El yihadista vagabundo de Granada que quería emular a su hermano mártir en Siria
El joven detenido vivió durante años en Cádiz y Granada de los Servicios Sociales
Su radicalización fue con el móvil y se dedicaba a compartir contenido «muy violento» de Daesh

En un banco en plena calle en Granada, donde iba a pasar la noche a la intemperie en una plaza, es el lugar fue detenido el último yihadista en Andalucía por los Servicios de Información de la Guardia Civil. Es un marroquí de 24 ... años muy radicalizado, que ya suponía una amenaza para la seguridad. Este joven había nacido en una familia numerosa, donde con 13 años vio un ejemplo de muyaidín muy cercano. Su hermano se fue a Siria en 2013. Las fuentes consultadas por ABC explican que fue uno de los combatientes extranjeros que se enrolaron en Estado Islámico (Daesh). Uno de aquellos miles de convencidos que fueron a luchar por el califato y murieron. El hermano del detenido era un mártir.
Y esa figura estuvo siempre presente, hasta que once años después, siguiendo aquel ejemplo, aquel niño que vio morir a su hermano por Alá se convirtió en parte de esa misma lucha, pero primero como munasir o combatiente de la palabra por plataformas de internet. «Uno de los indicadores de riesgo más importantes en la radicalización está en el plano familiar o por ascendencia. Éste tenía un modelo a seguir», añaden las fuentes.
El arrestado accedía de manera habitual a lugares de propaganda terrorista en internet. Había llegado a crear una plataforma para agregar y difundir contenido yihadista, en la que llegó a aglutinar más de 30 gigabytes de material multimedia oficial de Daesh de alto contenido violento. «Compartía ejecuciones o atentados. La propaganda más violenta», señalan fuentes de la investigación. Destaca el uso intensivo de bots, aplicaciones automatizadas diseñadas para interactuar con personas y para proporcionar información a demanda de determinadas aplicaciones de mensajería.
A los investigadores de la Guardia Civil les preocupó mucho la autocapacitación que tenía este sujeto para prepararse para llevar a cabo acciones violentas. No había riesgo de cometiera un atentado a corto plazo, pero tenía material «muy violento» para instruirse en el combate urbano o en cómo se podían fabricar bombas. Según las fuentes, siempre emulando el plano militar de la yihad.
Y todo lo hacía con un móvil. No necesitaba más. Solo un terminal con conexión a internet que usaba como un pequeño ordenador: descargaba, almacenaba, gestionaba, mensajeaba y compartía todo lo que creía pertinente. Era su ventana por la que se adentraba en los preceptos más radicales del Islam. A través de ese móvil era como librara su 'guerra santa' con la memoria de su hermano fallecido en combate en Siria como aliciente.
Era escurridizo, ya que no tenía domicilio fijo, ni tampoco trabajo. «Sobrevivía como podía», apuntan las fuentes consultadas por ABC, que explican que llegó a España antes de la pandemia, por lo ya llevaba años en el país. No era nuevo. Además, no siempre estuvo en Granada. Al principio vivió por Cádiz, pero hace unas semana llegó a Granada. «No tenía arraigo. Se le detectó en Granada en la calle, pero sabemos que estuvo en más lugares de Andalucía. Siempre sobreviviendo», aseveran las mismas fuentes.
Servicios sociales
Sin domicilio, al rastrear su identidad se desveló que durante años vivió de los Servicios Sociales. De lo que le iban dando en los centros de beneficencia, en puntos de asistencia, lugares de acogida o, incluso, en viviendas sociales de las propias administraciones. Vivía de lo que le iban dando los diferentes gobiernos para salir de su situación de exclusión social. Esa en la que no le faltaba el móvil para escuchar a los predicadores más radicales del Daesh.
A veces, cuando tenía dinero llegaba a dormir en hostales y otras, cuando no tenía nada para pagar una habitación o no había un centro social que lo acogiera, lo hacía en la calle. Es donde fue detenido, convertido en vagabundo en Granada, sin que nada hiciera sospechar a simple vista que directamente en la calle.
Tras ser detenido por los Servicios de Información de la Guardia Civil fue puesto a disposición de la autoridad judicial. Este tipo de casos se llevan en la Audiencia Nacional, por lo que fue uno de sus magistrados el que lo envió a prisión con las pruebas recabadas por la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
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