Los últimos flecos del difícil acuerdo de Doñana se cierran sobre la bocina

Ese encuentro tuvo otro efecto e, igual que activó una cuenta atrás, paró otra: la de la tramitación de la ley de reordenación de los regadíos en el entorno de Doñana. La norma, que debía haber ido al Parlamento para obtener la luz verde de la Cámara andaluza, «se metió en un cajón», según indicó el PP andaluz. Parón en seco. La norma quedó como 'rehén' en caso de que no hubiese acuerdo sobre el espacio natural porque no se retiró, solo se suspendió.

Pero no hará falta usar ese comodín. Fuentes de la negociación con las que ha hablado ABC se muestran muy «optimistas» sobre el desarrollo de las conversaciones entre la Junta y el Gobierno central. Tanto que el anuncio del acuerdo es inminente, deslizan. Ambas partes -el Ejecutivo de Juanma Moreno y el Gobierno central- coinciden en los términos en que describen las conversaciones: buena dirección, entendimiento, lealtad...

Después de casi dos años de relaciones más que tensas y tiras y aflojas desde La Moncloa y San Telmo a cuenta de Doñana, ambas partes parecen haber encontrado la sintonía que, hasta ahora, parecía imposible.

La sintonía por ambas partes es tal que el Gobierno andaluz, que primero indicó que si pasaba un día de este viernes 3 de noviembre resucitaba la ley de regadíos, no piensa hacerlo. Lo anunció el consejero de Medio Ambiente y portavoz del Gobierno andaluz, Ramón Fernández-Pacheco, hace dos semanas. Ese plazo ya no es inamovible, están dispuestos a tener cintura con los tiempos.

Desde el Gobierno central también ceden. Aceptaron a acudir a Sevilla a negociar, algo que en octubre se leyó como una concesión a la Junta. También son flexibles con el plazo de un mes dado. Fijarse un día concreto para presentar el acuerdo, señalan, no tiene sentido y solo «entorpece». Hay voluntad de acuerdo y eso exige flexibilidad, que ambas Administraciones garantizan.

Aunque el 3 de noviembre ya no es la fecha para que todo salte por los aires, sigue siendo una referencia. Esa cintura con los plazos es real pero no eterna. Fuentes de la negociación señalan que las reuniones no se van a eternizar. El acuerdo está muy cerca. Mucho, subrayan.

La prueba más palpable de que hay un pacto próximo es el silencio que impera en todas las partes implicadas. La Junta, el Gobierno central, los alcaldes de la zona, los ecologistas, los agricultores... Nadie habla. Un alto cargo de la Junta lo explicaba sin tapujos hace un par de semanas: «Lo mejor para que reventar un acuerdo es radiar lo que se habla. Cuando se quiere un pacto, es todo discreto».

Este acuerdo no es solo de intenciones. También hay que repartir 356 millones de euros que el Gobierno central comprometió con Doñana y su entorno. Con ese dinero no habrá compra de tierras por parte del Ministerio. Eso lo descartó la propia Teresa Ribera. Pero hay muchas otras opciones para dar un futuro a la zona lejos de los cultivos del fruto rojo.

Dentro del acuerdo hay muchos flecos. Son los que están 'peinando'. Qué planes económicos como alternativa al regadío se implantan en la zona. Iniciativas de empleo; ayudas a sectores de la zona del entorno de Doñana...

Mientras se anuncia el acuerdo, hay dos cuestiones de fondo. La primera es el cierre definitivo de la adquisición de la finca de 7.500 hectáreas para ampliar Doñana. Costará 70 millones de euros pero el Gobierno andaluz sigue ultimando los detalles. El Presupuesto de 2024 tiene consignados casi 25 millones de euros en Huelva para la «adquisición de terrenos de alto valor ecológico en el entorno de Doñana». Se refiere a la compra de la finca, explicó ayer Fernández-Pacheco.

Por otro lado el Ministerio para la Transición Ecológica sacó a información pública esta semana una iniciativa para el deslinde de terrenos en el entorno marítimo-terrestre junto al parque natural. Una suerte de 'cinturón' para blindar Doñana.