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Laura, la joven de Ciudad Real que rompe clichés esquilando ovejas en un oficio masculino

Cada año, por estas fechas, cuadrillas de esquiladores pelan la lana de las más de 500.000 ovejas con las que cuenta Castilla-La Mancha

Mariano Cebrián

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A Laura González , como a toda chica de 22 años, le gusta viajar, salir de fiesta y disfrutar de la vida, que es lo que uno hace básicamente a esa edad. Pero, si hay algo que hace especial a esta joven ciudadrealeña de Calzada de Calatrava, es que es de las pocas mujeres en España -o quizá la única- que se dedica al esquileo.

¿Y qué es eso del esquileo? No se trata de un nuevo baile ni de ninguna disciplina artística o profesión moderna. Nada de eso. Este ‘palabro’, que desgraciadamente, es conocido por cada vez menos gente, tiene que ver con una de las actividades más ancestrales de la historia humana.

Desde que el hombre dejó de ser nómada, cazador y recolector, y pasó a ser sedentario, agricultor y ganadero, uno de los animales de los que más provecho sacó ha sido de las ovejas. De ellas obtenía la leche sobre todo, pero también la lana, que en otras épocas fue un bien muy preciado para la industria textil .

Es de ahí, precisamente, de donde viene la palabra esquileo. Según la Real Academia Española de la Lengua, es la acción y el efecto de esquilar, la casa donde se esquila al ganado lanar y el tiempo en el que se esquila; es decir, en el que se quita la lana a las ovejas. Pues bien, ahora estamos en ese periodo y una de las que ha participado en esa tarea, eminentemente masculina, es Laura González.

Cada año, por estas fechas, cuadrillas de esquiladores pelan la lana de las más de 500.000 ovejas con las que cuenta Castilla-La Mancha. Un trabajo que actualmente se enfrenta a la escasez de mano de obra y al relevo generacional , puesto que muchos de los que se dedican al esquileo no son ya ni siquiera españoles, y cada año se demandan profesionales de otros países para sacar adelante la temporada.

Por eso, el caso de Laura González es una excepción dentro de este oficio, ya que es joven, española y una mujer rodeada de hombres. Esta calzadeña se encuentra ahora mismo haciendo en Talavera de la Reina el ciclo formativo Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal , estudios que quiere concluir para luego terminar la carrera de Veterinaria.

A Laura, de casta le viene al galgo. Lleva desde pequeña echando una mano a su familia en la explotación ganadera que tienen en su pueblo. «Me gusta mucho estar allí y disfruto mucho con los animales y ayudando a mi padre, que es quien la gestiona, en todo lo que necesita. Puede ser que el día de mañana sea yo la que me haga cargo de la explotación», cuenta exultante a ABC.

Trabajo duro pero bonito

Durante su formación, una de las muchas cosas que ha aprendido es el esquileo y, en el centro en el que estudia en Talavera, una de las prácticas consistía en esquilar las ovejas que tienen. «Es un trabajo muy duro, pero a la vez muy bonito. Desde que tengo uso de razón, no recuerdo a ninguna mujer que haya venido a esquilar a las ovejas en la explotación, aunque desconozco que las haya. Llama la atención que en este mundo no haya tantas mujeres que se dediquen a la ganadería, y menos aún que se encarguen de esquilar a las ovejas; es un trabajo que requiere mucha fuerza, pero sobre todo pericia para que las ovejas no se muevan », afirma.

En eso está ella, que como aprendiz ha comenzado este año a hacer sus primeros pinitos en esto del esquileo. «Espero que mi experiencia se sume a la de otros jóvenes y, sobre todo, chicas y mujeres que se animen a trabajar en este sector tan necesitado de mano de obra; y que no haga falta echar mano de tantos trabajadores extranjeros para realizar las tareas que siempre hemos realizado nosotros», manifiesta la joven esquiladora.

«Hay gente muy profesional en esto del esquileo que tarda apenas unos dos minutos en esquilar una oveja, pero yo necesito de unos diez», asegura Laura González, que aún necesita más práctica. La enseñanza que ha recibido durante su primera experiencia como esquiladora es que «el secreto está en sujetar al animal en una buena posición para que el trabajo se haga lo más rápido y lo más fácil posible».

Ahora, las ovejas que Laura ha esquilado se han quedado bien fresquitas para los meses más calurosos del verano. Su lana es otra de las fuentes de ingresos de la explotación ganadera de su familia en Calzada de Calatrava , que se dedica sobre todo a la venta de leche para elaborar quesos manchegos y sus corderos. Allí se queda esta joven esquiladora, que después de esta primera bonita experiencia ya cuenta los meses para poder repetir el próximo año.

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