Los Reyes viajan a China en medio del giro diplomático de Sánchez hacia Pekín
El desplazamiento se produce, además, en un momento de frialdad en las relaciones con EE.UU.
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Pekín
Los Reyes realizarán del 10 al 13 de noviembre su primer viaje de Estado a China, que recibirá a un Monarca español por primera vez en casi dos décadas. La visita, que llevará a Don Felipe y Doña Letizia a Chengdu y ... Pekín, tiene un marcado componente político, ya que demuestra el interés del Gobierno de Pedro Sánchez por estrechar la relación con China en pleno distanciamiento con EE.UU., y proyecta a España como un actor dispuesto a ganar margen de maniobra entre las dos grandes potencias.
Los Reyes aterrizarán el 10 por la noche en Chengdu y no tendrán agenda pública hasta el día siguiente, cuando Don Felipe inaugurará un foro empresarial con presencia de compañías españolas y autoridades locales, mientras la Doña Letizia acudirá a un acto cultural en homenaje a Antonio Machado, junto a una poetisa china.
Encuentro con Xi Jinping
El 12 será la jornada clave: Felipe VI se reunirá con Xi Jinping, el primer ministro Li Qiang y el presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, Zhao Leji. Por su parte, la Reina visitará un hospital de discapacitados acompañada por la primera dama china, Peng Liyuan. Los Reyes asistirán por la noche a una cena de gala en el Gran Palacio del Pueblo. El día 13 concluirá con una recepción a la colonia española en la embajada de España en Pekín, antes del regreso a Madrid.
"Este viaje culmina la celebración del 20º aniversario del establecimiento de la Asociación Estratégica Integral entre España y China, y ofrece la oportunidad de continuar estrechando los profundos lazos políticos, económicos y culturales entre ambos países", afirman desde el ministerio de Asuntos Exteriores en el comunicado donde anuncian el viaje, al tiempo que añaden que Don Felipe y Doña Letizia "desarrollarán una intensa agenda económica y cultural y presidirán reuniones empresariales".
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El viaje de Estado de los Reyes supone un paso más en el acelerado acercamiento de Pedro Sánchez a China. En apenas dos años, el presidente del Gobierno ha visitado el país tres veces, una frecuencia inédita en la historia de las relaciones bilaterales con este país. Su primera visita, en marzo de 2023, sirvió para reabrir contactos tras la pandemia y abordar la guerra de Ucrania. La segunda, en septiembre de 2024, coincidió con el estallido de la guerra comercial entre la Unión Europea y China por los aranceles a los coches eléctricos. La respuesta de Pekín entonces fue inmediata y abrió una investigación sobre las importaciones europeas de porcino, la mitad de las cuales proceden de España. Detrás de ese gesto había una advertencia: o Madrid moderaba su postura o sufriría las consecuencias. Sánchez trató de mediar, se mostró dispuesto a «reconsiderar» la posición europea y acabó absteniéndose en la votación que aprobó los aranceles. Pese a ello, a principios de este año China impuso tasas al porcino, culminando una campaña de presión que dejó patente la vulnerabilidad de Europa ante el gigante asiático.
El tercer viaje de Sánchez, que tuvo lugar el pasado abril, confirmó el giro estratégico de España respecto a China cuando el presidente se ofreció para que España fuera puente entre la Unión Europea y China, en un momento de creciente tensión con Estados Unidos. Ese movimiento no pasó inadvertido en Washington: a mediados de abril, el presidente estadounidense Donald Trump —molesto por la negativa española a elevar su contribución a la OTAN aumentando el gasto en defensa— calificó a España de «irrespetuoso» y amenazó con aranceles de castigo. Casi al mismo tiempo, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se reunía en Hangzhou con su homólogo Wang Yi, escenificando sintonía con Pekín.
El viaje de los Reyes se produce en un contexto geopolítico convulso, donde España se encuentra entre dos superpotencias y los equilibrios son difíciles. El Gobierno busca reforzar sus lazos con China sin romper del todo con sus socios atlánticos, y, para ello, recurre a la presencia institucional de la Corona como garante de estabilidad y continuidad. Para elevar las relaciones entre países y en su posición de neutralidad, Felipe VI llevará un mensaje de confianza mutua y cooperación económica, centrado en la apertura de nuevos espacios para la inversión y la cultura española en China. La Reina, por su parte, desempeñará el papel complementario de proyección cultural, social y humanitario, un terreno siempre sensible en las relaciones con China.
Un viaje con gran carga política
Fuentes consultadas por ABC advierten de la preocupación de implicar a la Casa del Rey en un viaje que tiene una gran carga política. La visita no solo será analizada en Washington, también en Bruselas, donde el déficit comercial con China y la presencia de Huawei en infraestructuras públicas españolas han despertado ciertos recelos. Esta es, sin embargo, la política exterior que marca Sánchez desde Moncloa, que pretende que España actúe al margen de sus socios y mantenga el diálogo con todas las partes sin quedar atrapado en un bloque concreto.
Con los Reyes viajarán los ministros de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y de Economía, Carlos Cuerpo. Aunque todavía no han trascendido los acuerdos que se firmarán entre ambos países en el marco de este viaje, sí está previsto que estén relacionados con la promoción del español y cooperación científica. En materia económica los tratados no están cerrados, pero los que se plantean son para abrir el mercado español al chino en el sector porcino, aceites, harina de pescado y acuicultura.
La visita de los Reyes a China escenifica la apuesta política del Gobierno, que busca abrirse paso en Asia de la mano del jefe del Estado. En la nueva partida global, Sánchez pretende ser algo más que un espectador. Por el camino, habrá que observar la reacción de Estados Unidos.
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