Un tripulante más del barco

Recuerdo aquellas semanas durante los Juegos de Barcelona en las que tuve el honor de participar como regatista junto a él. Tuvimos la suerte de que las pruebas de vela coincidían en la misma ciudad, lo que nos permitió vivir en la Villa Olímpica junto al resto de atletas. Don Felipe era ya una atracción y yo, que le acompañaba, ejercía de fotógrafo para el recuerdo de muchos deportistas que le veían ya como un ejemplo. Él respondía feliz y también protagonizó alguna petición, fascinado por compartir alojamiento con algunos de los grandes ídolos del momento.

Cuando se monta en el barco era y es muy competitivo. Le gusta hacerlo lo mejor posible y ganar siempre que se pueda. Para ello, no dudaba en ayudar a los demás. Si había que reparar el barco, lo reparaba. Arrimando el hombro como cualquiera. Su forma de ser, cercano y campechano, ayuda a la convivencia y él es así con todos.

Es un Rey que no solo está pendiente del deporte por obligación, sino que lo vive. Disfruta igual con un partido de fútbol, que uno de tenis o de balonmano. Es un apasionado del deporte español. Un orgullo para todos los que formamos parte de esa familia.