Zarzuela prepara el discurso más difícil del Rey

En La Zarzuela llevan semanas preparándolo y lo habitual es que, antes de su grabación, se envíe a La Moncloa, donde el Gobierno puede «meter la cuchara», es decir introducir mensajes que quiere oír en boca del Rey o tachar otros. La negociación entre Corona y Gobierno puede ser muy sutil.

Aunque este discurso nunca se da por terminado hasta el último momento a la espera de acontecimientos imprevistos que puedan ocurrir, este año está más abierto que nunca , en parte por el anunciado, pero aún no confirmado, regreso de Don Juan Carlos, tras permanecer cuatro meses en Abu Dabi.

Vuelva o no el anterior Monarca, está claro que Don Felipe tendrá que transmitir un mensaje claro sobre los errores personales que ha cometido su padre y volver a marcar distancias con ese tipo de comportamiento para devolver la confianza en la Corona. Será la primera vez que lo haga desde que el pasado 15 de marzo anunció mediante un exhaustivo comunicado su ruptura con Don Juan Carlos. Lo cierto es que la mayor parte de la opinión pública distingue entre el anterior Monarca y el actual Rey, que se ha labrado desde el día de su proclamación una imagen de hombre íntegro y comprometido, de verdad, con la ejemplaridad.

Cuando Don Juan Carlos pasó por un trance parecido -no igual- en la Navidad de 2011, tras estallar el caso Nóos, en el que estaba implicado su yerno, Iñaki Urdangarín, aquella Nochebuena los entonces Duques de Palma no asistieron por primera vez a la cena en La Zarzuela. Fue entonces cuando Don Juan Carlos afirmó que «la Justicia es igual para todos». En esta ocasión, mucho más grave que la anterior, lo coherente sería que el anterior Monarca adoptara la misma actitud que él pidió en su día a su hija la Infanta Cristina y a Urdangarín. Es decir, que evite La Zarzuela.

El mensaje de Don Felipe será muy medido . Por un lado, tratará de convencer a quienes están ya hartos de comportamientos deshonestos pero sin avivar a los sectores que consideran excesivamente dura la reacción del Rey con su padre.

Tras un año tan intenso, trágico y lleno de acontecimientos como está siendo 2020, Don Felipe difícilmente se ceñirá a los alrededor de doce minutos que han durado sus seis anteriores Mensajes de Navidad. Y es que el Rey también transmitirá un mensaje de ánimo y esperanza a una nación conmocionada por los casi 70.000 muertos del Covid que esta Nochebuena no se sentarán en las mesas de otras tantas familias; a una nación azotada por la ruina económica, el paro y la falta de horizonte.

Además, transmitirá un mensaje de serenidad y concordia en una España cada vez más polarizada, marcará el camino a seguir para recuperar la confianza en las instituciones democráticas y dará respuesta adecuada a algunos situaciones, como la provocada por los militares retirados que hace unas semanas le enviaron unas cartas.

En un año en el que el Gobierno de Pedro Sánchez ha pactado con Bildu, las víctimas de ETA también esperarán unas palabras de apoyo del Rey, que nunca les ha fallado, pero Don Felipe tendrá esta semana otra oportunidad de dirigirse a ellas cuando este miércoles entregue los premios de la Fundación Víctimas del Terrorismo.