursos reales, los vientos europeos y la sostenibilidad, con la perspectiva de que a nadie le falte agua en España. Mi vía es la del diálogo. Nosotros lo tenemos muy claro, y es evidente que Murcia y el Levante también.

Usted lo tiene claro. ¿Quiere que se cierre el acueducto?

Quiero que se distribuya el agua de otra manera. No tenemos ansiedad en los plazos. Hubo un tiempo en Castilla-La Mancha en que pensábamos que estaba muy maduro el ambiente y muy pactado el asunto, incluso con María Dolores de Cospedal. Lo que pasa es que luego en Madrid, a 70 kilómetros, algunos cambiaron de opinión. Pero no creo que pueda haber una solución por las malas. Tiene que ser siempre por las buenas.

¿Pero usted pondría como condición el cierre del trasvase?

La pregunta seria que se tiene que hacer España es si está o no en un modelo trasvasista; y España no lo tiene. Es inviable plantearse políticamente el trasvase del Ebro. Nadie se atreve. En su momento se planteó también el trasvase desde el Tajo Medio, que estuvo muy cerca de convertirse en una idea cierta. Eso está abandonado. No soy fanático, pero mi experiencia con el Tajo-Segura me lleva a pensar que los trasvases no son la solución de futuro. Pero si España decidiera democráticamente tener un planteamiento trasvasista, entonces tiene que ser de todos con todos. De unos ríos con otros. En una solución de futuro de medio y largo plazo. Personalmente lo he comentado con presidentes de Murcia, del Levante, con los que tengo buena relación. Lo he discutido con Ximo Puig en varias ocasiones, y yo no estaría excesivamente tranquilo sí todo mi abastecimiento dependiera de un canal tan frágil a cielo abierto de 300 kilómetros.

¿Ha llegado a algún acuerdo con la ministra Teresa Ribera para establecer una hoja de ruta sobre el futuro del trasvase?

No. Creo que el gobierno de España está intentando componer el puzzle, que es muy complejo. No hay un acuerdo definitivo en nada. Hay dos circunstancias que están resolviendo el problema. Una es la desalación, que va a ser imprescindible. Hubo mucha gente que le puso zancadillas y palos en las ruedas, pero hoy nadie cuestiona esa alternativa. Por otra parte, es innegable que el Tajo no ha dado nunca el volumen que se estimó. No ha llegado ni a la mitad. Pero esa mitad significa que en dos años se trasvasa lo que ocupa el Mar Menor. Hasta ahora, quien realmente no ha pintado nada en materia de aguas ha sido Castilla-La Mancha.

¿Se imagina usted las consecuencias de que gran parte del regadío del Levante dejara de funcionar, ligado a la industria agroalimentaria, que contribuyen al PIB de España?. Si se elimina el trasvase habría una pérdida en riqueza, empleo y producción.

Aquí nadie se ha planteado nunca ningún tipo de barbaridad. No quiero ni pensar lo que se hubiera hecho en otros territorios si la infraestructura del trasvase pasará por sus tierras. Y no estoy hablando de los independentistas. Nosotros en todo caso no hemos pasado nunca del debate político, y de la legítima reivindicación de intereses, que son compatibles no solo con la unidad de España sino con las distintas visiones que tenemos de la gestión de España. Lo que no puede ser es que el Tajo-Segura sea el único trasvase que hay en España. Me da igual que se hiciera en la dictadura o que se hubiera hecho en la República, porque ya está hecho.

El trasvase se sigue pagando [Hay una tarifa por varios conceptos, incluido el ‘tasazo’].

Digo la infraestructura, no el mantenimiento y la gestión. Pero si hoy se tuviera que plantear desde cero, seguramente no saldría el trasvase, o habría otros antes que el del Tajo-Segura. Nos podemos dar tiempo y hacer planteamientos de diálogo y moderación, pero lo que no se puede mantener es una sensación permanentemente de frontón, y de darse la espalda. Si desde las autonomías facilitamos un acuerdo o lo damos servido, mejor. Si no, nos va a venir impuesto por la dinámica Europea o por el clima.

¿Cree que la cuenca del Tajo no tiene prioridad de usos? La ley garantiza la preferencia de las demandas presentes y futuras de la zona cedente.

La ley crea una comisión que tiene un nombre perfecto. Se llama Comisión de Explotación del Trasvase Tajo-Segura. (Risas). En esta región se han cercenado posibilidades de regadíos. Tenemos problemas no solo en la cuenca del Tajo, sino también en la del Guadiana y el Júcar. Tenemos siete cuencas, incluida la del Segura, que nos afecta de forma evidente. Hemos tenido desarrollos urbanísticos e industriales parados por falta de recursos hídricos.

Pero la ley es muy clara sobre la prioridad de la cuenca cedente.

Han mandado siempre los intereses del Levante, seguramente por mucha lógica. Se ha desarrollado una economía que yo como presidente y como español no puedo desconocer. Ni creo que se venga abajo. Ni nos vendría bien a nadie. Lo único que estoy planteando es un equilibrio que dé paso a un escenario sostenible.

El trasvase ha sufrido sucesivos recortes y ahora se plantea el cambio de la regla de explotación, al que seguirá la fijación de los caudales ecológicos en el Alto Tajo, Toledo y Talavera. Con todo esto, ¿piensa que hay que ir más allá?

Son avances en la buena dirección, pero no significan un cambio estructural ni de inercia. Ojalá pudiéramos plantear una agenda de reconversión como en el sector industrial y energético. Antes era un problema de precios, como ocurrió con la energía eólica y solar, porque eran caras, pero hoy son rentables. Es lo que va a terminar pasando con la desalación.

El plan del Tajo vigente señaló unos caudales mínimos en Aranjuez, Toledo y Talavera. Sobre esta base, se argumenta en el Levante que ya hay suficiente caudal, sobre todo en el Alto Tajo, y que no está justificado incrementarlos.

Vamos a ver. Estamos discutiendo por chucherías. Ni siquiera la previsión más alta de caudal ecológico sería entendida como tal en Alemania o Francia. Discutimos casi por la pedrea del agua. Se fijan unos caudales ecológicos como consecuencia de que este Gobierno de Castilla-La Mancha reclamó ante los tribunales y los tribunales han obligado por ley.

Los presidentes López Miras y Ximo Puig, a través de sus consejeros, proponen que acuda a los fondos europeos de recuperación para depurar las aguas del Tajo que llegan de Madrid. Solicitan que se actúe en origen.

Bueno, el origen del río es limpísimo. Cuando nace.

Me refiero al problema de la depuración, que aún no se ha solucionado.

Es un buen debate. Si hablamos de precios, los españoles deben entender que el agua del trasvase se paga entre todos. Es un precio hiper subvencionado. No me importaría que se aplicara a la desalación. La calidad en el Alto Tajo es buena, por supuesto. Pero lo que no se puede consentir durante más tiempo es una cloaca a su paso por Toledo y Talavera. Hemos tenido gente abastecida con cisternas donde sale el trasvase. Ahora que el Estado ha puesto 40 millones para arreglarlo. Nosotros depuramos bastante más de lo que se depura en el Mar Menor.

La ministra Teresa Ribera dijo en presencia de usted que es necesario acometer una labor importante de depuración.

Habrá mucho dinero europeo para depuración. En el Jarama, que siempre ha sido un río secundario, es donde caen todas las aguas de Madrid. Y es tres veces más del caudal que se queda en el Tajo. El río se recupera a partir de Gredos. Pero hasta entonces tenemos cientos de kilómetros en alerta ambiental y poblacional.

El Gobierno de Castilla-La Mancha le ha ganado pulsos importantes al Gobierno de la nación en temas medioambientales, como el trazado de la autovía de Valencia protegiendo las Hoces del Cabriel, o el Parque Nacional de Cabañeros, algo espectacular. Pero choca que estos otros problemas aún estén sin resolver.

Son de largo recorrido...

Asociar esos problemas al trasvase, ¿sirve políticamente de argumento para denostar el acueducto, para echarle la culpa?

No. Son batallas muy diferentes. Ahora, si usted me dice que es un problema de fuerza política, eso quiere decir que hoy la fuerza del gobierno de Murcia o del Levante va a menos porque el Gobierno de España está cambiando algunas decisiones. Está reduciendo las cuotas trasvasables. ¿Es una batalla que va ganando poco a poco Castilla-La Mancha? Yo tampoco saco esa conclusión. No es un problema de fuerzas políticas ni de testosterona. El viento sopla en contra de los trasvases.

Aún se está lejos de desalar los 400 hectómetros que pretende el Ministerio. Existe una gran coincidencia en que este recurso tiene un coste muy alto para la población y los regadíos.

Es más alto, aunque mucho menor que al principio, como ocurría con la energía solar y eólica. La desalación terminará siendo más asequible porque está cambiando tecnológicamente.

¿Pero cree sinceramente que es una alternativa madura?

Y yo le pregunto a usted. El precio del agua del trasvase es intervenido, es un precio político. Ya sabe usted lo que se paga en el regadío en España. No digo en Murcia, en toda España.

¿Conoce que el precio más caro que se paga por el agua de riego en España es el que abonan los usuarios del Tajo-Segura? En España hay regadíos que apenas pagan el agua.

La verdad es que en España ya hemos perdido la costumbre de hacer estadísticas solventes, de manera que cada uno tiene sus estadísticas. Seguramente le llevarían la contraria muchísimos. Si el problema es de bolsillo, nos podemos poner de acuerdo más fácilmente.

A veces se da a entender que se quiere secar un río, cuando la realidad es que se trasvasa una media de 310 hectómetros anuales.La cabecera del Tajo tiene ahora más recursos que toda la cuenca del Segura junta. ¿Hay más ruido con el agua y no conviene entrar en la realidad de las cifras?

El problema que vive el Tajo Medio no es una invención.

No me refiero a invenciones, sino de poner en contexto.

No es una ficción política. Si esto ya no da votos a nadie. La gente está harta de guerras y de controversias. Conviene cuanto antes ponerse de acuerdo para anticiparse a lo que nos va a resolver el clima. En cuanto al trasvase, cuando se pidió financiación a un banco alemán se dijo que se iban trasvasar 1.000 hectómetros al año. Nunca hubo ese agua. Dos terceras partes de toda la infraestructura es ineficiente.

¿No cree que se puede hacer la lectura a la inversa? ¿Que la población se abastece y que el regadío del Levante está funcionando con casi la mitad de los 600 hectómetros previstos en la primera fase del trasvase?

Hoy estamos en una involución. Queda esto, y cada vez menos. Nunca se ha cumplido con la previsión porque no lo ha permitido el cielo. El Levante no podría dormir con tranquilidad dependiendo de la cabecera del Tajo. Sabiendo que ningún partido va a admitir en España un nuevo trasvase.

En Murcia, Comunidad Valenciana y Andalucía está creciendo una alianza, un frente a favor del trasvase. El Círculo por el Agua se está movilizando. ¿Qué opina de esta situación?

Respeto todas las expresiones de intereses. Son legítimas y razonables. Pero los dirigentes políticos estamos para dar soluciones. Yo no he ido a ninguna manifestación anti trasvase como presidente. Mi papel es otro. Debemos configurar una propuesta a medio y largo plazo con el Gobierno de España. Mi región es muy solidaria con el agua y sin duda tenemos nuestras propuestas políticas, pero aquí nadie se ha planteado hacer ningún tipo de atropello constitucional o legal. Si tenemos algún problema, lo reclamamos en los tribunales. Aún estamos pagando un Memorándum de vergüenza que fue un ‘conchabeo’ entre dirigentes del PP. Pero también le digo que la gente que más me abronca y con los que más discuto internamente son los dirigentes del PSOE de Murcia, Valencia y Andalucía. Muchísimo.

No se ponen de acuerdo.

No, no. Ximo Puig y Diego Conesa por un lado, y yo por el otro, pensamos exactamente lo contrario en esta materia. Lo llevamos con relativa normalidad.

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