PATRIMONIO
La Guerra Civil, reclamo turístico
La Diputación de Zaragoza financia un estudio para poner en valor los restos históricos
ROBERTO PÉREZ
La Guerra Civil forma parte de la historia y, como tal, tiene también su vertiente patrimonial que puede ser aprovechada para el turismo. Es lo que piensan dos investigadores, Irene Abad Buil e Iván Heredia Urzáiz, y lo que comparte la Diputación de Zaragoza, presidida ... por el socialista Javier Lambán, que ha decidido financiarles con 10.000 euros un estudio para determinar cómo sacar partido turístico a ese patrimonio ligado a la Guerra Civil que existe en diversos puntos de esta provincia.
El proyecto ha sido seleccionado como uno de los tres de más interés que se han presentado a la convocatoria de ayudas del «Cuarto Espacio» de la Diputación de Zaragoza, subvenciones con las que se apoyan trabajos que contribuyan al desarrollo de las comarcas de esta provincia. Este proyecto en concreto consistirá en identificar los «lugares de la memoria» de la Guerra Civil: edificios, monumentos o enclaves con un significado especial en aquel enfrentamiento bélico y en la inmediata posguerra.
La Diputación de Zaragoza considera que el interés es evidente. Hay un patrimonio que está lastrado por el olvido, pero que debería ser protegido culturalmente y, al mismo tiempo, ser aprovechado para el turismo. En definitiva, sacar partido cultural y turístico a restos que son parte de la historia y que pueden ayudar económicamente a las comarcas en las que se localizan.
El proyecto apoyado por la Diputación de Zaragoza destaca que, en contra de lo que ocurre actualmente en esta provincia —y por extensión en Aragón—, hay ejemplos en no pocas localidades europeas que han aprovechado el potencial de este tipo de patrimonio bélico. Son enclaves en los que se han creado centros de interpretación, exposiciones o visitas guiadas, y en ocasiones se acompañan de programas educativos y de investigación histórica.
Según informó ayer la Diputación de Zaragoza, el proyecto que ha decidido financiar «se propone establecer, clasificar y catalogar los elementos que componen el patrimonio histórico de la Guerra Civil en esta provincia, y estudiar su proyección económica, social, cultural y educativa como fuente de desarrollo económico para sus localidades».
Beneficios sociales
Los promotores de esta idea destacan los beneficios sociales, culturales y económicos que puede conllevar la conservación y promoción de estos espacios, como ha quedado demostrado en otros puntos de Europa.
En la provincia de Zaragoza, el caso más emblemático es el Pueblo Viejo de Belchite, todo un casco urbano que quedó condenado al abandono como consecuencia de la Guerra Civil. Primero sufrió de lleno su posición en plena línea de frente, con luchas encarnizadas y su ocupación por parte de uno y otro bando. Sus edificios quedaron marcados por el fuego de la guerra y, tras ella, el régimen de Franco decidió construir un nuevo Belchite al lado del caserío originario, que acabó despoblado por completo años después. Sus calles, sus plazas y sus edificios, algunos de ellos de interés histórico-artístico, quedaron para siempre como testigos mudos de lo que es una guerra.
El Pueblo Viejo de Belchite suele recibir visitantes atraídos por esa dramática parte de su historia. Incluso ha servido de escenario para películas. Pero la falta de un plan de consolidación ha hecho que, con el paso del tiempo, la ruina haya avanzado de forma alarmante. Cada año que pasa se nota que queda menos en pie. Hay más escombros y menos muestras de lo que fue el pueblo.
En los últimos años se han acometido obras de restauración en algunos elementos muy concretos, pero la falta de fondos públicos impide acometer un programa más global de consolidación de los restos arquitectónicos de esa localidad. El Pueblo Viejo de Belchite está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y, desde hace tiempo, cuenta con un plan director para su conservación. El problema es la falta de dinero, porque la inversión necesaria es muy abultada. Hasta ahora se han restaurado el Arco de la Villa y la Torre del Reloj. La semana pasada comenzó la rehabilitación del Arco de San Roque, pero el resto de ruinas y edificios siguen esperando.
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