Armengol reivindica las lenguas cooficiales en el Congreso como un puntal de la unidad de España

La presidenta de la Cámara Baja acusa al PP de «desvirtuar» el Senado y aboga por una reforma constitucional para que sea «puramente territorial»

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La presidenta del Congreso, Francina Armengol, en una imagen de archivo Jaime García

«Eso hace más por la unidad de España que muchísimas otras decisiones». Con esa frase, con esa contundencia, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, ha reivindicado este lunes el uso de las lenguas cooficiales, catalán, euskera y gallego, en la institución que dirige. ... La socialista, que se ha estrenado en un desayuno informativo en el Ateneo, icónico centro cultural de Madrid, se ha mostrado convencida de que el uso de pinganillos en un hemiciclo donde todas sus señorías hablan español, el único idioma oficial en todo el Estado, cohesiona a la sociedad, al contrario de lo que pueda parecer.

Su cargo no se explica sin la irrupción de las lenguas cooficiales en el Congreso. ERC y Junts, para apoyarla como presidenta, exigieron que se permitiese el uso del catalán en la Cámara Baja. Por extensión, también del euskera y gallego. El PSOE, hasta esta legislatura, se había opuesto con la misma firmeza que el PP, pero de la necesidad, virtud. Ahora, Armengol defiende su empleo como un puntal de la «unidad de España». Su antecesora en el cargo, Meritxell Batet, quien comparte con ella el catalán como lengua materna, ni siquiera permitió que se tramitase la propuesta nacionalista para el uso de los idiomas cooficiales. Las aritméticas parlamentarias también cambian, como las opiniones.

En su intervención inicial, Armengol ha abogado por el diálogo, casi una obligación estando en el Ateneo, lugar de debate desde el siglo XIX, y también por que la Cámara Baja se parezca más «a la sociedad a la que representa». Y en ese espejo, en el que se habla español, pero también, en algunos lugares del país, catalán, euskera y gallego, se ha mirado Armengol para defender que la «España real» es «diversa» y habla «distintas lenguas». Poco le importa, ante esa concepción, que el artículo 3.1 de la Constitución diga: «El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla».

La puesta en marcha de la traducción e interpretación de las lenguas cooficiales al castellano, como publicó ABC, le costó al Congreso casi 2,4 millones de euros del erario público. A partir de este 2025, el desembolso por esta partida se elevará hasta los 3,9 millones de euros anuales. Armengol se ha manifestado «muy contenta» por la implantación del catalán, el euskera y el gallego, lenguas habladas ya en los parlamentos autonómicos donde son oficiales, y ha insistido en que se debe ser «muy respetuoso» si se quiere representar a los pueblos que las utilizan. Esos «derechos lingüísticos» conquistados, ha advertido, habrán de ser defendidos frente a Gobiernos que los «revierten», ha apuntado, en una clara alusión al PP y Vox.

En un coloquio con periodistas en el que ha querido mantener un perfil institucional, pero en el que ha presumido de su militancia socialista, Armengol ha vuelto a apostar por una reforma de la Constitución para que, entre otras cosas, el Senado pase a ser una cámara «puramente territorial». De forma implícita, ha dicho que el PP «desvirtúa la institución» al cometer el «dislate» de que haya dos cámaras «que se ocupen de lo mismo»: controlar al Gobierno y legislar.

Deja en el aire su futuro

La presidenta del Congreso ha evitado utilizar la palabra «desleal», pero sí ha afirmado que se está utilizando la Cámara Alta para «contraponer» la acción de la Cámara Baja. Eso sí, Armengol ha defendido el bloqueo de leyes en la Mesa del Congreso mediante la ampliación del plazo para registrar enmiendas con el argumento de que es algo que no ha habido «ninguna Mesa» que no lo haya hecho previamente. Paréntesis aparte, ha insistido respecto al Senado: «Necesitaríamos una cámara puramente territorial. Eso necesitaría una reforma constitucional y si no podemos ni reformar el Reglamento... mis sueños, en un pozo, pero las utopías sirven para seguir caminando. Vemos una forma de actuar de partido que desvirtúa la institución».

Armengol ha negado que reciba instrucciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aseverado que le duele que se la haya atacado por el caso Koldo —Baleares, con ella como presidenta, fue una de las comunidades autónomas que le compró mascarillas a la trama durante la pandemia del Covid-19—, pero que ha ido siempre que se le han pedido explicaciones, y no ha descartado ningún futuro para ella; tampoco volver a ser presidenta del Ejecutivo balear. Preguntada por la posibilidad de reformar la Carta Magna para limitar la inviolabilidad del Rey, ante las presuntas irregularidades fiscales de Don Juan Carlos, ha contestado: «En la reforma de la Constitución, he remarcado la parte federal, pero ya que nos ponemos, podría ser más amplia».

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