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Mararía dice adiós a su padre

Mararía dice adiós a su padre

La trágica Mararía llora desde la madrugada del miércoles la muerte de quien la descubriera entre el calor de Femés. Rafael Arozarena, escritor, poeta y prosista, falleció a los 86 años dejando tras de sí una estela escrita entre los sueños y los símbolos de la particular filosofía «fetasiana».

Se ha despedido ya, pues, una de las aportaciones fundamentales a la literatura canaria de la segunda mitad del pasado siglo. «Cerveza de grano rojo» (considerada por él mismo como su mejor novela y una de las obras imprescindibles del movimiento «fetasiano), «La garza y la violeta», la reciente «Los ciegos de la media luna» o la propia «Mararía», de la que llegó a renegar durante un tiempo, forman parte de la colección narrativa que deja tras de sí el escritor nacido en Santa Cruz de Tenerife.

Arozarena, quien también cultivara una extensa aportación poética -desde el «Romancero canario», de 1946, hasta los «Poliedros del mar», de 2008- obtuvo en 1988, junto a Isaac de Vega, el Premio Canarias de Literatura y, ya en el año 2000, ingresó en la Academia Canaria de la Lengua.

Más allá, el Archipiélago pierde, para recuperar desde hoy en sus obras, la pluma de aquel que diera forma a una particular visión sobre la literatura, el ser humano y, sobre todo, la difícil relación con el mundo que le rodea.

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