¿Por qué Felipe VI fue proclamado Rey de España y Carlos III fue coronado? Estas son las diferencias

Hace un año Don Felipe comentaba, junto a la Reina Letizia, que para él se trataba de «una fecha muy emotiva» y con «gran significado». También hizo énfasis en que desempeña sus responsabilidades monárquicas con el «sentido del deber y respeto institucional». En su discurso dijo también que ha ejercido sus compromisos con lealtad hacia los ciudadanos y a los valores y principios de la Constitución Española.

Entre tanto ha pasado poco más de un año desde que, en otra de las grandes monarquías europeas, se celebró en el Reino Unido la coronación de Carlos III. Ese día el Rey fue investido por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, ante más de 2.000 asistentes en la Abadía de Westminster para luego trasladarse al Palacio de Buckingham junto a la Reina Camila y, posteriormente, ser saludados por los militares al grito de «God save the King».

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Ambas monarquías realizan los actos de manera distinta. España proclama, mientras que la Casa Real británica corona. ¿Cuál es la diferencia? La explicación se encuentra en el artículo 61 de la Constitución española, que no habla de la utilización de una corona, sino que recoge: «El Rey, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestará juramento de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas».

Es decir, en España, a diferencia de Gran Bretaña, las coronas no se consideran un símbolo físico para legitimar al Rey o Reina y se dejaron atrás como una tradición medieval. Sin embargo, existe una corona tumular datada de 1775 que es decorativa y un cetro de 1667 que pertenecen a las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional, que desde el siglo XVIII han sido utilizados en actos monárquios como en las proclamaciones de los Reyes Juan Carlos I y Felipe VI. Solo que en dichas ceremonias estos objetos son exhibidos sobre un cojín.

A la proclamación de Felipe VI tampoco acudieron mandatarios extrajeros ni miembros de otras casas reales, como sí sucedió en la coronación de Carlos III. Tampoco fue una ceremonia gigante como la de Reino Unido. Fue solemne, pero con menos pompa.

La coronación de Carlos III tuvo un presupuesto de 110 millones de libras (115 millones de euros), mientras que la proclamación de Felipe VI costó 132.000 euros. El Rey de España lució el uniforme de gala del Ejército de Tierra, no hubo capas ni atuendos exhuberantes, como en el caso del Monarca británico, quien también lució la corona de San Eduardo, el cetro y el orbe.