La joven que, con 8.000 retuits, «ha salvado» el hostal de su padre en Toledo

Esta joven toledana ha conseguido, en menos de 48 horas, hacer reflotar el negocio familiar con tan solo un mensaje en su perfil de Twitter. En él ponía el siguiente texto: «Hola! Mi familia tiene un hostal con cafetería en Toledo. Están haciendo un gran esfuerzo por seguir trabajando en estos momentos tan difíciles. Os dejo el perfil de Instagram para que le echéis un vistazo. Si dais rt o mg nos ayudarías mucho».

Este tuit fue publicado el pasado lunes, 10 de mayo, a las 12.30 horas. Pero lo que jamás se habría imaginado es que, dos días después, ese mensaje tuviera más de 8.000 retuits e apoyo y casi un millón de visualizaciones de usuarios de diferentes partes de España y del mundo. Gracias a ello, el Hostal ‘La Campana’ , que así es como se llama, han cerrado reservas para próximas fechas y tienen muchas más peticiones, comenta Antonio Velasco (Toledo, 1971), el padre de la joven y gerente del alojamiento.

«Todo esto no estaba planeado y jamás habría esperado un resultado como éste», reconoce a ABC Lucía. Dice que su principal objetivo es que los propios toledanos se acerquen al casco histórico su ciudad para consumir en sus locales y comercios, y hacer reflotar un barrio que ha sufrido mucho las consecuencias del coronavirus.

El inicio de esta historia es en abril de este año, cuando reabrió, después de un año de pandemia, el bar-cafetería ‘La Campana’. Está ubicado en la calle de Santo Tomé , una de las más turísticas de Toledo.

Fue entonces cuando Lucía le propuso a su padre dar un impulso al negocio en las redes sociales para volver a atraer clientes, aunque fuera a los vecinos de la ciudad. Los resultados económicos no eran nada buenos, aunque las habitaciones del hostal han seguido teniendo reservas, pocas, en los meses más duros.

El gerente de ‘La Campana’ comenzó con este negocio en 1999, justo cuando nació su hija. Poco a poco relanzó un hostal que cuenta con diez habitaciones (cinco individuales y cinco dobles, además de una terraza) y el bar-cafetería, que abre de 8.30 a 15.00 horas para dar servicio a los clientes.

Antonio, junto con los tres trabajadores que tiene contratados, atiende a todo el mundo siempre con una sonrisa en la boca, tapada por la mascarilla. Ahora que se vislumbra la luz al final del túnel, se muestra optimista, pero reconoce que lo ha pasado muy mal: «Abrir a diario y no tener clientes, sin ver a nadie por las calles, ha sido durísimo. Algún día he llorado».