Hazte premium Hazte premium

Tribunales

El forense del «crimen de los tirantes» incrimina al antisistema Lanza y tumba su versión

El autor de la autopsia subraya que la víctima murió por una brutal retahíla de puñetazos y patadas que le machacaron el cráneo, no por golpearse al caer ni por sufrir patologías previas

«Me impresionó la deformidad de la cara de la víctima», indicó ayer una de las dos doctoras (en la imagen) que atendieron a Víctor Laínez tras ser atacado por Rodrigo Lanza (a la derecha de la imagen) Efe
Roberto Pérez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El forense José Manuel Arredondo, director del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) y coautor de la autopsia del «crimen de los tirantes» , aseguró este jueves durante el juicio al antisistema Rodrigo Lanza que su víctima no murió ni por golpearse al caer al suelo ni por sufrir patologías previas -como sostiene la defensa del acusado- sino por la brutal retahíla de puñetazos y patadas que le machacaron el cráneo. «Me impresionó la gravedad y la deformidad de la cara y de la cabeza» de la víctima, indicó ayer en el juicio una de las doctoras que de urgencias.

Arredondo y la forense María Aránzazu Ortubia practicaron la autopsia por orden del juez que instruyó las diligencias cuando se produjo el crimen que le costó la vida a Víctor Laínez. La víctima tenía 55 años y le gustaba llevar unos tirantes con los colores de la bandera de España. Lanza, que no lo conocía, se cruzó con él en un bar de copas en la madrugada del 8 de diciembre de 2017. Minutos antes, al verlo en el bar, en el grupo en el que iba Lanza se habían referido a ese hombre como un «fascista».

[El antisistema Lanza abandonó a su víctima ahogándose en sangre tras reventarle el cráneo]

Este es el segundo juicio por aquel crimen. El primero se anuló por gruesas anomalías que desembocaron a una polémica sentencia en la que Lanza fue condenado a cinco años por imprudencia homicida, en vez de por asesinato. Aquel primer tribunal fue presidido por el magistrado José Ruiz Ramo , de la sección tercera de la Audiencia de Zaragoza. Este segundo juicio lo dirige su compañera María José Gil Corredera , magistrada de esa misma sección de la Audiencia de Zaragoza. [«Si pudiera me marchaba», espeta la magistrada del «crimen de los tirantes» en pleno juicio]

Declaraciones de los médicos

Este jueves, durante la cuarta sesión del juicio, fue el turno de los forenses, los peritos médicos aportados por la acusación y la defensa, y los médicos que atendieron a la víctima cuando llegó moribundo al Hospital Clínico de Zaragoza, donde Laínez murió tras varios días en coma.

A la izquierda, Rodrigo Lanza antes de ser encarcelado en Zaragoza. A la derecha, su renovada imagen con la que aparece en los juicios por el «crimen de los tirantes» Ep

El abogado del antisistema, Endika Zulueta, intenta sostener que Laínez no murió directamente por la agresión que le propinó su cliente, sino que se rompió el cráneo al caer al suelo y que se le paró el corazón porque tenía patologías previas. Esa versión le permitiría encajar su tesis de la defensa propia o, en su defecto, del homicidio imprudente en vez del asesinato. Pero los intentos de Zulueta han sido tumbados por los forenses , que además destacaron que la víctima no presentaba ninguna lesión defensiva y que fue atacado por la espalda. Eso indica que no tuvo opción de defenderse y tumba igualmente la versión del antisistema de que actuó en defensa propia porque se sintió amenazado y tuvo «pánico».

Respecto al motivo de la muerte, Arredondo –secundado por la forense Ortubia- fue tajante: la fractura craneal más grave fue forzosamente provocada por un golpe propinado a la víctima de forma intencionada. «La posibilidad de que [esa fractura] se hubiera producido al caerse es nula», remarcó.

Murió por una brutal retahíla de golpes

Y, además, subrayó que presentaba múltiples traumatismos craneofaciales, que en su conjunto fueron los que le causaron la muerte. Es decir, que, a juicio del autor de la autopsia, tampoco cabe achacar el fallecimiento a un único golpe sino a todos los que le propinó Lanza y que la víspera relataron también un grupo de jóvenes que en ese momento estaban en el bar. Uno de esos testigos confesó que aún le quita el sueño recordar lo sucedido y que, en la escena del crimen, vomitó tras ver el estado en que Lanza había dejado a su víctima, totalmente desfigurado y con la cabeza sangrando «por todos lados».

De los nueve médicos que ayer declararon sobre la muerte de Víctor Laínez, los dos peritos fichados por el abogado del antisistema fueron los únicos que respaldaron sus tesis , aún sin negar que se trató de una muerte homicida.

El cráneo destrozado paró el corazón

Especialmente contundentes fueron los testimonios de los dos forenses y de los tres médicos que testificaron como peritos de la acusación. Los cinco, de una u otra forma, coincidieron en que la muerte cerebral no se produjo por una parada cardíaca relacionada con patologías previas sino que fue precisamente el brutal traumatismo craneal el que paró momentáneamente su corazón. En cualquier caso, coincidieron en que esas paradas cardiorrespiratorias no fue las que lo mataron, sino el letal traumatismo craneal. En este sentido, resaltaron igualmente que, en una persona totalmente joven y con una salud perfecta, también resultaría fatal un destrozo craneal como el que presentaba Laínez .

Respecto a qué provocó la fractura craneal más grave que presentaba la víctima, la defensa sostiene que se la produjo al caer tras propinarle el antisistema un golpe «defensivo». Pero tanto los forenses como los peritos de la acusación coincidieron en que eso no encaja con el estado que presentaba el cráneo de la víctima. Insisten en que una fractura de ese calibre y características pudo producirse o por una fuerte patada o por un violento golpe propinado con un objeto contundente.

Antes de los forenses y de los peritos habían declarado las dos doctoras que atendieron a la víctima cuando llegó a las urgencias del Hospital Clínico de Zaragoza. «Me impresionó la gravedad y la deformidad de la cara y de la cabeza» de la víctima, indicó ayer una de esas doctoras.

Lanza, nieto de un militar que disfrutó de altos cargos en la dictadura chilena del general Pinochet, ya fue condenado a cinco años de cárcel en Barcelona en 2009, por dejar tetrapléjico a un policía municipal durante unos disturbios okupas. Ahora, tanto la Fiscalía como las acusaciones piden para él 25 años de cárcel por un delito de asesinato agravado por motivos ideológicos.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación