Uno de los últimos en sufrir las consecuencias de estos crímenes ha sido Joaquín, un hombre de avanzada edad cuya vivienda en el barrio de Schamann, en Las Palmas de Gran Canaria, fue okupada hace unos días por varios individuos. Una situación que fue grabada por uno de los vecinos de la zona y que ha causado gran indignación en las redes sociales en los últimos días.
Varios hombres okuparon su vivienda tras romper la puerta
En las imágenes captadas, el hombre, que se ayuda de un bastón para caminar, se aproxima a la puerta de la vivienda para llamar la atención de los okupas. Según explica el propietario, que avisa a la policía al darse cuenta de lo sucedido, los delincuentes consiguieron entrar en la casa rompiendo la parte baja de la puerta, visiblemente deteriorada, y posteriormente la tapiaron con una tabla.
Después de esto, el hombre llama al timbre y uno de los individuos alojados en la casa, vestido con camiseta amarilla y gorra, comienza a hablar con el dueño y con otro hombre que le acompaña. Estos le advierten de que han llamado a la policía y le piden que le atienda: «Mira a ver, es un señor mayor», le dice el hombre más joven a los okupas que se han apropiado de la vivienda de Joaquín.
Los okupas accedieron a irse tras las amenazas del propietario y los vecinos
El delincuente se defiende de las acusaciones de Joaquín y los vecinos del barrio que le acompañan, argumentando que la casa es «okupa» y que así se lo han hecho saber. «¡No, no, esto no es una casa okupa! ¡Esta es mi casa!», responde el señor mayor.
El okupa no duda en reprocharles al propietario su tono de voz, aunque acepta irse de buena gana: «Pues ya está, salimos», dice abandonando el hogar. Por su parte, el dueño se acerca a la entrada de la casa para asegurarse que el okupa no cierra la puerta y este puede volver a entrar sin llamar al cerrajero. «¡Que dejes la puerta abierta!», le llega a espetar entre gritos el anciano.
Según recoge el medio local La Provincia, los vecinos de la zona se sumaron al propietario para solucionar este entuerto sin necesidad de usar la violencia ni de recurrir a las autoridades. Ahora, la puerta de la vivienda ya está tapiada y Joaquín espera no tener que revivir un episodio de okupación como la que ha tenido lugar.
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