Carlos Lesmes, ante 48 horas cruciales

El problema es que si entonces la situación sólo «era insostenible» respecto a la imposibilidad de hacer nombramientos en el Alto Tribunal, esa tensión se ha trasladado ahora al seno del órgano de gobierno de los jueces, donde Lesmes ha conseguido en el último mes –especialmente en la última semana– poner de acuerdo a vocales conservadores y progresistas en que las formas en las que está llevando a cabo esta «dimisión en diferido» no son las más adecuadas. «Al intentar resolver un problema ha creado otro más grande», comenta un vocal en declaraciones a ABC.

Y es que su decisión de encargar un informe a un letrado del Consejo sobre quién debe ser su sucesor ha levantado ampollas en ambos sectores del órgano, que si ya tenían en sus manos la difícil tarea de encauzar las negociaciones para nombrar –a regañadientes, por parte del bloque conservador– a los dos magistrados del TC que corresponden al CGPJ, ahora tienen que lidiar con este gesto que para muchos supone un «auténtico menosprecio» a los vocales que conforman el Consejo. Primero, «porque nosotros también somos juristas y sabemos interpretar la Ley Orgánica del Poder Judicial»; segundo, porque llevó ese informe al Tribunal Supremo «antes que a nuestro Pleno», y tercero, porque consideran que si «uno se va se va, no tiene que decir a los que se quedan cómo tienen que hacer las cosas». En el fondo lo que subyace en una buena parte de los vocales –conservadores y progresistas– es la sensación de «abandono de la institución en el momento más crítico».

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«Ha sumido al Consejo en el desastre», señala una vocal progresista en declaraciones a ABC. Expresa el sentir de muchos otros consejeros, que, como ella, reconocen que ahora ya «no le queda otra salida más que dimitir».

Nadie duda de que Lesmes vaya a dar el paso, y, aunque vocales próximos a él le hayan intentado disuadir, es muy probable que lo haga esta misma semana sin poder ver cumplido, además, su compromiso de marcharse con los dos magistrados para el Tribunal Constitucional ya nombrados.

Una vez que él mismo se descartó como candidato –«No tengo ninguna intención en ir al Tribunal Constitucional en las actuales circunstancias y en el futuro inmediato tampoco»–, nadie se atreve a aventurar qué motivación lleva a Lesmes a querer salir del CGPJ con estos nombramientos hechos. En el Pleno del pasado jueves, en el que apremió a los vocales de ambos bloques a que consensuaran los nombres de sus candidatos –para lo que hay prevista una reunión este miércoles– volvió a aludir a un «deber institucional», un mandato legal al que el Gobierno puso, además, fecha: el 13 de septiembre.

«Lesmes no quiere pasar a la historia como el presidente de un Consejo 'rebelde'», dice un vocal en alusión al calificativo con el que el presidente se refirió al grupo de los ocho que se resisten a que se hagan estos nombramientos mientras no se resuelva la situación de las vacantes en el Supremo. No ocultan en este bloque el malestar que les han provocado comentarios de este tipo. Lo suyo, dicen, «no es un acto obstruccionista». «Nuestras razones son serias para tener nuestros propios tiempos», asegura un vocal.

Y los tiempos de unos y otros difieren, tanto que el jueves Lesmes vio frustrada su intención de convocar un Pleno extraordinario este lunes, como había comunicado a varios vocales días atrás. Se le hizo ver que con el fin de semana por medio no había tiempo para valorar si la visita de Reynders daba resultados. De ahí que el Pleno concluyera fijando el siguiente encuentro entre los negociadores para este miércoles.

Este lunes el bloque conservador no tenía previsto llevar ningún nombre a la reunión de este martes, con lo que todo apunta a que las expectativas del presidente se verán nuevamente frustradas. Muchos creen que Lesmes no esperará al siguiente Pleno, que en cuestión de horas abandonará el barco y que, tal y como le respondió a una vocal que le preguntó a qué contribuía con su salida, se irá «a poner sentencias en la Sala Tercera», de la que salió hace ya nueve años.