Suscribete a
ABC Premium

HOJAS DE ANTAÑO

La depresión de Agatha Christie

«Me educaron, por supuesto, como a todas las mujeres de mi tiempo, con un gran rechazo al divorcio»

ROBERTO MERINO MARTÍN

RIGUROSA educación victoriana. Metódica en su escritura. La leyenda de Agatha Christie planea sobre el siglo de lo efímero con más peso que nunca. Y con la envergadura del albatros, sus alas se despliegan en forma de números, que es lo que hoy interesa: hablan de más de 1.000 millones de sus libros vendidos por todo el globo (¿quién se encargará de contarlos?). No sabía hacer otra cosa: «No soy buena conversadora, no sé dibujar, pintar, moldear o esculpir, no puedo hacer las cosas deprisa, me resulta difícil decir lo que quiero, prefiero escribirlo». Y a eso dedicó su vida. Más de 80 libros publicó la Dama del misterio.

El 19 de marzo de 1972, publica un artículo en ABC «en rigurosa exclusiva nacional» sobre su particular manera de entender la literatura. «Mi negocio es el crimen» lo titula. La reina de la intriga esboza las claves para construir una buena historia: la introducción del asesino en la trama «nunca deberá entrar demasiado tarde: eso resta interés al lector», el lugar en el que se desarrolla la novela: «Puede ser un hotel, un tren, un bar…, pero tiene que ser un lugar donde se reúnen las personas» o el arte de escribir un buen final: «Hay que tratar el desenlace con el más exquisito cuidado. Cuanto más próximo al fin se produzca, mejor».

Confieso que cuando me enteré de que Agatha Christie estuvo en Canarias, la idea de caminar tras sus pasos me sedujo notablemente. Luego supe que su visita fue fugaz, efímera. Nicolás González Lemus, en un libro lujosamente ilustrado, recoge detalles del viaje de la exitosa escritora al Archipiélago, que desembarcó en Tenerife en 1927, pensando que el paraíso canario le serviría de terapia para superar la profunda depresión que le estaba produciendo la ruptura con su marido (éste se había enamorado de otra). «En realidad, lo único que anhelaba era un matrimonio feliz. De eso estaba segura, como todas mis amigas. Presentíamos la felicidad que nos aguardaba; ansiábamos amar, ser protegidas y queridas, sin tener que variar nuestras costumbres, pero anteponiendo vida, profesión y éxito de nuestro marido; como era nuestro deber. … Me educaron, por supuesto, como a todas las mujeres de mi tiempo, con un gran rechazo al divorcio», escribió en su Autobiografía. En eso consistía la educación «victoriana», la que había recibido una mujer culta, inteligente y renovadora del panorama literario del siglo XX. Lo digo para que nadie se olvide de lo que significaba ser mujer, en Europa, hace cuatro días.

Agatha Christie buscaba sosiego, algo que le hiciera olvidar su tristeza. Se instaló en el Puerto de la Cruz, en el prestigioso Hotel Taoro, pero allí estuvo pocos días porque «el lugar no le satisfacía plenamente», asegura Lemus, y puso rumbo a Agaete, en Gran Canaria. Jaime Rubio Rosales, que fue de los primeros en quitar el polvo a la estancia de la escritora en el Archipiélago, publicó en 1990 un artículo en «La Provincia» bajo el título «Aquellos pioneros ingleses». Rubio pone el acento en la relación histórica entre ingleses y canarios. Melecio Hernández, por su parte, publica en «El Día», en 2005, el artículo «La ruta de Agatha Christie», en el que propone un recorrido por los lugares que la escritora recorrió durante su estancia en el Puerto de la Cruz. Todos ellos aseguran que la autora terminó su libro «El misterio del tren azul» en las islas. Y dos de sus relatos están ambientados en el pintoresco paisaje del archipiélago: «El enigmático Mr. Quin» y «Mrs. Marple y los trece problemas».

Su visita relámpago, una terapia de choque contra el mal de amores, resultó productiva para la británica. El genio narrativo de Agatha Christie, que languidecía en medio de una depresión clásica, reverdeció en los mares del sur y su negocio, no sabía hacer otra cosa, volvió a ser el del crimen.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación