CARTAS AL ALCALDE
Un frenesí de Cavas
Aún es un farde quedar a comer en Lucio, y siempre hay comensales esperando su turno de mesa incluso en la acera
Madrid
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Iniciar sesiónAlgo de honda curvatura tiene la Cava Baja, y su eje se llama Casa Lucio, donde el Rey, éste, en curso, y el emérito, han comido huevos fritos, y el jamón se lo regala la mismísima hija de Lucio a los poetas de vitola. En ... estos días hay turisteo de todos los colores, en Madrid, y la multitud va y desemboca en la Cava Baja, porque la Cava es un alegrón de restaurantes, un frenesí de tapas.
Aún es un farde quedar a comer en Lucio, alcalde, y siempre hay comensales incluso en la acera, esperando su turno de mesa, porque hay mucho viajero que sabe que venir a Madrid, y no amarrar en Lucio es como olvidar el selfi preceptivo de la Puerta del Sol, que dice usted que está acabada de obras, pero no tanto, alcalde. Hay mucho bulto de personal por la Cava, en estos días navideños, y cunden las cenas de empresa, esa costumbre indescifrable, y así se animan varios restaurantes históricos, como La Chata, que tiene horno de recreo, y azulejos de fachada, o bien la Posada de la Villa, que es un torreón de esquina con tres restaurantes dentro, uno por planta.
Siempre me sedujo de la Cava que aún conserva, en la noche, sus luces de bandoleros, y en el mañana su contento de calle inaugural y bien regada. Ahí quedan establecimientos con título de antañazo, como la Posada del León de Oro, o La Colchonería, o La Antoñita, 16, Jabones, que hoy es un triunfante mesón restaurado.
Dice Sabina, magistral de vagabundeos, que en Madrid, a las diez de la mañana un atasco es directamente un coñazo. Pero un atasco de las tres de la mañana es poesía. Razón lleva, alcalde. Y la reflexión de fortuna nos sirve para añadir que un atasco en la Cava Baja, a cualquier hora, es también poesía, porque hablamos del alterne de la birra, del zigzag de ir pidiendo en el bar vecino la copa siguiente, de hacer callejeo ente valquirias que han venido a conocer a un torero y parejas de Valladolid que repiten luna de miel en el foro.
Funciona un localito de grato nombre sugeridor, Taberna de Conspiradores, y alguna barra de barroco aire andalusí, gitanitos incluidos, avivando el trajín. Abriendo la Cava Baja, o cerrándola, según se quiera, asoma Lamiak, otra catedral del tapeo que en su día fue La Mandrágora, nido de los golfantes de los ochenta que desayunaban un último whisky antes de irse a la cama. Solos, o acompañados.
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