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La Reina Letizia respalda en Senegal la lucha contra la ablación

Cooperación Española destina 190.000 euros a concienciar a los sanitarios africanos

Doña Letizia recibe productos locales como regalo a su llegada a Ziguinchor Efe
Almudena Martínez-Fornés

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La Reina se vistió ayer de cooperante y viajó al sur de Senegal para defender a las mujeres de una de las más aberrantes y peligrosas agresiones que pueden recibir: la mutilación genital o extirpación del clítoris. Doña Letizia se desplazó a la región de Casamance , donde más del 80 por ciento de las niñas y mujeres han sido mutiladas, y respaldó el proyecto de Cooperación Española para intentar erradicar esta humillante práctica ancestral contra la que es muy difícil luchar. Y es que, tras su prohibición en 1999 , la ablación siguió haciéndose clandestinamente. Para eludir el control, las madres han ido adelantando la edad de su aplicación, y de los quince años se ha pasado a cuatro o menos.

Doña Letizia se vistió con un sencillo pantalón claro, una blusa verde y unos zapatos de cordones sin tacón para defender los derechos de la mujer en esta región, donde fue recibida con música, bailes y trajes llenos de color. Tras el fracaso de las campañas anteriores contra la mutilación, Cooperación Española ha optado por destinar 189.200 euros a formar a los agentes de salud y concienciarles de los riesgos que conlleva esta práctica, tanto durante la intervención ( hemorragias e infecciones ) como después (relaciones sexuales dolorosas, complicaciones en el embarazo y el parto, fístulas e incontinencia urinaria).

Durante la presentación del proyecto español, que se celebró en la humilde Facultad de Medicina de Ziguinchor , Doña Letizia escuchó el testimonio de una mujer de la etnia bambara que había sufrido esta mutilación «en mi propia carne». Mahawa Doumbia anunció ante la Reina y las principales autoridades locales que ella iba a hablar sin tapujos de la «escisión».

El drama de Doumbia: una mujer de etnia bambata relató a Doña Letizia cómo sufrió de niña la mutilación genital

Con este eufemismo llaman en esta región a la mutilación genital para evitar el choque «cultural» . Doumbia relató que, aunque sus padres no querían, ella se empeñó en retirarse con sus compañeras de otras etnias al «bosque sagrado» para participar en el rito de iniciación de niña a mujer, y que en la «cabaña de las mujeres» fue mutilada porque, si no lo consentía, iba a ser estigmatizada. «Decían cosas muy malas de las chicas que no lo hacían, pero no es necesario sufrir la escisión para ser una mujer educada».

Conflicto separatista

Doumbia explicó que las mujeres aceptan esta práctica «por costumbre» pero que, en realidad, «es un ataque a la dignidad de las niñas», y ahora ella así lo va explicando como educadora a las distintas comunidades, a las que propone mantener lo bueno de la tradición en el «bosque sagrado» , pero sin mutilación. La mujer aprovechó su intervención para denunciar que el conflicto separatista que vive Casamance también ha hecho más vulnerables a las familias porque muchos hogares se han quedado sin la presencia protectora del padre, y las mujeres están más expuestas a las agresiones.

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