El tormentoso «noviazgo» del PSOE y Podemos en Aragón

El PP fue el partido más votado tanto para el Ayuntamiento de Zaragoza como para el Gobierno aragonés. Sin embargo, se quedó muy lejos de la mayoría absoluta en ambos casos. El multipartidismo se disparó en esos comicios y el juego de alianzas abrió la puerta a una nueva combinación de izquierdas: el PSOE dio su voto a Pedro Santisteve para que ZEC –la coalición municipal liderada por Podemos e IU– pasara a gobernar en el Consistorio zaragozano –y tras dar su voto a la investidura, los socialistas optaron por quedarse en la oposición–; y para el Gobierno aragonés se dio la misma combinación, pero a la inversa: Podemos le dio su voto al socialista Javier Lambán para que el PSOE tomara las riendas de la Comunidad autónoma, pero hasta ahí llegó su compromiso de legislatura, porque el partido de Pablo Echenique optó por quedarse en la bancada de la oposición en las Cortes regionales.

Así las cosas, cada vez que ZEC –en el Ayuntamiento zaragozano– o el PSOE –en el Gobierno aragonés– tienen que sacar adelante un proyecto que requiera del voto del plenario, quedan en manos de que los socialistas –en el caso de Zaragoza– o Podemos –en el Parlamento regional– les den su beneplácito.

Es el espinoso escenario al que se enfrenta el Ejecutivo regional de Lambán ante la próxima votación de su gran primer proyecto de ley de legislatura, el de los presupuestos de la Comunidad autónoma para 2015. Espinoso escenario, entre otras cosas, porque las relaciones con Podemos andan en horas bajas tras la espalda que el PSOE le ha dado a ZEC en el Ayuntamiento de Zaragoza. Le ha tumbado el proyecto de ordenanzas fiscales municipales para 2016, que es tanto como herir, de antemano, el proyecto de presupuestos del Ayuntamiento para el primer año completo de mandato del alcalde Santisteve.

El PSOE se ha unido al PP y a Ciudadanos en la capital aragonesa para votar unas ordenanzas fiscales alternativas, distintas a las que había planteado ZEC. Así, el gobierno municipal se ve condenado a capear las arcas del Ayuntamiento con un cuadro de ingresos fiscales que no es el que había planeado, sino el que les viene impuesto desde la oposición.

Las diferencias son sustanciales. Con las ordenanzas aprobadas ayer frente a ZEC por PSOE, PP y Ciudadanos, el tipo impositivo del IBI residencial disminuirá en la capital aragonesa un 21,7% en 2016 para compensar la subida de los valores catastrales, mientras que se mantendrá para el resto de usos.

La propuesta de ZEC de gravar más a comercios y oficinas a partir de un umbral de 750.000 euros de valor catastral -anteriormente la habían fijado en 230.000 y, posteriormente, en 500.000 euros- tampoco ha salido adelante, por lo que se mantendrá el umbral en el millón de euros.