INMIGRACIÓN
Tragedia a 5,5 metros: El Hierro busca a los desaparecidos del vuelco mortal de un cayuco: «Volverá a pasar»
Por el momento se han confirmado siete fallecidos, entre ellos una adolescente de 16 años y dos niñas de 5
Al menos siete muertos, entre ellos dos niñas de 5 años y un bebé desaparecido, tras volcar un cayuco en El Hierro
Laura Bautista
Las Palmas de Gran Canaria
Estaban a 5,5 metros de cumplir su sueño. El vuelco mortal de un cayuco durante la maniobra de desembarque ha conmocionado a la isla de El Hierro, que ha vuelto a sufrir el golpe más cruel del drama migratorio. Se han confirmado siete fallecidos ... , todas mujeres, entre las que hay una adolescente de 16 años y dos niñas de apenas cinco.
Con el alma descompuesta, los servicios de emergencia siguen buscando a un bebé, que desapareció entre el caos. Dos niños de 3 y 5 años han sido trasladados en estado grave por un ahogamiento incompleto, mientras el hospital de El Hierro refuerza equipos para atender a los demás afectados. Entre los hospitalizados, dos bebés de 3 meses, una mujer embarazada y tres menores, todos con signos de ahogamiento.
La embarcación, en la que viajaban unas 150 personas, fue localizada por el ecoradar SIVE a unos 11 kilómetros de la isla, a su encuentro fue la salvamar Diphda. Cuando llegó al puerto de La Restinga, parecía un rescate más, un final feliz. En apenas un segundo, la combinación de miedo, desesperación e instinto de supervivencia selló una sentencia de muerte inesperada para al menos 7 personas. Ya en lo que parecía lugar seguro, la tensa espera de varios días en el mar se liberó en forma de caótica estampida, donde los migrantes se lanzaron a la salvamar haciendo que el cayuco, precario y sobreocupado, se desequilibrase y volcase.
Mientras unos trataban de agarrarse a lo que quedó de la embarcación en superficie, otros trataban de aferrarse a la barandilla de la embarcación de Salvamento, en un mar de gritos. Bajo la embarcación, una niña de cinco años quedó atrapada, sin salida. Los buzos la encontraron poco después. Se pudo salvar a 10 personas que quedaron bajo la embarcación, cinco fueron rescatadas sin vida.
La mayoría no sabe nadar, muchos ni siquiera habían visto el mar hasta que se lanzaron a este viaje. Los que sí saben, tienen que luchar contra el peso de la ropa que si bien les protege del frío del viaje, les arrastra como una trampa al caer al agua. Tras días sentados sobre sus propios pies, el cuerpo tampoco les responde.
En medio del drama, la imagen de un hombre tratando de mantener en la superficie a un bebé de apenas unos meses, con el brazo en alto, mientras él se hunde con el agua por encima de la barbilla, es solo un ejemplo de una tragedia que se repite. Lo peor de todo, es que esto volverá a ocurrir en la ruta más mortífera de Europa.
Tristemente, esto volverá a ocurrir
«Tristemente, esto posiblemente volverá a pasar», lamenta el el responsable autonómico de Primera Respuesta de Emergencia para Población Inmigrante de Cruz Roja Canarias, Jose Antonio Rodriguez Verona. «Es el momento más complicado del rescate, los nervios, la emoción y la desesperación les lleva a intentar trasladarse o intentar llegar al muelle« y nada más ponerse un grupo de pie, la tragedia es inevitable. En este caso concreto, llevaban cinco días de navegación y ellos »lo único que quieren es salir del cayuco ya«.
Esto ha ocurrido en el muelle, con siete vidas humanas perdidas, «pero imagina cuando esto ocurre en alta mar, con oleaje, de noche»... señala Verona, que ha vivido situaciones similares en sus años de experiencia. Que por el momento sean siete mujeres fallecidas, «es casualidad y no, ya que las embarazadas, mujeres con niños o bebés suelen protegerse del viento en el centro del cayuco» y en caso de zozobra, «es una trampa mortal«.
José Antonio hace una pausa, y confiesa, él y su equipo sabe que esto pasa, pero «poco se puede hacer», tratar de que mantengan la calma a veces es una tarea imposible.
La reacción fue rápida y acertada, la de tirar todos los elementos de flotación disponibles, que seguro salvó decenas de vidas porque «tras días sentados sin moverse son casi cuerpos inertes, que si caen al agua, se hunden», lamenta.
Se ha desplegado ya un equipo de seis personas de ayuda emocional, tanto psicólogos como personal de acompañamiento para atender a los supervivientes y también al personal, que está «destrozado«. Están ya »para una primera descarga emocional aunque prevemos que mañana o pasado será cuando despierten del shock de lo que han vivido«. Hasta las personas presentes de medios de comunicación no pudieron evitar el llanto »ante la imposibilidad de hacer nada« en una tragedia en directo.
La única solución para salvar sus vidas, es que no viajen en cayuco, que usen «vías seguras para llegar, esta es una de las rutas más mortíferas y hoy ha quedado demostrado«, sentencia.
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