Otro mensaje difícil para Felipe VI por Navidad

La pandemia del Covid y las investigaciones de la Fiscalía sobre el patrimonio de su hermana, la Infanta Cristina, y de Don Juan Carlos –estas últimas archivadas definitivamente el 2 de marzo– también han marcado la actualidad de la Casa de Su Majestad el Rey.

Una máxima en La Zarzuela esgrime que son los mensajes del Rey –y nada más– los que reflejan el sentir y opinión de la Casa. Nada de 'entornos' o fuentes anónimas. Son esos discursos, accesibles en su mayoría en la página web oficial, las líneas maestras públicas de una Monarquía que «arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones» (artículo 56 de la Constitución Española).

Por ello, en esa función de arbitraje y moderación de las instituciones, las palabras del Rey siempre suelen ser cautas, con referencias genéricas, sin partidismos y teniendo la Carta Magna de 1978 como espacio de convivencia válido para todos los españoles: «La viga maestra que ha favorecido nuestro progreso, la que ha sostenido nuestra convivencia democrática frente a las crisis, serias y graves de distinta naturaleza, que hemos vivido, y merece por ello respeto, reconocimiento y lealtad» (Mensaje de Navidad del año pasado).

Son tiempos difíciles. Sí. Como también se demostró con el discurso del 3 de octubre de 2017 cuando Felipe VI, en la mayor crisis constitucional desde el 23-F, manifestó que los líderes independentistas habían «pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional».

Ahora, una última crisis institucional entre el Gobierno y el Tribunal Constitucional ha llevado al mismísimo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a referirse a «la derecha jurídica» como la culpable de que sus nuevos planes para la reforma judicial no salgan adelante.

Con estos últimos mimbres, el mensaje de esta noche (21 horas) de Don Felipe –que ya ha sido grabado en el Palacio de la Zarzuela por RTVE– no se presenta nada fácil. Habrá que leer entrelíneas. La ausencia o referencia velada a la Constitución o al equilibrio de poderes acapararán los titulares.

El de este año es el noveno mensaje de Navidad de Felipe VI. Fue en 2014, seis meses después de ser proclamado Rey, cuando se dirigió por primera vez a los españoles en Navidad.

En contraste con los encuadres solemnes de Juan Carlos I –repletos de fotografías, estanterías con libros y objetos de decoración– Don Felipe realizó su discurso desde un sencillo salón familiar del pabellón de audiencias de La Zarzuela, en el que se podía ver el nacimiento, la bandera de España y dos imágenes, una con la Reina Letizia en un avión y otra con la Princesa Leonor y la Infanta Sofía. Toda una declaración de intenciones, pues lanzó el mensaje de que, más allá de los decorados, lo importante eran sus palabras.

La corrupción –en lo que se vio como una clara alusión a la situación de su hermana, la Infanta Cristina– la crisis económica y Cataluña fueron los temas centrales de aquel primer discurso. «España, todos, respeto, ilusión, confianza, familias y futuro», fueron las palabras más repetidas en aquel primer mensaje de Navidad.

Destacó en aquel estreno navideño la siguiente frase: «Necesitamos una profunda regeneración de nuestra vida colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupción es un objetivo irrenunciable».

Sobre Cataluña, donde ya se había organizado una consulta el 9 de noviembre auspiciada por Artur Mas, Don Felipe esgrimió la Carta Magna que nos une: «El pueblo español, en el ejercicio de su soberanía nacional, ratificó mediante referéndum la Constitución de 1978, que proclamó nuestra unidad histórica y política y reconoció el derecho de todos a sentirse y ser respetados en su propia personalidad, en su cultura, tradiciones, lenguas e instituciones. [...] Millones de españoles llevan, llevamos, a Cataluña en el corazón. Como también para millones de catalanes los demás españoles forman parte de su propio ser».

Con Puigdemont fugado y consejeros de la Generalitat ya en prisión preventiva, el Rey dejó un mensaje de concordia para que actos como los de octubre no volvieran a repetirse en el futuro: «El camino no puede llevar de nuevo al enfrentamiento [...] Un camino que debe conducir también a que renazca la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña». Aquel fue el último mensaje de Navidad de Felipe VI con el Gobierno de Mariano Rajoy.

Obviamente, la inestabilidad política y el devenir de los acontecimientos políticos y judiciales respecto a Cataluña también marcaron los discursos de 2018 y 2019... hasta que llegó el Covid en 2020: «Me dirijo a vosotros en esta Nochebuena cuando estamos viviendo unas circunstancias verdaderamente excepcionales debido a la pandemia...».

El del año pasado también tuvo referencias a la Constitución («viga maestra»), a la situación de la isla de la Palma y al Covid. También a la situación personal de su padre, que pasará este año sus terceras navidades en Abu Dabi.