Mujeres denuncian dificultades para renovar el carné de conducir tras pasar por quimioterapia

«Imagínate la cara que se me quedó», exclama, cuando al renovar su permiso de conducir preguntó inocentemente si era necesario quitarse el pañuelo para la foto del carnet. «Ni con pañuelo ni sin pañuelo, que si había pasado por la quimio no me lo podían renovar». Le solicitaron un informe de su oncólogo que certificase que no estaba tomando ninguna medicación que pudiese interferir con la conducción, y lo presentó. «Aún así me lo han renovado por un año, y luego ya se verá ¿es que piensan que en un año no voy a estar aquí?»

Al duro proceso de luchar contra un cáncer de mama no solo le acompañan las secuelas emocionales o las cicatrices, también la mirada juiciosa de servicios públicos como la DGT, «se agarran a que los efectos de la quimio son muy duros, y por tanto soy un peligro en la carretera, pero solo un año«, expresa. Va más allá. »Si tengo un accidente (aunque sea culpa de un tercero) la aseguradora se agarra a eso para no cubrirme«. Ella es uno de los miles de casos en España que se han enfrentado a esta situación, «porque se me caducó el carnet y fui honesta diciendo que había tenido cáncer», pero su respuesta ha sido «la de denunciar para que se acabe esta discriminación».

Ella ya terminó la quimioterapia, está bien y con buena salud, las pruebas de agudeza visual, capacidad auditiva y audiometría y movilidad y coordinación «me salieron perfectas, hasta mejor que antes del cáncer», pero eso no ha sido suficiente porque como lamenta a pesar de haber superado la enfermedad la acompaña aún en este tipo d trato. «Con la quimioterapia o no, es una cuestión de sentido común, si me encuentro mal no conduzco», porque la medicación que puede comprometer la destreza al volante «también la toman quienes están pasando por una depresión, toman ansiolíticos y un tratamiento para poder dormir«.

«Me animé a denunciarlo y publicarlo para que no le pase a las demás, el objetivo es que se cambie y tengo esperanzas de que así sea» para que quienes vienen detrás «no tengan que sufrir y sentirse como me sentí yo».

Nada más conocer el caso, la asociación Amate de Tenerife le tendió la mano. Su presidenta, Carmen Bonfante lo tiene claro: «Vamos a apoyarla hasta el final». Ella ha pasado la quimio y tiene el certificado de que está perfectamente para conducir y que no toma ninguna medicación, por lo que «no se entiende», asegura. «No hay argumento posible que no se les venga abajo« porque no es solo la cuestión del cáncer, es algo que afecta especialmente a las mujeres. «Es un estigma doble, porque a un hombre que lleve el pelo corto no se le asocia con el cáncer y no pasa por esto», pero en el caso de las mujeres «ya tener el pelo corto y llevar un pañuelo te pone el foco encima».

«Es algo grave», resalta la presidenta de Amate, «seremos enfermas toda la vida». Tal y como explica «a un hombre por ansiedad, o que toma pastillas para dormir no se le pone problemas para renovar el carnet, por ejemplo» pero «a ella porque es supuestamente evidente, con su pelo corto, la tratan como una persona que se va a morir».

Carmen Bonfante también superó un cáncer -«me operaron varias veces, lo pasé fatal y fue horrible pero aún hoy, 20 años después, me siguen tratando de enferma». Es algo totalmente arbitrario porque se lo han renovado por un año, en otros casos en España peninsular lo han renovado por tres, «¿es un año por si te mueres antes?» se pregunta, «¿acaso no te puedes morir mañana de un infarto o porque te atropelle un coche?«. Ya se han puesto en manos de abogados y tratan de reunirse con la Dirección General de Tráfico que hasta el momento no les ha dado respuesta alguna. «Vamos a reclamar sobre esto a quien corresponda« porque si no eres una enferma »nadie debe hacerte sentir como tal». Asegura que hay pocos casos que salgan a la luz porque la gente «tiene miedo a denunciar, recibe esto y se calla, deshecha por dentro»... Quienes han pasado por este proceso pueden entender lo duro que es, asegura.

«¿Qué pasa con las mujeres que siguen trabajando durante el proceso de quimioterapia, o que tiene a sus niños y debe llevarles al colegio? se pregunta, es que ¿ya solo son enfermas?». Si existe en algún punto de la ley que las personas que hayan pasado por quimioterapia no pueden conducir «hay que quitarlol», porque para ella el camino es denunciar. »Las leyes se cambian con revoluciones», afirma con rotundidad. Arahiza Moujirha levantado la voz por «aquellas que no han podido porque se han quedado rotas con esto», porque a ella no le cabe duda de que las hay. Espera además que muchas aprendan que tienen apoyo y derechos, porque no es lo único a lo que se enfrentan las mujeres que han pasado o pasan por un proceso contra el cáncer. «Necesitamos una ley de derecho al olvido, porque aunque superes el cáncer es una mochila que cargas de por vida».

«Estás bien y trabajas, has superado un cáncer hace años y quieres empezar de cero», expresa, pero «para pedir una hipoteca tienes que esperar 10 años e igual en el trabajo, normalmente te preguntan y si eres honesta o no te cogen o estás marcada por el cáncer en el trabajo».

«Es un recordatorio constante, eres enferma de por vida», denuncia. También acudirán a Aena porque «en los controles te obligan a quitarte el pañuelo, por ejemplo, delante de todo el mundo y con todos mirándote» y eso para algunas mujeres no es algo fácil. «No tienen humanidad», y a quienes no saben que pueden pedir que la lleven a una sala privada por derecho para hacerlo tienen que «quitárselo, llorando y rotas de la vergüenza» porque aunque no se entienda hay consecuencias también emocionales de todo este proceso.

«No te dejan pasar página, aún cuando pudiste levantarte de todo esto te vuelven a tumbar» señalándote con el dedo «estás enferma». Ella, la asociación y un equipo de abogados ya trabajan en ello, y no se van a rendir, aseguran.