La boda real en 50 fotos

El 22 de mayo de 2004 se celebró la boda entre Don Felipe de Borbón y Grecia, Príncipe de Asturias, y la periodista Doña Letizia Ortiz Rocasolano en la catedral de la Almudena, en Madrid. Aquel lluvioso día de primavera dejó momentos inolvidables en la mente de millones de españoles, que no perdieron detalle del acontecimiento histórico. Aquella mañana del 22 de mayo de 2004, cientos de madrileños permanecieron durante horas bajo la lluvia en la madrileña plaza de la Armería, punto intermedio entre la catedral de la Almudena y el Palacio Real, para ser testigos de uno de los acontecimientos más importantes de la Historia reciente de España: el enlace matrimonial entre el Príncipe Felipe y la periodista Letizia Ortiz Rocasolano. A las 10:43 horas, el cortejo real salió por la Puerta del Rey del Palacio Real. Un total de 2.100 invitados asistieron a la ceremonia. Entre ellos se encontraban representantes de treinta y ocho Casas Reales, entre Reyes y Reinas, Príncipes y Princesas; además de miembros de la aristocracia y la nobleza; y presidentes europeos y latinoamericanos con sus respectivas parejas. También muchos periodistas y profesionales del mundo de la comunicación, compañeros la futura Reina de España. José María Barroso Cerrados los paraguas y sin lluvia, Don Felipe recorría junto a la Reina Sofía la plaza de la Armería. Unos 200 metros separan la puerta del Palacio Real de la catedral de la Almudena. La madrina escogió un vestido satinado de color champagne con detalles bordados. Fue una creación de Margarita Nuez, una de las diseñadoras habituales y de mayor confianza de la madre del Rey. Como complemento, lució, además de la protocolaria y clásica mantilla española —de encaje de seda oscura, se trata de un regalo que la Reina Sofía recibió en 1994 del Concello de Camariñas (La Coruña)— y peineta, un collar de 20 esmeraldas y diamantes del que cuelgan otros brillantes en forma de lágrima. A juego usó unos pendientes de hilo y lazo de diamantes con esmeraldas. El aderezo fue un regalo que recibió cuando Don Juan Carlos llegó al trono en 1975. Doña Sofía fue la única persona que vistió de largo en la boda real. KP La Infanta Doña Pilar acompañó a su hermano Don Juan Carlos a la catedral de la Almudena. La hermana del Rey vistió un traje estampado con motivos florales en tonos naranjas y fucsias —a juego con un sombrero de plumas— con el que dejó impactados a muchos españoles por sus vivaces colores. El Rey y la Infanta formaron parte del cortejo real, junto a otros ocho miembros de la realeza. Ernesto Agudo Las seis parejas que formaron el cortejo real, que estaba encabezado por un oficial, fueron el Rey Juan Carlos y Doña Pilar, el Infante Carlos y la Princesa Ana de Francia, duques de Calabria; la Infanta Margarita de Borbón y su marido, Carlos Zurita, duques de Soria; la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, duques de Palma de Mallorca; la Infanta Elena y Jaime de Marichalar, duques de Lugo; y Don Felipe con Doña Sofía. Ángel Díaz Beltrán Gómez-Acebo, el cuarto de los hijos de la Infanta Pilar acudió a la misa junto a la que sería su futura mujer, Laura Ponte. Tan sólo cuatro meses después, en septiembre de 2004, ambos celebrarían también su boda. Fue la primera ceremonia nupcial a la que Doña Letizia acudió como Princesa de Asturias. En la misa del enlace entre los Reyes, el primo de Don Felipe se encargó de la primera lectura del libro de Tobías. Julián de Domingo José Luis Rodríguez Zapatero asistió a la ceremonia junto a su mujer, Sonsoles Espinosa. Un mes antes, el 17 de abril de ese mismo año, había sido elegido presidente del Gobierno de España. Gobernaría hasta 2011, cuando Mariano Rajoy fue investido presidente. Jaime García «Fue una boda de Estado, pero también una boda familiar. La gente disfrutó muchísimo», recuerda Esperanza Aguirre a ABC. Sobre la lluvia de aquel día, la que fuera entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, lo tiene claro: «Ya sabe usted que novia mojada, novia afortunada». Jaime García José María Aznar y su mujer, Ana Botella, asistieron juntos a la catedral. El 26 de abril del año 2000, Aznar fue nombrado Presidente del Gobierno. Estuvo al frente de La Moncloa hasta las elecciones de marzo de 2004, dos meses antes de la unión entre Don Felipe y Doña Letizia. En aquel año, Ana Botella formaba parte del Comité de Dirección del Partido Popular de Madrid y fue secretaria ejecutiva de Acción Social hasta 2008. Jaime García Mariano Rajoy asistió junto a su mujer, Elvira Fernández Balboa, a la boda de Don Felipe y Doña Letizia. Entonces era secretario general del Partido Popular y líder de la oposición. Recuerda a este diario que el enlace matrimonial entre el Príncipe de Asturias y la periodista Letizia Ortiz supuso «el origen de la continuidad de la Monarquía»: «Hoy ya la Princesa Leonor ha jurado la Constitución y, visto como actúa en los últimos tiempos –su serenidad, templanza y tranquilidad–, tengo que decir que podemos los españoles estar muy seguros y tranquilos de nuestro futuro». Jaime García Cayetana de Alba asistió a la celebración del brazo de su hijo Alfonso Martínez de Irujo, duque de Aliaga. La duquesa de Alba lució un llamativo vestido con un estampado floral y mangas evasé de color verde lima, a juego con una chaqueta de satén del mismo color. Julián de Domingo El Rey Carlos III acudió a la catedral con su habitual frac gris, el traje de etiqueta que suele utilizar cuando asiste a este tipo de celebraciones. Acudió solo, sin la Reina Isabel II. Los comentaristas entonces explicaron que la Reina de Inglaterra no tenía por costumbre asistir a las bodas que se celebraban fuera de Reino Unido. De hecho, únicamente fue a las ceremonias de los hijos del Rey Constantino de Grecia y la Princesa Ana María, que contrajeron matrimonio en Londres. Jaime García Carolina de Mónaco, vestida con un dos piezas de Chanel en color celeste, llegó sola a la catedral. La Princesa aterrizó en Madrid con su marido, Ernesto de Hannover. Sin embargo, el Príncipe no asistió a la unión entre Don Felipe y Doña Letizia puesto que la noche anterior a la celebración, según apuntaron los medios entonces, fue visto en la discoteca madrileña Gabana hasta altas horas de la madrugada, por lo que prefirió descansar aquella mañana. Por aquel entonces, no existían aplicaciones de mensajería instantánea, como hoy WhatsApp, ni redes sociales, pero sí se utilizaban SMS, lo que propició el reenvío masivo de un mensaje: «¿Dónde está Ernesto? Pásalo». Jaime García La Reina Noor de Jordania asistió a la boda con la cabeza cubierta con un velo blanco. Esto fue muy comentado, puesto que al morir el Rey Hussein todas las mujeres de la Familia Real jordana llevaron velos blancos en señal de luto, como manda la tradición musulmana. De hecho, hace apenas un año, la Reina asistió al funeral de Constantino de Grecia siguiendo el protocolo musulmán y europeo: abrigo negro hasta los pies y pañuelo claro. Por esto, fue extraño ver a la Reina lucir aquel velo en la ceremonia. Jaime García Víctor Manuel de Saboya asistió con su mujer, Marina Doria, a la celebración. El Príncipe italiano se convirtió en uno de los protagonistas de la boda de los Príncipes de Asturias. En la cena privada que los Reyes ofrecieron en el Palacio de la Zarzuela, el aristócrata llegó a las manos con su primo Amadeo de Aosta, pretendiente como Víctor Manuel al trono de Italia. Al parecer, la discusión giraba en torno a los derechos dinásticos sobre el país vecino. El mismo Don Juan Carlos se vio en la obligación de separarlos y mediar entre ellos. «¡Nunca más!», expresó el monarca, según las informaciones y los invitados que fueron testigos de la pelea familiar. Jaime García El Príncipe de Marruecos, Mulay Rachid, llegó solo a la ceremonia. Entonces se especulaba que pudiera asistir el Rey Mohamed, pero, finalmente, el joven no asistió acompañado al enlace entre Don Felipe y Doña Letizia. Los comentaristas recordaron que se trataba del mismo Príncipe que había hecho acto de presencia meses atrás en el funeral de Estado por las víctimas del 11M, que también tuvo lugar en la Almudena. Jaime García Nelson Mandela junto a su mujer Graça Machel, ambos Premio Príncipe de Asturias. El expresidente de Sudáfrica mantenía una relación muy afectiva con el Rey Felipe, quien estuvo en su toma de posesión como presidente. De hecho, cuando el sudafricano falleció en 2013, Don Felipe recordó en el estadio FNB de Johannesburgo (Sudáfrica), donde se celebró la misa en memoria del fallecido, la asistencia del expresidente a su boda en 2004: «Fue muy apreciado». «Ha sido un hombre querido y respetado en todo el mundo. Uno de los grandes hombres que marcan el final del siglo XX y el inicio del siglo XXI», señaló el entonces Heredero a la Corona. Julián De Domingo Paloma Rocasolano y Telma Ortiz, madre y hermana de Doña Letizia, respectivamente, fueron de las primeras en llegar a la celebración. Aquel día el Heredero de la Corona de España iba a contraer matrimonio con una mujer con un perfil muy diferente al que se esperaba. La historia de amor entre el Príncipe y Doña Letizia era, a todas luces, «un cuento de hadas», como llegaron a titular los medios extranjeros. De ahí que todas las miradas estuvieran puestas también en la familia y amigos de la entonces periodista. Muchos se preguntaron si la familia Ortiz Rocasolano estaría a la altura y esta imagen de madre e hija dio la vuelta al mundo. Los cronistas de aquel día no dudaron en afirmar que la familia de la Reina había cumplido a la perfección con el protocolo. Jaime García Manuel Pertegaz fue uno de los protagonistas de la jornada, ya que fue el encargado de diseñar y confeccionar el vestido de Doña Letizia. Llegó a la catedral de la Almudena acompañado por su sobrina Sionin Pertegaz. Minutos antes de la llegada de la novia, cuando un nubarrón comenzó a descargar agua sobre el templo, Pertegaz no paró de dar vueltas en el umbral de la puerta de la catedral. Cuando la vio llegar y bajarse del vehículo nupcial, el modisto y Doña Letizia cruzaron una mirada cómplice y ella le agradeció con un gesto de cercanía y felicidad todo el esfuerzo y dedicación a su vestido, que a día de hoy está expuesto en el Palacio real de Aranjuez. Jaime García Cuenta Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid en aquel momento, que el mismo día en que la Casa Real anunció el compromiso de Don Felipe y Letizia Ortiz Rocasolano, recibió la llamada de Juan Carlos I: «Quería que la ciudad de Madrid colaborase de una forma muy especial en lo que iba a ser un acontecimiento, sin duda, histórico. La ciudad tenía no solamente que tener una logística preparada para un acontecimiento de esa naturaleza —que modificaba los usos habituales del espacio público—, sino también para canalizar lo que estábamos seguros que iba a ser, y de hecho lo fue, una participación popular». Julián de Domingo «Fue un momento bastante excepcional e histórico», cuenta la periodista Sagrario Ruiz de Apodaca a ABC. Ella y su marido, Lorenzo Milá, fueron compañeros de Doña Letizia en Televisión Española. «Nos hizo mucha ilusión ver a Letizia vestida de novia, con ese traje tan impresionante y convertirse en la mujer del Heredero de la Corona», recuerda ella. «Era bonito el ambiente dentro de la catedral. Recuerdo toda la expectación. Tuvimos que entrar mucho antes de que llegaran ellos y se oían los truenos y llover», apunta Milá. Julián de Domingo José Mercé acudió a la boda de los Reyes en representación del mundo del flamenco, una invitación que recibió del mismo Príncipe de Asturias. En aquel entonces, hacía diez años que el cantante había perdido a su hijo Curro. Hace un par de años, el músico contó cómo en el Palacio Real Don Juan Carlos y Don Felipe se saltaron el protocolo el día de la boda para mostrarle sus condolencias. Julián de Domingo Mario Vargas Llosa acudió junto a su entonces mujer Patricia Llosa Urquidi a la Almudena. Siete años después, Don Juan Carlos le concedería al Premio Nobel de Literatura el título de Marqués de Vargas Llosa por «su extraordinaria contribución, apreciada universalmente, a la Literatura y a la Lengua española, que merece ser reconocida de manera especial». Julián de Domingo La intensa lluvia fue una de las protagonistas de aquel día. Cuando llegó la hora de que los invitados se adentraran en la iglesia, un aguacero descargó en Madrid haciendo que los asistentes a la boda tuvieran que entrar con paraguas, tal como se observa en esta imagen. En los días previos al enlace, cuando la previsión de lluvia aumentó y se tuvo la certeza de que iba a llover, Patrimonio Nacional compró 200 paraguas para asistir a los invitados. José María Barroso Los nietos de los Reyes que formaron el cortejo de pajes, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica —hijos de la Infanta Elena y de Jaime de Marichalar—, Juan Valentín, Pablo Nicolás y Miguel —hijos de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín—, Carla Vigo —sobrina de Doña Letizia— y Victoria López-Quesada —hija de Cristina de Borbón-Dos Sicilias y Pedro López-Quesada— esperaron tranquilos la llegada de Doña Letizia para entrar en la catedral de la Almudena mientras portaban unas guirnaldas de flores, que significaban «la unión y la abundancia». Los pequeños lucían trajes de inspiración goyesca de Lorenzo Caprile. El diseñador se inspiró en dos cuadros de Goya del siglo XVIII que se hallan expuestos en el museo del Prado. El objetivo era que reprodujeran los mismos que vestían los niños de los Duques de Osuna y el Infante Don Francisco de Paula en dichas pinturas. Jaime García Esta fue la primera imagen que los españoles tuvieron de Doña Letizia vestida de novia. El traje, diseñado por Manuel Pertegaz, llegó tres días antes al Palacio Real y estuvo custodiado allí hasta el momento del enlace. Como en todas las bodas, era el secreto mejor guardado. A causa de la lluvia, el vestido no se pudo ver entero hasta que la novia no bajó del Rolls-Royce en la misma puerta de la catedral. Se calcula que el traje pesaba unos cinco kilos. En aquel momento, los comentaristas revelaban el diseño del esperado atuendo. Inspirado en una línea princesa y de color blanco roto, la parte superior del vestido estaba ceñida al cuerpo y a las mangas. Contaba con un escote en pico, estilo chimenea, y un cuello corola, bordado en hilo de plata y oro e hilado en proceso por ambos lados que mezclaba la flor de lis, espigas, madroños y tréboles, además de una cola, decorada con los mismo símbolos, de cuatro metros y medio de largo y un perímetro de 16 metros. Se habló de él como «el más austero de la realeza europea», pues Doña Letizia pidió confeccionar un traje sencillo, sin excesos. Se pagó un precio simbólico por el traje de 6.000 euros. El valor real rondaría los 45.000 euros. EPA/Juanjo Martin Nada más bajar del vehículo, Doña Letizia lanzó una sonrisa a los fotógrafos allí presentes. Se dirigió hacia la entrada de la catedral de la Almudena del brazo de su padre, Jesús Ortiz. Nada más entrar en la iglesia, a las 11:12 horas, comenzó a sonar la interpretación al órgano del 'Opues 7 nº 3' en si bemol, del compositor alemán Haendel. Cuentan las crónicas que la entonces periodista arrastraba un problema de amigdalitis que le causó fiebre aquella misma mañana. Por este motivo, la Reina adelgazó varios kilos los días previos a la boda, lo que le generó algunos problemas con el vestido. AFP/Pedro Armestre Después de que Doña Sofía acompañara a su hijo al altar de la catedral donde tuvo lugar el enlace, se sentó junto a Don Juan Carlos. Allí, en el interior de la Almudena, conversaron antes de la llegada de Doña Letizia. En total, 25.145.000 espectadores siguieron por televisión la ceremonia, superando con creces las bodas de la Infanta Cristina y de la Infanta Elena. La misa duró un promedio de 94 minutos y los españoles vieron una media de 292 minutos —casi cinco horas— del total de la celebración. EPA/Alberto Estevez La Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, duques de Palma de Mallorca, y la Infanta Elena y Jaime de Marichalar, duques de Lugo, en el interior de la catedral de la Almudena durante la eucaristía. Esta imagen de los cuatro duques juntos no se volverá a repetir. El 13 de noviembre de 2007 se produjo la primera separación 'royal' cuando un portavoz de la Zarzuela anunció que la Infanta Elena y Jaime de Marichalar habían decidido «cesar temporalmente su convivencia». También la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin pusieron fin a su relación hace apenas unos meses. EFE/Alberto Estevez Los padres de Doña Letizia, Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano, juntos en el interior de la catedral de la Almudena. Los progenitores de la Reina se separaron en 1998. Un año después, Jesús Ortiz comenzó una relación con la experta en comunicación institucional Ana Togores, con la que se casó también en 2004, cuando Don Felipe y Doña Letizia volvieron de su luna de miel. La comunicadora asistió a la boda de los Príncipes de Asturias. En el banquete, Jesús y Paloma se colocaron en la mesa presidencial y Ana tuvo un asiento asignado en la mesa de los familiares más cercanos a Doña Letizia. EFE/Julio Muñoz Los abuelos paternos de Doña Letizia, José Luis Ortiz y Menchu Álvarez del Valle, esperaron sosegados en el interior de la catedral de la Almudena la llegada de su nieta. La exlocutora radiofónica protagonizó uno de los momentos más comentados de la ceremonia al leer la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios. «Si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden [...] Si no tengo amor, no soy nada [...] El amor es comprensivo, servicial y no tiene envidia. El amor no presume ni se engríe. No es maleducado ni egoísta. No se irrita. El amor no pasa nunca», narró emocionada la abuela de la Reina tras la primera lectura del libro de Tobías, a cargo del primo de Don Felipe, Beltrán Gómez-Acebo. EFE/Julio Muñoz Los abuelos maternos de Doña Letizia, Francisco Rocasolano y Enriqueta Rodríguez, en el interior de la catedral. Enriqueta falleció en 2008 con 89 años y Francisco lo hizo siete años más tarde, en 2015, con 98 años. Javier Prieto Al retransmitirse en directo, todos los movimientos y gestos entre Don Felipe y Doña Letizia fueron posteriormente analizados al milímetro. En más de una ocasión, los entonces Príncipes de Asturias se lanzaron alguna que otra mirada e intercambiaron varias palabras. Nada más llegar al altar, el Rey la piropeó, expresándole lo bien que le quedaba el vestido de novia. Ella, con cierto nerviosismo, gesticuló con el ramo y le preguntó que dónde lo podía poner, una situación que hizo reír a Doña Sofía. Don Felipe lo agarró y lo colocó frente a ellos. Expertos en lenguaje verbal interpretaron algunos diálogos que pudieron decirse: «¿Eres feliz?», le preguntó Doña Letizia a Don Felipe. «Te quiero. Te quiero, guapa», le contestó él. EFE/Alberto Estévez Al comienzo de la eucaristía, Doña Letizia saludó al entonces cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, quien ofició la boda. Fue una petición de Don Juan Carlos, quien le expresó sus deseos de que fuera él quien oficiase la misa. Además, fue también el padre del Rey quien solicitó al entonces presidente de la Conferencia Episcopal Española que la boda se pudiera celebrar en la catedral de Santa María la Real de la Almudena. El enlace entre el entonces Príncipe de Asturias con Doña Letizia fue la primera boda que se celebró en el templo. Javier Prieto En esta imagen se puede apreciar cómo una gran pantalla, colocada en el Palacio Real, retransmite en directo la boda de los entonces Príncipes de Asturias. Muchos españoles esperaron a que los Reyes salieran de la Almudena para felicitarles y poder ver a Doña Letizia convertida, oficialmente, en Princesa de Asturias. RTVE fue la encargada de emitir en un programa especial todo el enlace real, desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde. La cadena de televisión ofreció una versión en español y otra en inglés. Más de 160 operadores de los cinco continentes solicitaron la señal institucional. Se estimó una audiencia de más de mil millones de espectadores en todo el mundo. Francisco Javier De Las Heras Felipe de Marichalar protagonizó uno de los momentos más anecdóticos de la ceremonia, cuando las cámaras de televisión captaron cómo el primogénito de la Infanta Elena se levantó de su sitio para arrojarle una patada a su prima Victoria López-Quesada. Aquella trastada quedó inmortalizada después de ser retransmitida en directo y la imagen dio la vuelta al mundo. Entonces, los interlocutores comentaban, como curiosidad, que su primo Miguel, el pequeño de los pajes con tan sólo dos años, era quien mejor guardaba la formación y el que presentaba la actitud más seria y formal de los cinco menores. AP Convertidos ya en marido y mujer, los Príncipes de Asturias se besaron en la mejilla —nunca se dio un beso en los labios entre los esposados a pesar de la insistencia ciudadana— cuando concluyó la ceremonia de su enlace, no sin antes firmar el acta matrimonial, después de que lo hiciera el cardenal Rouco Varela. La colocación de anillos entre ambos fue uno de los momentos más emocionantes de la celebración. Por otra parte, los Reyes decidieron darse los votos matrimoniales con la fórmula larga: «Yo, Felipe, te recibo a ti, Letizia, como esposa, y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad todos los días de mi vida». El momento del consentimiento se produjo a las 11:49 horas. Manuel H. de León Esta fue una de las primeras imágenes de Doña Letizia convertida oficialmente en Princesa de Asturias. En ella, se puede observar la tiara que lució en la ceremonia nupcial. Fue la joya más comentada del enlace. Se trata de la diadema prusiana de estilo helénico con greca en la base que elaboró el joyero alemán Kosh. Compuesta con hojas de laurel y engarzada en diamantes, fue un regalo del Kaiser Guillermo II a su hija Victoria Luisa de Prusia, abuela materna de Doña Sofía, por su unión con el Príncipe heredero de la Casa de Hannover. La Reina Sofía heredó esta tiara de su madre Federica de Hannover y quiso que Doña Letizia la luciera aquel día. Con ella sujetó la mantilla, con símbolos bordados como la flor de lis, que forma parte del emblema de la Casa de Borbón. En la imagen se pueden observar también los sencillos pendientes de diamantes que lució, que anteriormente perteneció a la Condesa de Barcelona y que, se dice, fue un regalo de los Reyes. EFE/Manuel H. de León Tras contraer matrimonio, Don Felipe y Doña Letizia, ya convertida en Princesa de Asturias, abandonaron la catedral de la Almudena bajo un solemne pasillo de sables, tradicional en las bodas militares. El momento de Don Felipe y Doña Letizia abandonando el templo bajo aquel arco que formaron las armas alzadas, alrededor de a las 12:45 horas, fue el minuto más visto de toda la celebración, con un registro de 13.527.000 espectadores, es decir, casi uno de cada tres españoles, según los datos facilitados por TVE, cadena televisiva que sirvió la señal institucional. Francisco Javier De Las Heras Al finalizar la ceremonia, los Reyes se dirigieron a la salida de la iglesia. Tras recorrer el pasillo de sables, se dispusieron a saludar a la multitud de españoles que ansiosos aguardaban bajo la lluvia. Tras bajar las escaleras del templo donde Don Felipe y Doña Letizia habían contraído matrimonio, tal como se puede apreciar en la imagen, el Rey le indicó a la Reina que se cambiara el ramo de mano para que pudiera saludar a todos los allí presentes. Doña Letizia, de inmediato, obedeció las indicaciones de su recién estrenado marido. Ernesto Agudo La salida de los novios, al son de 'Aleluya' de Haendel, de la catedral coincidió con el fin de la intensa lluvia. En un día tan especial para el Heredero de la Corona y la Princesa de Asturias, los novios quisieron compartir su alegría con el pueblo de Madrid. El contexto de este enlace era difícil: la capital todavía intentaba recuperarse del duro golpe que había sufrido dos meses antes, cuando los atentados yihadistas del 11M habían dejado 192 muertos y casi 1.900 heridos. Los recién casados recorrieron las calles del centro de la ciudad en el mismo Rolls-Royce cubierto con el que Doña Letizia había llegado a la iglesia, escoltados por una unidad de la Guardia Real motorizada. Atravesó la Gran Vía, la calle de Alcalá, la Plaza de Cibeles, donde la escolta motorizada fue relevada por la escolta a caballo del Escuadrón de Escolta Real, compuesta por una escuadra de batidores, una banda de clarines y timbales y una sección de coraceros; el Paseo del Prado hasta la Plaza del Emperador Carlos V, donde se levanta el bosque de los Ausentes —un monumento vegetal compuesto por 192 árboles, cipreses y olivos, construido en memoria de las víctimas de los atentados del 11M—, y la glorieta de Atocha. El trayecto finalizó en la Basílica de Nuestra Señora de Atocha para hacer entrega del ramo de novia a la virgen. AFP/Álvaro Barrientos En la Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha, los Reyes fueron recibidos por el Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, el Cardenal Arzobispo de Madrid, Monseñor Don Antonio Maria Rouco Varela, y el Párroco de la basílica, el Padre José Antonio Álvarez. Doña Letizia ofreció su ramo en cascada, compuesto por lirios, rosas isabelinas, flor de azahar, flor de manzano y espigas de trigo, a la Virgen de Atocha. El arreglo floral fue recogido por el prior José Martín Rojo. Continuaron los Príncipes con una tradición que se remonta a Isabel II, quien en 1852 ofreció su ramo de novia a esta virgen, patrona de la Corte Real. Antes de despedir a los recién casados en la basílica, el entonces cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, recordó a las víctimas del 11M, el atentado que afligió al pueblo español apenas dos meses antes. «En la proximidad de la estación de Atocha, símbolo de los actos terroristas del pasado 11 de marzo, después de invocar a la Virgen María, con los Príncipes de Asturias recordamos con afecto a todas las víctimas de aquel execrable acto», proclamó. EFE Al hacer entrega del ramo de novia, los Reyes subieron de nuevo al vehículo que les había llevado a la basílica entre los gritos de los allí presentes, que pedían a los novios que se besaran. El Rolls-Royce les llevó de vuelta al Palacio Real. El camino de regreso se realizó en un espacio de tiempo menor al que emplearon en llegar hasta la Virgen de Atocha. En aquel intervalo, los periodistas de las cadenas televisivas revelaron el menú elegido para el banquete nupcial: 17 aperitivos hechos con productos españoles característicos de las 17 Comunidades Autónomas, además de jamón de Jabugo, que pudieron disfrutar los comensales mientras los Reyes recorrían el centro de Madrid; tartaleta de hojaldre con frutos de mar sobre fondo de verduras y capón asado al tomillo con frutos secos. La tarta nupcial corrió a cargo del pastelero alicantino Francisco Torreblanca, quien reveló que pesaba unos 150 kilos y medía dos metros. AP/Ander Gillenea Nada más llegar al Palacio Real y tras recorrer diversas calles del centro Madrid, Don Felipe y Doña Letizia, ya convertida en Princesa de Asturias, saludaron al público frente a la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo. Allí sonó «Marcha de Mayo», compuesta por José Manuel Fernández Gutiérrez —conocido como Guti— e interpretada por 88 gaiteros. La marcha fue elegida por la Casa Real tras escucharla en un programa de televisión. También los músicos, que vestían el traje tradicional asturiano de gala, tocaron el himno «Asturias, patria querida» a su entrada en la Plaza de la Armería. «Las notas salieron con un aire galante, asturiano y emocionado», contaba Guti en conversación con este periódico días antes de la esperada ceremonia nupcial. Jesús Diges A gritos de «¡que vivan los novios!», los Reyes saludaron desde el balcón situado sobre la Puerta del Príncipe del Palacio Real a los cientos de madrileños que aguardaban impacientes por los alrededores para felicitar a los recién casados. A pesar de la insistencia de los allí presentes para que los esposados se besaran, tampoco se produjo en el balcón aquella anhelada imagen. La terraza se encontraba engalanada con el escudo de armas del Príncipe de Asturias. Al saludo se unió Don Juan Carlos y Doña Sofía y, posteriormente, demás miembros de la Familia Real, junto a los padres de Doña Letizia. AFP Don Felipe y Doña Letizia celebraron el brindis del banquete nupcial en el Patio del Príncipe del Palacio Real. Allí, con los invitados como testigos, Felipe VI declaró que era «un hombre profundamente feliz»: «Tengo la certeza de que esta condición me la da sentir la emoción de ver y protagonizar la realización de un deseo: Me he casado con la mujer que amo». Asimismo, el entonces Heredero de la Corona elogió a sus padres y a la familia de la Reina. «Hoy yo recibo dos padres y dos hermanas más, y también cuatro abuelos», expresó. Se dirigió también a los españoles, a quienes dijo que «siempre pensaremos en España» y que «toda nuestra vida estará dedicada al bienestar de los españoles». El ahora Rey concluyó recordando a los ausentes:, a los que no pudieron disfrutar con ellos «libre y cívicamente de la primavera madrileña que nos acoge y nos levanta el ánimo». Reuters Los Reyes, junto a Don Juan Carlos y Doña Sofía —quienes presidieron con los recién casados el banquete nupcial—, brindan tras las palabras de Don Felipe. En aquel momento, Don Juan Carlos quiso también compartir su ilusión y felicidad con todos los invitados y españoles por el compromiso entre los entonces Príncipes de Asturias. Expresó a Doña Letizia que la Familia Real la recibía con «los brazos abiertos», les deseó a ambos «toda una vida colmada de felicidad y entrega mutua» y les pidió, asimismo, pensar «siempre en España» y dedicar, con amor y devoción, «lo mejor de vuestros esfuerzos a los españoles». EFE Patrimonio nacional solo disponía de vajilla, cubertería y cristalería para 250 o 300 invitados. En el Patio del Príncipe, frente a la mesa presidencial —con forma de medio óvalo, donde Don Felipe y Doña Letizia se sentaron junto a 24 invitados más— comieron las autoridades invitadas y también los representantes de las Casas Reales. Para estas mesas, se utilizó el menaje de Patrimonio Nacional: la vajilla de los Reyes Juan Carlos y Sofía y la cristalería de gala de Moser. La cubertería fue una combinación de las de Alfonso XII y Alfonso XIII. Para el resto de comensales, Patrimonio Nacional recurrió a la empresa Options España, que desde Barcelona mandó siete tráileres que trajeron hasta Madrid 2.600 unidades de sus sillas 'Napoleón', que se distribuyeron entre la catedral de la Almudena y las otras 170 mesas que se colocaron en el Patio del Príncipe y la galería. El restaurante Jockey sirvió a los más de 2.000 invitados el menú elegido con anterioridad por los Reyes. Unos 300 camareros y 30 cocineros se encargaron aquella mañana de que todo estuviera a la altura. Julián De Domingo Don Felipe y Doña Letizia aguardan mientras las dos damas de honor que compusieron el cortejo nupcial de la Reina, Ana Codorniú y Álvarez de Toledo, hija de Victoria Eugenia Álvarez de Toledo, marquesa de Casa Loring, y de Alfonso Codorniú Aguilar y, por ende, bisnieta de la infanta María Cristina de Borbón; y Claudia González Ortiz, prima de la entonces Princesa, le arreglan la cola del vestido para la foto oficial con todos los miembros de la familia. Las jóvenes lucieron un vestido del diseñador Lorenzo Caprile de inspiración goyesca. El objetivo del artista era emular los trajes que los encargados de atender a la Familia Real vestían en el siglo XVIII. Asociated Press En la imagen se puede apreciar a Don Felipe y Doña Letizia, junto a Doña Sofía, Felipe y Victoria de Marichalar. Está sacada de una de las fotos familiares que se realizaron aquel día en el salón de Columnas del Palacio Real. Se trata de un espacio decorado con tapices del siglo XVII, bustos romanos y esculturas del antiguo Alcázar, que se encuentra presidido por una escultura de Carlos V. Este salón ha servido de escenario a múltiples acontecimientos sociales. El panorama familiar de Don Felipe y Doña Letizia ha cambiado mucho desde que se dieron el «sí, quiero» hace veinte años. Muchos de los que salen en la foto oficial que se realizó aquel día con motivo del enlace entre los entonces Príncipes de Asturias han quedado desvinculados de la Familia Real. Jaime de Marichalar, por ejemplo, se divorció de la Infanta Elena tres años más tarde. También Iñaki Urdangarín y la Infanta Cristina firmaron el divorcio hace apenas unos meses. Otros, por desgracia, ya no se encuentran entre nosotros. Es el caso de los abuelos, tanto maternos como paternos, de Doña Letizia. También la hermana pequeña de la actual Reina, Érika Ortiz, falleció en 2007 de forma trágica. Ernesto Agudo