Gracias, Alteza

Con su progresiva asunción de responsabilidades institucionales y con su formación militar (primera de una princesa en la historia de España), Doña Leonor rompe los polos hacia los que las fuerzas políticas tienden a imantar nuestra sociedad y nos recuerda que la Corona no es solamente el Trono, sino que representa el sistema democrático, siendo por tanto un verdadero territorio común para los españoles.

Sin importar nuestra inclinación política, todos podemos encontrar en la figura de esta joven de dieciocho años, en su sentido del deber, en su predisposición al servicio a los demás, en el coraje con el que asume su lugar, una enorme fuente de inspiración.

Va más allá del orgullo patrio ver a la Princesa con uniforme militar en el desfile del 12 de octubre, y de la seguridad institucional el verla en el día de hoy juramentarse ante las Cortes; Doña Leonor encarna un mensaje esperanzador: la nación y sus ciudadanos perviven al tiempo, a la historia y a todos sus avatares.